BBVA, Bankia y Abanca, a la gresca con la Sareb por tener que pagarle 60 millones

  • Las entidades llevan a arbitraje al 'banco malo' porque dos emisiones de bonos por 14.336 millones han comenzado a devengar rentabilidades negativas. 
El presidente de la Sareb, Jaime Echegoyen. (EFE)
El presidente de la Sareb, Jaime Echegoyen. (EFE)

El euribor negativo y un cambio legislativo del Banco Central Europeo (BCE) ha sembrado un cisma en la Sareb. BBVA, Abanca y Bankia han llevado al ‘banco malo’ a arbitraje porque, en lugar de pagarles una rentabilidad por los bonos, les pasará una factura de alrededor de 60 millones de euros porque se ha girado a 'números rojos' el cupón en dos emisiones de títulos recién refinanciadas.

El problema se genera en dos emisiones con vencimiento anual por un saldo global de 14.335,9 millones (una la refinanció en diciembre con un saldo de 10.262,6 millones y otra el 28 de febrero por 4.073,3 millones). Según el contrato firmado en 2012 y 2013 con las entidades rescatadas que le trasfirieron sus activos, los cupones se calculan sobre el euríbor a tres meses más un diferencial ligado a ciertos títulos del Tesoro, que para el caso se sitúa en el +0,030 y -0,10%. Como el indicador europeo cotiza alrededor del -0,327%, los bonos Sareb han pasado a ser como las letras del Tesoro, y en lugar de bonificar al inversor le costarán dinero.

El conflicto ha tardado en manifestarse porque el BCE no aceptaba bonos con cupón negativo de colateral cuando las entidades acuden a su ventanilla, pero un cambio en estas reglas de juego el pasado año ha prendido el incendio y las tres entidades -Bankia, BBVA y Abanca- han elevado su protesta a arbitraje.

En el mercado confían que la disputa se resuelva de forma amistosa entre compañía y accionistas. Les separa alrededor de 60 millones de ‘cobro’ después de que el conjunto de las emisiones de bonos hayan devengado 2.700 millones en remuneraciones a las entidades cedentes durante los cinco años de vida de Sareb.

La Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria pagó 50.781 millones de euros en bonos por los 200.000 activos recibidos en su día cuando se limpió la exposición tóxica en las entidades receptoras de ayudas. El 80% eran préstamos con promotor y un 20% inmuebles adjudicados (viviendas, suelos, oficinas, locales, etc). Tras amortizar -devolver o repagar- 12.800 millones a dichas entidades, la emisión viva ronda los 37.900 millones (incluídos los bonos conflictivos).

El valor nominal original del crédito a construcción y ladrillo ascendía a unos 107.0000 millones de euros y el Banco de España fijó el precio con un descuento cercano al 50%, que posteriormente ha sido muy inferior porque obligó a la Sareb a reconocer sus valoraciones reales con una retasación cuando el precio continuaba cayendo en el mercado. Ese ejercicio ha truncado sus resultados hasta ahora porque se ha visto en la tesitura de acumular millonarias provisiones, ahorrándoselas a las entidades que le vendieron las problemáticas carteras.

Ha vendido un 27% de los activos en cinco años

La mayor transferencia la efectuó el grupo BFA-Bankia con un volumen de activos por los que recibió 22.317 millones de euros en bonos (a sumar ahora BMN, que obtuvo un talón en deuda de 5.820 millones en su momento). La Sareb entregó títulos por otros 6.708 millones a CatalunyaCaixa, posteriormente absorbida por BBVA; 5.095 a Novagalicia (actualmente Abanca); 3.127 millones a Caja España-Duero, en proceso de absorción por Unicaja; 2.212 millones a Caja3 (integrada en Ibercaja); 2.918 millones en bonos a Liberbank, 1.962 millones a Banco de Valencia (hoy en Caixabank) y 610 millones a Banco Gallego (propiedad de Sabadell).

La sociedad lanzó varias emisiones a uno, dos y tres años, que se van refinanciaciando cuando alcanzan el vencimiento. El problema ha saltado en el menor plazo. La expectativa es que vuelva a cupón positivo cuando se renueven a finales de ejercicio y principios de 2019 si, como se espera, la curva de tipos comienza a recoger las expectativas de subidas del precio del dinero por parte del Banco Central Europeo (BCE). Si no ocurre, el riesgo será que la rentabilidad negativa acabe extendida a más emisiones.

La caída del euríbor ha dado así oxígeno a las finanzas de la Sareb, aunque sus cuentas han tenido que encajar el coste de un contrato de cobertura o swap firmado en su día para evitar justo lo contrario: que se disparase la factura si el euríbor escalaba, además de las abultadas provisiones derivadas de la retasación exigida. Para los bancos el desplome en la rentabilidad de los bonos Sareb ha sido, cuando menos, un disgusto por la presión añadida ejercida sobre un margen financiero en caída permanente por el hundimiento también en los intereses del crédito y la falta de nuevo negocio.

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