Los 'caballos de troya’ del caso Bankia que acercaron la economía al abismo

  • Rato negó que necesitase 19.000 millones para reparar quebrantos e ironizó con que los peritos que ven falsedad contable se cuestionan entre ellos. 
Fotografía de Bankia
Fotografía de Bankia
EFE

Si hay un hito en la ‘caída a los infiernos’ de las cajas y el riesgo de una recesión económica en descontrol es la catástrofe en Bankia. Tras la nacionalización se esconden una suerte de números, polémicas y interpretaciones contables que ayer puso en cuestión Rodrigo Rato, el gestor salido de las filas del PP para dirigir a Caja Madrid en 2010 y que en mayo de 2012 -según su versión- dimitió bajo presión del antiguo colaborador Luis de Guindos. La más relevante: que “no se justifica” -dijo- los 19.000 millones de euros que el Erario le inyectó, tomando su propiedad y reduciendo a cero la inversión de accionistas que litigan contra el antiguo consejo ante la Audiencia Nacional.

“Todo el mundo me pregunta por los 19.000 millones. Yo no lo pedí ni lo decidí y además no acabo de encontrarle explicación”, reiteró durante la comparecencia en la Comisión de Investigación de la crisis en el Congreso. Conforme a su versión los problemas surgen cuando Economía impone, en dos decretos sucesivos, acelerar el saneamiento de balance. El banco encara el primer requerimiento y a petición del ministro, que le demanda provisionar más, encarga a McKinsey una especie de test de estrés donde proyecta que si el grupo encadenase tres años de pérdidas y el PIB cayese el 2% precisaría 7.000 millones. Establece un plan para dotarlos que recibe la conformidad del beneplácito del Banco de España.., pero no contenta a de Guindos.

¿De dónde venía el desfase? El grupo había dotado más de 20.000 millones desde su creación y, según afirmó, el propio supervisor confirmó por carta a las siete cajas que conformaron el grupo en 2010 que disponían de provisiones suficientes para encarar el escenario hasta 2012. En favor de la tesis de que la entidad había saneado correctamente se escuda en la prueba de esfuerzo que efectuó Oliver Wyman por encargo del Ejecutivo y que cifró en 4.000 millones el desfase para toda la industria en el otoño de 2011, previo al cambio de guión regulatorio.

En este punto, Rato insinuó que la cifra de los 19.000 millones fue condición de José Ignacio Goirigolzarri, oída a la gran banca; y que buscaba convertir el banco en el “más saneado” de España para garantizar una rentabilidad del 13% ante el inversor internacional, además de facilitar un repliegue del Estado recuperando las ayudas. “Acaban de colocar por debajo del valor contable” ironizó en relación a la última venta del 7% de la entidad.

“Yo me hago -subrayó- responsable hasta el 9 de mayo y hasta ahí el banco cumplía todas las obligaciones que me pedía el Banco de España”. La operación redujo a cenizas los 3.000 millones de euros aportados por los inversores en la OPV, aunque los particulares han resarcido posiciones tras el fallo judicial avalando su demanda en base a unas cuentas supuestamente falseadas.

Con el cambio de gestores y la milmillonaria provisión se reformularon las cuentas de 2012 mudando el beneficio reportado en ‘números rojos’. La defensa de Rato es que el supervisor, peritos -a los que reprochó enmendarse entre ellos los informes forenses- y hasta el Frob coinciden en que nunca deben repercutirse cambios producidos en 2012 a las cuentas de 2011, que soportan la sentencia judicial.

El discutido papel del auditor y las cuentas 'infladas'

Precisamente una de las claves que los peritos ponen de relieve en los informes es que las cajas no cargaron las provisiones contra resultados porque hubiera originado unos ‘números rojos’ que le cerrarían el paso al debut en bolsa, y lo hicieron contra patrimonio. Rato, como antes hicieran en la misma comisión varios responsables del Banco de España, defendió que era la práctica en todas las fusiones de cajas y que más bien al contrario el supervisor les impidió aflorar plusvalías latentes en activos como históricos inmuebles adquiridos a precios casi de saldo.

La reformulación está en el origen de la fuerte disputa que la entidad financiera mantuvo en su día con Deloitte. La tesis de Rato es que el socio de la firma de auditoría avaló las cuentas de 2011 en un borrador, sin tachas, aunque la realidad es que luego afloraría los reparos a los estados contables.

Cuando se ha echado un vistazo atrás en los acontecimientos que rodearon la creación de BFA-Bankia no falta quien cuestiona la irresponsabilidad de integrar dos entidades cargadas de problemas. Aquí responsabilizó al Banco de España de obligarle integrar Bancaja 30 días antes del examen de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) que superó sin problemas, y si bien reconoció contactos con otras entidades no despejó si en el fracaso de unión con Caixabank influyó su ambición de continuar en lo alto de la cúpula.

¿Y la salida a bolsa fue irresponsable por forzada? De nuevo se escudó para rebatir tal reproche en la legión de garantes: el Banco de España, la CNMV, el Frob, los principales bancos de inversión internacionales que participaron en la colocación y casi todas las entidades nacionales, junto a la asignación del ‘investment grade’ “por dos de las tres principales calificadoras”. A fecha actual, indicó con cierto tono satírico, Bankia “la entidad más capitalizada de España” cuenta un rating inferior.

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