Alcaraz será el hombre fuerte de Gortázar

La salida de los fieles de Goiri evidencia la compra real de Bankia por CaixaBank

Pepe Sevilla, Miguel Crespo, Amalia Blanco y Antonio Ortega, guardia pretoriana del primer ejecutivo, no formarán parte del equipo de la entidad resultante de la fusión. 

José Ignacio Goirigolzarri, junta de accionistas de Bankia
José Ignacio Goirigolzarri, junta de accionistas de Bankia
EFE

José Ignacio Goirigolzarri, actual presidente de Bankia, se ha quedado solo en el puente de mando de la nueva CaixaBank tras la salida de sus directivos más fieles. El adiós de Pepe Sevilla, Miguel Crespo, Amalia Blanco y Antonio Ortega, su guardia pretoriana desde la formación del primer equipo del presidente de la antigua Caja Madrid hace nueve años, evidencia para muchos la realidad de la operación de Bankia con CaixaBank, que se ha estructurado como una fusión pero que deja entrever una compra de la catalana sobre la madrileña. 

Goirigolzarri ha dado cuenta a su consejo de administración este martes del organigrama de la futura CaixaBank. La entidad catalana hará lo propio este mismo jueves, movimiento tras el que previsiblemente se conocerá la organización de primer nivel de la entidad. Aunque en septiembre 'Goiri' avanzó que su segundo espada no formaría parte del consejo de la nueva CaixaBank pero sí tendría una posición "de gran responsabilidad" en ella, el hasta ahora CEO del banco ha decidido que no se quedará, una decisión que en el sector se considera lógica. 

Fuentes financieras señalan a La Información que Sevilla ya tiene claro cuál será su próximo destino tras el cierre de la operación de Bankia y CaixaBank y lo sitúan en un punto cercano a alguna de las gestoras de 'private equity' que han demostrado mayor actividad en el mercado de capitales en España en los últimos tiempos. Además, confían en que esa salida podría ser compatible incluso con representación en algunos consejos de administración de empresas cotizadas. 

De acuerdo con las mismas fuentes, se barajó la posibilidad de que Sevilla pudiese recalar en algún puesto de relevancia en CriteriaCaixa, accionista principal de la entidad catalana, pero rápidamente se descartó por el peso de Marcelino Armenter -que además dejó hace unos meses el cargo en el consejo del banco para centrarse en Criteria- como mano derecha de Isidre Fainé en esta empresa clave para el grupo.

Al frente de CaixaBank -una vez que se reciban las autorizaciones regulatorias, estará Gonzalo Gortázar como CEO y Goirigolzarri como presidente. En un segundo nivel se colocará Juan Alcaraz, segundo de Gortázar y uno de los hombres más afines a Fainé que siguen en la entidad. Las salidas por el lado de Bankia hacen preveer que se mantendrán en sus puestos Óscar Calderón y María Luisa Martínez, secretario del consejo y directora general de Comunicación, respectivamente. 

Por el lado de la catalana también habrá importantes salidas, como la de Jordi Gual, hasta ahora presidente de CaixaBank, que también se quedó fuera del consejo de administración que se anunció en el proyecto de fusión el pasado mes de diciembre. El catalán podría ver su futuro ligado a VidaCaixa, la empresa que gestiona los seguros de vida de la entidad, según ha adelantado La Vanguardia. 

El Estado se mantendrá en el capital hasta 2023

Este mismo viernes, al mismo tiempo que se hacían oficiales las salidas de los cuatro directivos de la entidad, el Gobierno aprobaba en Consejo de Ministros alargar el plazo máximo de desinversión de la participación pública en Bankia hasta diciembre de 2023. Es decir, una vez que se lleve a cabo de forma definitiva la fusión -movimiento que se llevará a cabo en unas semanas-, el Ejecutivo mantendrá el 16,11% del capital de CaixaBank al menos durante dos años. 

Este movimiento había sido dibujado en varias ocasiones tanto por los directivos del FROB -organismo que ostenta la participación en BFA- como por otros cargos relacionados con el Ministerio de Asuntos Económicos, pues consideran que no es el momento oportuno para desinvertir y creen que mantener este porcentaje del capital de la catalana puede permitir maximizar la recuperación de las ayudas concedidas hace una década.

El propio expresidente del FROB, Jaime Ponce, señalaba tras conocerse la fusión que los programas de 'dribble-out' -ventas diarias de un pequeño porcentaje del volumen negociado en la jornada- estarían sobre la mesa para llevar a cabo esta desinversión. Desde el sector público siempre han defendido que la fusión con CaixaBank era la "preferible" ya que generará un 45% de valor para accionistas. Los últimos movimientos hacen pensar, para muchos, más en una compra que en una fusión. 

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