El Santander vende la filial del Popular en EEUU al chileno que la quería desde 2016

  • El banco ingresará casi 444 millones de euros por el banco de Florida, de las que 170 millones son plusvalías directas para el Popular
Oficina del Banco Popular en Barcelona. EFE
Oficina del Banco Popular en Barcelona. EFE

El Chileno Banco de Crédito e Inversiones (BCI) se queda con la filial de Estados Unidos que deseaba desde 2016 con Ángel Ron aún en la presidencia y que quiso comprar, sin éxito, a Emilio Saracho. El banco Santander ha alcanzado un acuerdo por el que le transfiere la filial Totalbank por 528 millones de dólares (unos 444 millones de euros al cambio actual), un precio muy similar al que estaba sobre la mesa mucho antes.

La operación deja al Popular una plusvalía de 170 millones que reforzará en 60 puntos básicos su ratio de capital de máxima categoría CET1 (fully-loaded) y mejorará el ratio del Santander en 5 puntos básicos. La entidad, que fue adquirida por el Popular en 2007, cuenta con un volumen de activos de 3.106 millones de dólares, 18 sucursales en el estado de Florida y 300 empleados en plantilla.

El grupo chileno es un viejo conocido del sector financiero español, ya que en su día adquirió a Bankia el Citi National Bank of Florida, y posteriormente facilitó el desembarco de Mutua Madrileña en Latinoamérica con una alianza que permitirá a la aseguradora española abrirse a nuevos países, empezando con la toma de control de una filial de BCI en Chile.

El Popular estuvo muy cerca de cerrar la transacción cuando Emilio Saracho puso toda la maquinaria en marcha para enajenar activos, al tiempo que buscaba una fusión o una macroampliación de capital para garantizar la viabilidad del Popular. Pero la operación se frustró cuando el chileno impuso un abanico de condiciones como que Totalbank conservase un capital mínimo, o ventajas financieras con créditos de la filial. Ante la negativa del Popular, quiso rebajar la factura en 5 millones.

Condicionantes del chileno

El intento de aprovechar la situación a contrarreloj que se respiraba en el Popular se topó con la negativa del banquero de JP Morgan, que frustró la venta. Su oferta en aquel momento la situaba en 540 millones de dólares, superior, en todo caso, en unos 12 millones al talón finalmente pagado ahora al Popular aunque el hecho relevante remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que da cuenta de la transacción no detalla si hay otras condiciones en el contrato.

Se trataba de uno de los activos de mayor valor con que contaba el Popular, junto a WiZink. El momento favorable que viven los bancos norteamericanos, al dispararse su valoración tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca por sus planes para desregularizar el sector, animó la desinversión. Con 440 millones suponía casi fijar un PER o veces que el precio contiene el beneficio de 20 veces. El Popular adquirió la entidad en 2007 por unos 218 millones, el resto del talón son ganancias.

El Santander trabaja con celeridad en resolver acuerdos, alianzas y los flecos heredados en el Popular. Muy poco después de adjudicárselo el pasado 7 de junio, recompró por 180 millones el 51% del servicing Aliseda en manos de Värde Partners y Kennedy Wilson aprovechando una ventana contractual de desinversión. En agosto cerró la mayor operación inmobiliaria de la historia de España -si se excluye la creación de la Sareb-, con la venta del 51% de un lote de 30.000 millones de euros brutos en en ladrillo del Popular a Blackstone.

En paralelo trabaja en revisar sus joint ventures y alianzas en cajeros (con Crédit Mutuel), seguros (Allianz) o tarjetas en WiZink, con Värder Partners, y ha dado el pistoletazo a la integración con la próxima fusión de los servicios centrales donde negocia la salida de 1.200 personas y recolocación dentro de filiales de otras 575 personas. La fusión de redes tardará entre 18 y 24 años por la integración operativa, pero las sucursales ya lucen la marca Santander junto a la del Popular.

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