Las malas formas de Escotet frustraron su intención de hacerse con Liberbank

  • Si Abanca se hubiera limitado a confirmar su interés en Liberbank, la CNMV no hubiera requerido a la presentación de una opa con todas las garantías.

El presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet (EP)
El presidente de Abanca, Juan Carlos Escotet (EP)

Abanca finalmente ha tirado la toalla. El consejo de administración del banco que controla Juan Carlos Escotet decidió en una reunión que se prolongó hasta la noche del lunes dar un paso atrás y retirarse de la puja por Liberbank una vez que la entidad asturiana le negó el acceso a sus libros y después de la exigencia de la CNMV de concretar la operación en un plazo improrrogable de diez días.

Y es que la posible adquisición de Liberbank por parte de Abanca, que estaba asesorada por Bank of América Merrill Lynch y Linklaters, se ha frustrado de forma anticipada por las malas formas empleadas desde la entidad gallega, que en la tarde del pasado viernes realizó un anuncio de opa que, a ojos del supervisor, no se ajustaba a la ley a pesar de ser "totalmente legítimo" para el banco gallego. En concreto, Abanca publicó una oferta que era prácticamente equivalente a un anuncio de opa en términos de información, pero que estaba condicionada al acceso a información confidencial de Liberbank para poder confirmar el precio.

Esta sujeción no está prevista en el Real Decreto 1066/2007 sobre el régimen de opas, circunstancia que llevó a la CNMV a reunirse de urgencia durante el fin de semana para analizar la situación y exigir un anuncio de opa acorde a la legislación -o una comunicación con la intención de no hacerlo- en el plazo de diez días hábiles, requerimiento que no hubiese tenido lugar si Abanca se hubiera limitado a confirmar su interés en Liberbank y no hubiera ofrecido al mercado tantos detalles sobre la posible operación, según confirmaron desde el supervisor.

En cualquier caso, Abanca defiende que su actuación se ha desarrollado guiada en todo momento por la "buena fe" con un "estricto cumplimiento de la normativa aplicable", haciendo pública su disposición a comprar Liberbank solo a raíz de las "indeseadas filtraciones" aparecidas en los medios de comunicación que le obligaron a cumplir con sus exigencias legales. Así, fuentes cercanas a la entidad añaden que la publicación de la oferta -con el detalle sobre el precio y el modo en el que se articularía la operación-, supuso un ejercicio de "transparencia" que buscaba que todos los accionistas tuvieran la misma información.

En cambio, el propio Sebastián Albella, presidente del supervisor, cree que este tipo de operaciones requieren de la "máxima confidencialidad" y que la primera noticia que debe haber de ellas es "el anuncio de la oferta con todos sus requisitos". Además,  considera que salirse de los cauces habituales en este tipo de operaciones perturba muchísimo los mercados.

En este sentido, una vez que Abanca comunicó su decisión de retirarse sus acciones se desplomaron un 9,66%,  hasta los 0,42 euros por título, precio en cualquier caso un 7,8% superior al registrado antes de hacerse público el interés del banco gallego, que llevaba estudiando la operación "desde hace meses", según confesó ayer.

Manuel Menéndez, CEO de Liberbank, se asegura un cargo ejecutivo

Tanto Unicaja, que negocia desde finales de noviembre su fusión con Liberbank, como Manuel Menéndez, consejero delegado esta última, se erigen como los principales beneficiados del paso atrás efectuado por Abanca. En lo que respecta a la caja andaluza, la entidad ya no siente la presión de mejorar la oferta de un competidor, mientras que el banquero asturiano se asegura un cargo ejecutivo en la que podría ser la sexta entidad española por volumen de activos, por delante de Bankinter.

De hecho, Menéndez no iba a formar parte del equipo directivo de Abanca si fructificaba la oferta de esta última, mientras que si finalmente llega a buen puerto la fusión con Unicaja, todo apunta a que ocupará el cargo de consejero delegado de la entidad resultante, aunque está por ver si lo hace en condición de primer ejecutivo del banco -en un modelo de gobernanza al gusto del BCE- o se sitúa por detrás de Manuel Azuaga, presidente actual de Unicaja.

Sea como fuere, una vez que Abanca confirmó el viernes pasado que estaba negociando con alguno de los principales accionistas de Liberbank -entre los que destacan las fundaciones bancarias con el 23,2% del capital y Oceanwood- y remitió su oferta a la entidad, Menéndez, que al parecer no tuvo conocimiento de las intenciones del banco gallego hasta ese momento, se movió rápido y convocó un consejo de administración para el lunes siguiente.

En este cónclave, en el que el directivo ya contaba con la baza del requerimiento que había hecho la CNMV a Abanca, el máximo órgano de gobierno de Liberbank decidió, por unanimidad, seguir trabajando en su proyecto de fusión con Unicaja, en el que ambas entidades ultiman, con algo de retraso, las 'due dilligence' que darán paso a la negociación formal de la ecuación de canje. Además, en el encuentro se decidió ignorar la propuesta del banco gallego hasta que realizase una opa formal que contase con el visto bueno del supervisor. Estos dos factores supusieron el golpe de gracia para la entidad que preside Juan Carlos Escotet, que horas después decidió izar la bandera blanca y retirar su oferta.

Mostrar comentarios