El crédito al consumo se resiente y pierde empuje en Cataluña en el año del 'procés'

  • Las compras a plazo avanzaron un 6,1% pero es menos de la mitad lograda el ejercicio previo y contrasta frente al 14,7% registrado en toda España. 
Gráfico del crédito al consumo durante 2017.
Gráfico del crédito al consumo durante 2017.
Gráfico del crédito al consumo durante 2017.

La inestabilidad política e incertidumbre económica desencadenada por el referéndum soberanista en Cataluña no dejará una mella tan acusada como temían servicios de estudios privados y organismos como el Banco de España, pero distorsionó su actividad. El penúltimo termómetro que lo atestigua es el crédito al consumo con un frenazo en el galopante avance del que venían disfrutando hasta que la intranquilidad se apoderó de la calle. Su progresión cae en Cataluña desde casi un 15% interanual al 6% en el año del ‘procés’ y contrasta vivamente frente al 14,76% registrado en el conjunto nacional con hasta siete autonomías con expansiones de doble dígito (Madrid, Valencia, Canarias o Andalucía, entre ellas).

Las compras a plazo, bien con financiación en el punto de venta del artículo adquirido, tirando de tarjeta o vía préstamo al consumo han saltado en España hasta casi acariciar el record histórico de 2008, que el presidente de la Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Crédito (Asnef), Fernando Casero, descuenta se cruzará en el presente ejercicio. La concesión ascendió a 31.026 millones de euros. Bastará con que el saldo engorde un 1,9% para batir los 31.599 millones máximos fijados cuando tocó techo y entró en una espiral a la baja de la mano de la doble recesión y la renuencia de los hogares a endeudarse.

La recuperación del empleo y la expansión de la demanda interna están detrás del empuje por cuanto la confianza ha tomado el relevo a la necesidad de mirar bien hasta el último euro invertido por temor a perder el empleo cuando venían peor dadas. La banca se está volcando además este nicho de negocio para compensar los bajos márgenes originados en negocios como las hipotecas. Nunca antes se habían formalizado, de hecho, tantas operaciones: 10,66 millones frente a los 7,7 millones en financiaciones de aquel 2008.

Pero va por barrios o regiones. Las cifras regionales son menos afinadas que el balance global al ser estimaciones con los volúmenes reportados por las filiales de consumo de los bancos, financieras de marca como las de fabricantes de vehículos o especialistas como Cetelem a la patronal. Pero sirven para tener una orientación de los comportamientos y, en el caso de Cataluña revelan que pierde peso sobre el conjunto nacional con el más atenuado desarrollo. Si en 2016 el 14,5% del crédito al consumo se originaba y disfrutaba allí, un año después se ha diluido al 13,9%.

La contención en el gasto es un peligro sobre el que han alzado la voz los grandes empresarios de la distribución cuando la tensión política se traducía en desplomes del 20 y 30% en las reservas en restauración y sector turístico, posteriormente normalizadas. En octubre, mes de la consulta ilegal, las ventas en el comercio minorista retrocedieron un 3,9% en comparativa interanual encabezando y lastrando el retroceso en España, conforme a datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

Alerta de la banca para evitar morosidad

Las alertas saltaron de igual forma en el sector financiero por temor a entrar en un círculo nefasto donde dicha caída del consumo obligase a las empresas a ajustar plantillas si noqueaba de forma acusada sus ingresos y colocaron un celo superior en el boyante flujo de crédito al consumo por miedo a un rebrote en los impagos. Las cifras sobre el negocio de  financiación  reflejan que el grifo se ha mantenido vivo y abierto, aún cuando pueda haber cedido intensidad por factores internos o exógenos.

Y es que el propio consumo ha sufrido un freno constatado por el Idescat. Según el Instituto de Estadísticas de Cataluña, el PIB de la autonomía saldó el terremoto con un aumento interanual del 3,4% superior incluso al progreso de la economía nacional, si bien no todos sus ingredientes se comportaron como se deseaba: el avance de la demanda interna se diluyó desde casi un 4% al 2,7% a partir de octubre con el consumo de los hogares ‘retenido’ -creció el 2% en el ejercicio del procés-.

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