Bankia vende 150 millones en fallidos de consumo y tarjetas antes de unir BMN

  • El 'proyecto Sopelana' eleva por encima de los 3.300 millones la colocación de carteras de créditos y activos inmobiliarios en tres años.  
Fotografía de Bankia
Fotografía de Bankia
EFE

Bankia ha mantenido inalterado su guión en la limpieza del balance con la venta de carteras de fallidos a pesar de la inminente integración de BMN, que sí podría replantear estrategias para desembarazarse del ladrillo conjunto. El banco selló, en concreto, la transferencia de un portfolio con otros 150 millones de euros en financiación problemática en los últimos compases de 2017, confirmaron fuentes financieras sin desvelar la identidad del comprador.

El bautizado ‘Proyecto Sopelana’ incorpora créditos con dificultades de cobro al consumo y en tarjetas, provisionados por aplicación regulatoria al 100%, de forma que el talón cobrado computa directamente como plusvalías. La operación es susceptible de reportar alrededor de 7 millones a Bankia dado que esta clase de carteras suele alcanzar un precio de entre el 2 y 7 por ciento del valor nominal en función de la calidad de los activos.

La importancia de transacciones así va más allá del ingreso porque su lógica es, sobre todo, desembararzarse de los costes que el recobro lleva asociado liberando al personal dedicado a dichas funciones para otras transacciones y avanzar en el proceso de saneamiento integral.

Bankia fijó la limpieza del balance entre las prioridades del plan 2002-2015, cuya renovación se espera en el arranque de 2018, junto a una mejora de resultados, rentabilidad y eficiencia. La hoja de ruta había sido pospuesto en un primer momento por las incertidumbre de la crisis y después para poder diseñarlo una vez integrado ya BMN.

La apuesta por ventas de carteras fue decisiva precisamente para superar el objetivo fijado en dicho plan de sacarse de encima 50.000 millones en activos improductivos -a finales del trienio había reducido la exposición en 51.400 millones-. Y, desde su finalización en 2015, la entidad se ha liberado de una exposición de, al menos, 3.300 millones en activos deteriorados; créditos al consumo o con pymes en su mayoría, pero también porfolios ligados al mundo inmobiliario transferidos todos ellos a firmas especialistas como Oaktree, Bain Capital, D.E. Shaw, Deutsche Bank, Cerberus o Lindorff.

La mayor transacción -después de evacuar préstamos e inmuebles ligados al mundo inmobiliario con un valor de más de 22.417 millones a la Sareb en 2012- se cocina, sin embargo, ahora. Bankia baraja emular al Santander y BBVA y sacar al mercado toda o la mayoría de la exposición al ladrillo con que contará cuando complete la absorción de BMN.

La entidad dirigida por José Ignacio Goirigolzarri ha contactado con varios de los intermediarios que suelen resolver este tipo de operaciones para conocer alternativas antes de tomar una decisión. En conjunto, ambos bancos pueden sumar unos 5.000-6.000 millones, cifra que aún siendo relevante está lejos de los 30.000 millones brutos que el Santander desconsolidará al vender su control a Blackstone o los 14.000 de BBVA, en una medida similar con Cerberus; y cuya rauda solución está ejerciendo precisamente control sobre el resto de bancos para que sigan sus pasos.

En el caso de Bankia el ejercicio se solapará en el tiempo con su vuelta al mercado de la financiación de promociones inmobiliarias e inversiones de capitales este año, del que tuvo que salir por perrogativa de Bruselas entre los condicionantes establecidos en el plan de reestructuración tras recibir en 2012 ayudas públicas. Para retornar al nicho de actividad ha nombrado recientemente a Alberto Manrique máximo responsable de la Dirección de Promotores, un negocio en fuerte auge y donde la banca aprendió a fuego las lecciones de la crisis, instaurando criterios más conservadores a la hora de otorgar financiación.

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