La cúpula de Sabadell perderá sus bonus si incrementan las necesidades de capital

  • La entidad elimina la necesidad de dolo o negligencia para que sus directivos puedan perder parte o la totalidad de su retribución variable.
Sabadell
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Banco Sabadell quiere zanjar de una vez por todas las dudas acerca de sus niveles de solvencia y pondrá todos sus esfuerzos para conseguirlo. Si el miércoles Josep Oliú, presidente de la entidad, avanzaba que el objetivo para este año era alcanzar una ratio de capital del 12% y se mostraba confiado para conseguirlo, ayer la junta de accionistas aprobó una nueva política de remuneraciones que establece que sus consejeros ejecutivos podrán perder parte o la totalidad de su bonus si crecen las necesidades de capital del banco o de alguna de sus unidades de negocio.

Esta política, que se acomoda a las exigencias de buen gobierno corporativo del Banco Central Europeo (BCE), revisa, entre otros aspectos, lo referente a las cláusulas de reducción (malus) y recuperación (clawback) para incorporar criterios de resultados y de riesgo en las mismas y eliminar la necesidad de dolo o negligencia para poder aplicarlas.

Estas cláusulas permiten al banco recuperar o reducir la retribución variable devengada por sus directivos. Por lo tanto, si cualquiera de sus consejeros ejecutivos -Josep Oliu (Presidente), Jaime Guardiola (Consejero Delegado), José Luis Negro (Director General), María José Beato (Secretaria General) o David Vegara (Director de Riesgos)- quiere cobrar íntegro el bonus deberá vigilar que las necesidades de capital del banco o de alguna de sus unidades no se incremente.

También se valorará en la aplicación de las cláusulas, cuyo periodo de activación es de cinco años, cualquier tipo de fallo significativo en la gestión de riesgos; sanción regulatoria o condena judicial por hechos que pudieran ser imputables al personal responsable de aquellos; incumplimiento de los códigos de conducta, así como comportamientos irregulares, especialmente en la comercialización de productos inadecuados.

Además, el banco incluirá en los objetivos anuales y plurianuales factores de corrección o umbrales mínimos vinculados a los indicadores de solvencia y liquidez del grupo, lo que demuestra que Sabadell está poniendo el foco en la generación de capital en un momento en que el mercado duda de sus niveles de solvencia.

Precisamente el pasado martes se publicó un informe de Bank of America Merril Lynch que decía que a Sabadell le faltaban 1.600 millones de capital, lo que tuvo un agudo reflejo en el precio de la acción del banco. "Perdónales, señor, pero (los analistas) no saben de qué hablan", indicó Oliu en un almuerzo con la prensa el miércoles, en la que negó categóricamente que la entidad fuese a realizar una ampliación de capital.

"No es verdad. El banco no va a hacer una ampliación de capital porque se hacen cuando hace falta", aseguró el presidente de Sabadell, entidad que cerró 2018 con una ratio CET 1 'fully loaded' del 11,3% si se tienen en cuenta las operaciones por las que se ha desprendido de prácticamente la totalidad de sus activos inmobiliarios.

En 2018, tanto Oliu como Guardiola, números uno y dos del banco, rechazaron a la retribución variable que les correspondía tras los problemas que generó la migración de la plataforma tecnológica de su filial en Reino Unido, TSB, que concluyó con sobrecostes de 460 millones de euros.

Una vez que las dificultades de la unidad británica parecen haber quedado atrás, la nueva etapa de Sabadell, en la que no se descartan fusiones -incluso con Bankia- estará centrada en la generación de capital y en elevar la rentabilidad, aunque para no tomar riesgos excesivos será esencial el papel que ejercerá David Vegara, flamante director de riesgos del banco con funciones ejecutivas.

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