Las dos veces que el gobernador Caruana ayudó a FG... antes de aterrizar en BBVA

  • El exdirector general del BIS frenó el desembarco de Sacyr en el banco y ayudó al banquero a salir indemne de las cuentas secretas del antiguo BBV.  
El exdirector general del BIS y exgobernador del Banco de España, Jaime Caruana. / Efe
El exdirector general del BIS y exgobernador del Banco de España, Jaime Caruana. / Efe

Se repite la historia. Jaime Caruana, antiguo gobernador del Banco de España, entra en el consejo de un banco, esta vez BBVA. Quizá el precedente más recordado fue la incorporación en 2005 de Luis Ángel Rojo al consejo del Santander presidido por Emilio Botín; aunque tiempo atrás sería Luis Coronel de Palma quién entrara en el extinto Central o José María López de Letona en Banesto. Son fichajes donde es inevitable el doble escrutinio de oportunidad y relación -la propia de supervisor y supervisado-, que en el caso González coincide con que fue el Banco de España dirigido por Caruana el que le permitió salir indemne y reforzado de los dos mayores apuros en sus ya dos décadas al timón de BBVA: las cuentas secretas del antiguo BBV y la incursión de Sacyr.

El mismo banquero de Chantada (Lugo) desempolvaba con aparente resentimiento en la reciente presentación de resultados y entre los “momentos duros” vividos al frente del grupo cuando una constructora “muy pequeña” -en alusión a Sacyr- quiso controlar el banco “apoyada por el Gobierno de turno” -el de José Luis Rodríguez Zapatero-. “Si eso no se hubiese evitado, BBVA hoy sería muy distinto", arreció dentro de su discurso más punzante y después de confirmar que no repetirá cargo y se retirará cuando alcance la edad estatutaria para el retiro en 2019.

Corría noviembre de 2004, y la Sacyr Vallehermoso presidida por Luis del Rivero y con Juan Abelló en la vicepresidencia proyectaron adquirir una participación significativa en BBVA, que tuvo que salir a justificar en motivos empresariales cuando el rumor que se instaló es que servía al Gobierno del PSOE en un intento de desalojar al banquero del PP -la vinculación de González con Rodrigo Rato y José María Aznar era clara tras su elección para presidir años atrás la pública Argentaria-. En las tesis especulativas se apuntó, incluso, una venganza personal de Miguel Sebastián, director de la oficina Económica de Zapatero, tras su despido por González. El ministro de Economía era Pedro Solbes.

De lo que también dan cuentan las hemerotecas es que el presidente de Sacyr tuvo que comunicar al consejero delegado -por entonces José Ignacio Goirigolzarri- el interés en invertir ante el encaje imposible de agenda que le presentaba González. Se filtró que deseaba copar un 8% y sentar a cuatro representantes en el banco... incluido el presidente. Pero lo que realmente había contratado era instrumentos financieros que le hubiesen permitido comprar un 3,15% de la entidad a 1.250 millones -con plusvalía porque eso valía en bolsa casi 1.340 millones-.

Tras el encuentro con Goirigolzarri la constructura comunica la operación al Banco de España y Economía, y se le cierra el paso: el organismo dirigido por Caruana determina, después de varios cruces de comunicaciones, que “no cabe entender que la participación que pretende adquirir esa entidad en el BBVA pueda calificarse de significativa" al no superar el umbral del 5,1% regulado a tal efecto. Sin el permiso del supervisor, sus acciones carecerían de derechos de voto por muchas que acumulase, no podría nombrar consejeros ni, sobre todo, anotarse el resultados contable, recuerdan fuentes al corriente de aquellos avatares. Como el permiso formal no llega, doblega el pulso a la constructora que, sin el plácet del supervisor, arrojó la toalla y el 15 de febrero aprobó deshacer los instrumentos de cobertura y la inversión en acciones con plusvalías de 145,1 millones.

El segundo episodio que pudo alterar la dirección del banco es, incluso previo y se remonta a septiembre de 2000. Según se filtra, es entonces cuando González conoce por boca de Emilio Ybarra que el antiguo BBV, fusionado en 1999 con Argentaria, escondía dos graves problemas: unas cuentas secretas abiertas en Jersey en la época de Pedro Toledo y fondos de pensiones contratados en AIG en EEUU a favor de 22 ejecutivos del BBV con los que les compensó habida cuenta de su menor retribución con los puestos equivalentes en Argentaria. Todo opaco al supervisor, sin huella en la contabilidad y al margen del fisco.

Se queda de presidente único antes de tiempo en BBVA

En enero de 2001 ambos copresidentes ponen al corriente a Caruana de ambas situaciones, que acabarían en los tribunales, y a partir de entonces la decisión del Banco de España será clave para que vayan cayendo del organigrama los consejeros de BBV -empezando por Ybarra y el consejero delegado, Pedro Luis Uriarte, que en 2002 dejarán también sus últimos cargos en las participadas del banco: Telefónica, Repsol,  Iberdrola, etc.-. Para entonces han salido 19 consejeros y supone la práctica desaparición de representantes vascos -se extingue la histórica ligazón del banco vasco a las familias de Neguri-.

La suerte hizo coincidir en el tiempo ambos pulsos con el mandato de Caruana al frente del organismo -fue gobernador entre julio de 2000 y julio de 2006-. Este valenciano, Ingeniero de Telecomunicaciones, accedió a la dirección general del Tesoro en 1996 con el Gobierno de Aznar, donde trabajó con Rato y desde donde fue promovido a la dirección general de Supervisión del Banco de España surtiendo de lanzadera para suceder en 2000 a Luis Ángel Rojo. Estadista brillante, hace valer su voz y experiencia en el Comité de Supervisión de Basilea donde se cocinan las reglas para la banca internacional desde 2003.

Solo un mes después de abandonar el despacho de Cibeles, al cumplir mandato,  y de la mano de Rodrigo Rato, salta al Fondo Monetario Internacional como jefe del departamento de Mercados Monetarios y de Capitales. Al frente del organismo estaba el exvicepresidente económico. En la primavera de 2009 sale para ponerse al frente del Banco de Pagos Internacionales (BIS) o el ‘banco de los bancos centrales’ hasta que expiró su mandato en noviembre de 2017 al cumplir los 65 años máximos que marcan los estatutos del organismo. 

Su pronta irrupción en el consejo de BBVA ha levantado nuevas y altas expectativas. González apuntó con claridad a su número dos, Carlos Torres, para sucederle el mismo día que hizo balance y recordó el episodio de Sacyr. En círculos financieros dan igualmente opciones a José Manuel González-Páramo, aunque él parece descartarse… y Caruana, por edad, podría asumir el reto porque la jubilación en BBVA se activa a los 75 años. González dijo que el camino estaba claramente trazado, salvo sorpresas incluso para él... pero es un ejecutivo acostumbrado a no enseñar todas sus cartas en las grandes apuestas e, incluso, jugar a cierto despiste. Sea cual sea el encaje y si devuelve o no apoyos, la experiencia y capacidad para moverse en ámbitos regulatorios e internacionales de Caruana es una apreciable baza cuando ese es el campo de juego para la banca. 

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