El Santander examinará a la plantilla del Popular para que siga el 'modelo Botín'

  • El banco adopta el sistema de evaluación del personal del grupo para alinear su comportamiento y labor con la estrategia de negocio
Sedes del Banco Santander y del Popular en Madrid.
Sedes del Banco Santander y del Popular en Madrid.
Getty Images

“Tan importante es ganar dinero como la manera de hacerlo". La frase pertenece a Ana Botín y en el Santander saben, por experiencia, que es mucho más que una declaración de intenciones. El bonus o hasta las oportunidades de promoción en la plantilla dependen, en gran parte y desde hace años, de que su labor se encuentre alineada con el comportamiento que quiere la banquera; y ya ha comenzado a condicionar también a los trabajadores del Popular.

Las redes de ambos bancos operan ‘visualmente’ como enseñas autónomas: distinta marca, sucursales propias, catálogos diferenciados de productos, condiciones laborales propias… Pero la integración está lanzada y avanza con celeridad en ámbitos menos apreciables de mayor influencia estratégica. Empezó con el dibujo de una sola cúpula directiva, la fusión de los servicios centrales y ahora pretende extender el modelo de hacer banca del grupo cántabro.

La fórmula para entrar de lleno en las cañerías ha sido implantar la denominada ‘encuesta de desempeño’. Una herramienta que resultaba ajena a los efectivos del Popular por el que cada trabajador recibe una evaluación de 180 grados: le puntúan los mandos superiores y subordinados, compañeros de proyectos o áreas de actividad, y añade o quita nota el cliente en función de la satisfacción por el trato recibido.

Bajo el lema "sencillo, personal y justo" el grupo orilló la antigua estrategia tradicional de banca de colocar productos en favor de primar la fidelidad de los clientes porque, según sus números, un usuario vinculado rinde cuatro veces más, en beneficio en última instancia también del accionista. Una directriz que lleva a la máxima expresión pulsando precisamente esa satisfacción. La calificación se cierra con entrevistas individuales con personal laboral.

El sistema ha cogido por sorpresa a los trabajadores, enfrentados a una evaluación sobre su labor en último semestre de 2017 cuando entraron en nómina del grupo. Y es que el resultado de la motivación laboral y cómo desarrollan su trabajo condiciona la remuneración y hasta el futuro profesional. En el reciente ajuste de servicios centrales se proyectó, de hecho, utilizar la nota si era necesario ejecutar despidos forzosos. A la inversa una calificación generosa abre puertas en una promoción.

A la hora de calcular la retribución variable, el Santander fía un 40% de la compensación al ‘comportamiento corporativo’ o cómo actúa el trabajador, y el 60% restante depende de cumplir con los objetivos numéricos de negocio, resultados o baremos financieros fijados en la hoja de ruta. Hace no tanto tiempo el cien por cien de cualquier bonus en banca y mucho más en la red dependía de cubrir los objetivos de negocio. 

La encuesta lanzada en el Popular contiene un ingrediente propio porque bonificará a aquellos profesionales volcados en labores de asesoramiento que superen el examen exigido por la MiFID II. Un ejercicio que ha levantado ampollas entre los trabajadores porque muchos lo había superado pero de forma telemática, un tipo de prueba que la CNMV no reconoce y está obligando a su plantilla -y a la de Liberbank- a examinarse de nuevo.

La intención detrás de aplicar al Popular la herramienta es avanzar en una fusión que justo ahora extiende a sus oficinas la comercialización del programa ‘123’ para autónomos y micropymes. Un producto lanzadera que esconde la intención de ayudar al Santander a testar el músculo comercial y la capacidad de captación de este cliente tan codiciado con su producto estrella de cara también a dar nuevos pasos.

En los últimos meses se ha deshecho del peor problema, el lastre inmobiliario, vía milmillonario acuerdo con Blackstone, vendió el TotalBank de EEUU y ha replanteado casi todas las alianzas, salvo la histórica del Popular con Allianz en seguros y planes de pensiones. 

El último será unificar sucursales y plantilla, momento en el que se extinguirá la marca Popular. No será este año. Pero sí podría ocurrir en los primeros compases de 2019. El mismo consejero delegado del Santander, José Antonio Álvarez, desveló recientemente que el grupo estará en condiciones de abordar la integración operativa en los últimos meses del ejercicio y otras fuentes dan por seguro que habrá fusión jurídica. Serán los dos hitos definitivos para ir a una sola red.

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