El Santander está dispuesto a reducir en 200 personas la factura del ajuste por la integración del Popular. El banco estaría abierto a bajar desde los 2.160 estimados inicialmente a 1.959 el número de trabajadores de servicios centrales y áreas de apoyo que causarán baja o serán trasladados a otras filiales del grupo, según fuentes sindicales.
Un gesto, sujeto a que se acepten el volumen de traslados planteados, pero que aún resulta insuficiente a ojos de los sindicatos CCOO, UGT y Fine. Se reduciría en casi un 9,5% la afectación estimada en un origen y las centrales sindicales buscan una rebaja final del 20-30% principalmente en el número de personas que deberán abandonar el grupo.
El planteamiento inicial estimaba 575 traslados de personal a otras unidades o subsidirias, y un expediente de regulación de empleo para otros 1.585, cuyo censo esperan disminuir a alrededor de 1.200. El personal afectado corresponde a los servicios centrales del Popular, de Santander España y del grupo, junto a medio centenar de unidades adicionales de trabajo.
Los criterios de selección de los afectados
La entidad arranca la negociación con la constitución de dos mesas de negociación en ambos bancos y fijando los criterios de selección para el personal afectado. La máxima es favorecer la adhesión voluntaria al plan, con bajas indemnizadas. En caso de no alcanzar el cupo, procedería a seleccionar personal para despidos en los puestos de trabajo que resulten redundantes por solapamientos de tareas con la fusión en un primer estadio, seguido por aquellos cuya función ya desarrollen otras filiales del grupo y los que cuenten con peor puntuación en la valoración individual “por desempeño” dentro de las áreas afectadas.
En las circulares remitidas a la plantilla, el sindicato Fine reclama que el banco ofrezca “condiciones generosas” para realizar el ajuste con total voluntariedad y sin medidas traumáticas; UGT que se amplíen los traslados y prejubilaciones, y en CCOO que haya una dotación suficiente de recursos para que el que no pueda acceder a la prejubilación se acoja a bajas voluntarias “sin necesidad de despidos forzosos”.
El banco apuntó la opción de abrir prejubilaciones a partir de los 58 años, pero internamente se espera que ofrezca, al menos, las mismas condiciones del Ere de 2016. CCOO, sindicato mayoritario en ambos bancos, ha supeditado de hecho su apoyo a un acuerdo a que aquellos umbrales sean un mínimo.
Prejubilaciones a partir de 55 años
El Santander facilitó el pasado año jubilaciones anticipadas a partir de 55 años, con el 80% del sueldo bruto; y no reducir el umbral de 58 años implicaría limitar mucho esta vía dado el reducido número de empleados con dicha edad en nómina de las unidades afectadas. En ese ajuste salieron del banco 1.380 empleados con prejubilaciones y bajas incentivadas, mientras que el Popular prescindía a su vez de casi 2.600 trabajadores o el 17% la plantilla en un severo plan de recortes para tratar de enderezar su rumbo.
Las salidas proyectadas equivalen casi a los servicios centrales del Popular o casi un tercio de los empleados en las unidades contempladas. El grupo emplea unas 7.000 personas en servicios centrales: cerca de 2.000 en el Popular, otros 1.500 en Santander España y el resto en los servicios centrales corporativos del grupo.
La compra del Popular es rentable casi desde el inicio para el Santander, aún cuando tuvo que ampliar capital en 7.000 millones e inyectarle 13.000 millones en liquidez. Según sus cálculos, la operación arrojará una rentabilidad sobre la inversión de entre el 13 y 14% hacia 2020, para cuando espera sinergias anuales en ahorros de 500 millones. Para financiar la integración prevé gastar 300 millones euros anuales durante el trinenio 2017-2019.
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