Caixabank para el golpe de la crisis en Cataluña, sin cifras sobre los depósitos

  • Admite que el 1-O precipitó una fuga de ahorros "moderada", que ha revertido, y desvela que captó ahorro en seguros y fondos de inversión en octubre.
Fotografía de Gonzalo Gortázar
Fotografía de Gonzalo Gortázar
EFE

Los resultados más dulces con la situación más complicada. Caixabank inauguraba ayer etapa en Valencia con unos beneficios récord que resultaron ensombrecidos por la crisis Catalana. Según la narración de su consejero delegado, Gonzalo Gortázar, el banco ha parado el golpe porque, al cambiar raudo la sede cuando la “intranquilidad” de la clientela comenzaba a ocasionar fugas de depósitos tras la celebración del referéndum, se frenaron los reembolsos y “revirtió” la tendencia.

Pero esquivó los codiciados números. El banquero minimizó, sin cifrar, la salida de dinero asegurando que “fue moderada” frente a algunas estimaciones que elevan la sangría en la banca catalana a alrededor de 10.000 millones de euros en el peor momento. Eludió abonar la polémica y, sin aclarar si la entidad ha recuperado íntegros los saldos perdidos o el número de cuentas espejo abiertas para tranquilizar a clientes inquietos en otras provincias, concedió que la comparativa interanual del ejercicio completo resultará positiva.

En la presentación con analistas fue un poco más allá al desvelar que, a pesar de la amenaza secesionista, Caixabank continuó “teniendo un crecimiento positivo” en los fondos fuera de balance. Lo que significa decir que, en lugar de sufrir pérdida de ahorro en los productos distintos a cuentas corrientes e imposiciones a plazo, logró aumentar el patrimonio administrado de clientes en fondos de inversión y en contratación de seguros.

El temor a los reembolsos y a que la marca saliese “contaminada” están, de hecho, detrás del traslado fuera de Cataluña de algunas gestoras, firmas de valores y aseguradoras (Catalana Occidente, Zurich, Axa, MGS Seguros o Divina Pastora, entre ellas). En el marco de la mudanza integral de sedes de las sociedades de La Caixa, el grupo ha trasladado a Madrid el domicilio de VidaCaixa, SegurCaixa Adeslas, la financiera o las filiales de tarjetas.

Una decisión que defendió como “puramente técnica" sin presiones del Gobierno aún cuando le facilitó el traslado exprés sin tener que pasar por una junta de accionistas modificando 'ad hoc' la regulación, y aseguró que “que no es temporal” a pesar de los rumores de que cuando las aguas se calmen retornaría a la Ciudad Condal donde la caja de Barcelona, germen del grupo, fijó la residencia que abandona en favor de la ciudad del Turia en 1844.

El cambio de sede no es temporal

La entidad llegó al 30 de septiembre, víspera de la celebración del referéndum que ha disparado la crisis secesionista, con las mejores cuentas de su historia: 1.488 millones en beneficios, un 53% más que la ganancia comparable el año previo, gracias a la evolución del negocio típico y tradicional de clientes -sin ‘maquillajes’ de extraordinarias-, el buen momento en contratación de los citados productos fuera de balance y el salto de escala que propina con la integración desde febrero del portugués BPI. Y con una hucha extraordinaria de liquidez de 74.000 millones que triplica el umbral mínimo requerido por la regulación.

Ahora bien, en una inusual declaración frente a los comentarios más tibios durante el auge del pulso independentista, el banquero alertó de los severos perjuicios si la situación se enquista. El banco no ha modificado su previsión sobre el crecimiento de la economía ni el plan estratégico en 2017 ni 2018, aún cuando Gortázar reconoció que la tensión política afecta a las decisiones de consumo y está paralizando “decisiones de inversión”.

Sin querer, de nuevo, entrar a valorar la situación ni echar leña al fuego de la ya viva polémica, el ejecutivo deslizó su confianza en “nuestros gobernantes” para reconducir la situación y resolverla.Si se dilata, el impacto será dañino. Si no es así, será solo un paréntesis y podremos salir de este parón”, alertó.

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