La ambición de Sánchez no permitirá privatizar Bankia antes de las elecciones

  • La venta estaría encallada entre una debilidad del valor en Bolsa y unas dinámicas electorales que podrían alargar más de lo debido el proceso
Fotografía Goirigolzarri
Fotografía Goirigolzarri
EFE

El culebrón Bankia cada vez tiene más visos de alargarse en el tiempo. La fecha tope de finales de 2019 no solo haría un gran agujero a las cuentas públicas, si no que sería una sombra demasiado alargada para el nuevo Gobierno de cara a unas hipotéticas elecciones en 2020. El problema es que si se decide ampliar el plazo de venta el propio proceso electoral, que llegaría a mediados de año, prácticamente imposibilitaría realizar la operación ese mismo año.

A falta de conocer la versión oficial del nuevo Gobierno, cada vez son más las voces que reconocen que la privatización de Bankia tendrá que retrasarse. El último en sumarse a esta corriente, aunque ha regañadientes, ha sido el propio presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri. El banquero ha señalado que "no es un buen momento para vender" debido a que la entidad está "penalizada por los tipos negativos". Pese a ello, el propio Goirigolzarri, consciente de la situación política española, ha pedido también "que no se eternice".

La secuencia temporal parece clara, al menos debería serlo para maximizar en lo posible el precio de venta. Bankia posee en su balance, como si fuera una moneda de dos caras, una debilidad y una fortaleza que los mercados conocen de sobra. La primera asoma cuando los tipos de interés son negativos, al tener ligada el 87% de su cartera al Euríbor. Lo cual ocurre en la actualidad y es la razón por la que Bankia es la peor entidad en lo que va de año. Aunque a su vez, la firma tiene un gran potencial de generar ingresos a medida que los tipos suben.

Lo anterior lleva a que para maximizar el precio de venta, éste debería acompasarse a una política de subida de tipos del Banco Central Europeo. Una ruta que cómo es sabido llegará, pero no será por lo pronto, sino que lo hará a finales de 2019. El propio responsable de proyectar dicha ruta, el presidente del BCE, ha recalcado a lo largo de los últimos días que será “paciente”. La última vez ha sido este martes 19 de junio en Portugal, cuando Draghi ha reconocido que el BCE “será paciente” para subir los tipos. Nada nuevo, es más, las declaraciones ratifican lo que ya se sabía.

Por lo que en un primer momento, el timing queda tan ajustado que la opción más segura para obtener un mejor precio es retrasar la venta unos meses. La hipótesis de vender más adelante era la que estaba encima de la mesa del anterior Gobierno y a la que oficialmente se ha adscrito Goirigolzarri, aunque a regañadientes. Hasta el momento, una ampliación del plazo de venta no solo no sería perjudicial sino hasta deseable, cómo señala Goirigolzarri al señalar que se debe “ser oportunista”.

Fotografía de José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia
Fotografía de José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia / EFE

El problema real, y que además puede ser el principal causante del largo retraso de privatización, es que si se confirma una ampliación del plazo de venta se solaparía con una hipotética campaña electoral. La intención de Pedro Sánchez de estirar todo lo posible su legislatura, cómo reconoció en su primera entrevista, provocaría elecciones a mitad de 2020. La cuestión sería si realmente Sánchez asumiría una privatización de Bankia, a un precio todavía pequeño respecto de las ayudas recibidas, bajo su mandato. Obviamente, si el actual presidente no diera el paso la privatización se podría alargar tranquilamente hasta 2021, por simples tiempos electorales de configuración de la cámaras, pactos de Gobierno y toma de posesión.

El titular sobre Bankia que nunca querría Sánchez

La gran pregunta a la que se enfrentará Sánchez a finales de 2019, principios de 2020, no será si privatizar Bankia o no, si no en que momento le es más propicio para convocar elecciones a lo largo de 2020. En principio, su legislatura finalizaría el 25 de junio de 2020, cómo indican los artículos 68.4 y 69.6 de la Constitución. En ese momento, el socialista dispondría de una horquilla temporal para presentar elecciones que podrían alargarse hasta agosto de ese mismo año, aunque debería reformar la ley electoral lo cual, dada su minoría parlamentária, se antoja complicado. Por lo que lo normal, serían ver dichas elecciones generales como muy pronto en junio. Además, es una época proclive para el crecimiento económico español.

Una elecciones en junio de 2020 pone a los políticos en modo campaña electoral bastante antes de que oficialmente comience la misma. Hay quien cree que estos años de Sánchez en el Gobierno es una campaña electoral continua. Por ello, es muy complicado que el actual presidente se exponga a un titular de la venta de Bankia con una pérdida de varios miles de millones. Los rescates bancarios, los miles de millones perdidos y cómo recuperar una banca pública han sido temas muy utilizados en la política, en especial desde la izquierda.

¿Cuánto puede ser la pérdida? En este punto las cifras varían mucho, por un lado porque la valoración que el mercado otorgará a la entidad es difuso. Por otro, porque las cifras de su rescate son interpretables, en función de cual de los tres elementos que conforman la entidad contar. Las ayudas totales, que incluyen BFA, Bankia y BMN suman algo más de 24.000 millones. Bankia, solo como entidad, ha recibido 10.620 millones de euros y el resto han ido a parar a BFA, que entre otros activos tiene o mantiene, mejor dicho, el 61,15% de las acciones de la entidad.

Por ello habría dos escenarios respecto a ese 61,15% de acciones de Bankia: cuánto recupera respecto a los 11.905 de ayudas que suman Bankia y BMN y se da por perdido los casi 12.000 millones que recibió BFA. Por el contrario, cuanto ingresará el Frob al vender su participación en Bankia respecto a los 24.000 millones totales. En la actualidad, el 61,15% de Bankia vale cerca de 6.500 millones, pero dicho valor será más alto previsiblemente a medida que el BCE suba los tipos. Aún así, es impensable que la acción pueda crecer hasta entonces un 83,2% para cubrir costes del primer escenario. Y todavía más difícil, que llegue a multiplicar su valor por cuatro para amortiguar el escenario más adverso.

En definitiva, ¿quién le pone el cascabel al gato? Se atreverá Sánchez a privatizar Bankia en un momento sensible para la acción. Hará caso a Goirigolzarri, entre otros, y dará tiempo a que el valor se recupere para después venderlo, aunque perjudique a sus intereses. O, por último, dejará pasar el tiempo para que no la posible pérdida a la que se enfrenta le reste votos. En cualquier caso, el tiempo está muy comprimido y la situación no es sencilla.

Mostrar comentarios