El mayor grupo químico del mundo, BASF, despedirá a 2.600 trabajadores repartidos por todo el mundo para ahorrar 500 millones de euros anuales a partir de 2024. BASF informó este viernes de que la mayor parte del ahorro de costes se realizará en su sede central en Ludwigshafen (Alemania), donde perderán el trabajo dos terceras partes de las 2.600 programadas. La principal razón detrás de esta decisión es la reducción de la capacidad de producción y la demanda de gas natural ante su encarecimiento en vista de la guerra ruso-ucraniana.
El ajuste de plantilla se ha comunicado tras registrar BASF unas pérdidas netas de 627 millones de euros en 2022, lo que implica un empeoramiento respecto a las ganancias de 5.523 millones de euros de 2021, según ha informado la compañía. Los ingresos, de su lado, se situaron en 87.327 millones de euros, y representan un incremento del 11,1% comparado con el volumen de negocio de 78.598 millones de euros del año previo.
La compañía alemana prevé cerrar una serie de fábricas en Ludwigshafen, lo que supone un recorte de 700 empleos en la producción. Los cierres afectan a una fábrica de caprolactama, a una de las dos fábricas de amoníaco y a instalaciones de fertilizantes relacionadas.
También reducirá la capacidad de producción de ácido adípico y cerrará las fábricas de ciclohexanol y ciclohexanona, que son precursores del ácido adípico, así como de ceniza de soda. Además, va a cerrar la fábrica de TDI (diisocianato de tolueno) porque su demanda ha caído en Europa, Oriente Medio y África.
Las perdidas se acumulan desde la salida de Rusia
El consejero delegado de BASF, Martin Brudermüller, se mostró confiado de que podrán "ofrecer un empleo en otras fábricas a la mayor parte de los empleados afectados". BASF finalizó de forma anticipada su programa de recompra de acciones por valor de 3.000 millones de euros.
La compañía ya comunicó a mediados de enero que había perdido 1.376 millones de euros en 2022 después de que su filial petrolífera y de gas Wintershall Dea saliera de Rusia, frente al beneficio de 5.523 millones de euros un año antes.
BASF obtuvo pérdidas por deterioro del valor de la participación en Wintershall Dea de 7.300 millones de euros, y de ellos 5.400 millones de euros se contabilizaron en el cuarto trimestre. Este deterioro resulta de la desconsolidación de las actividades de exploración y producción en Rusia de Wintershall Dea, que va a salir completamente del país de forma ordenada cumpliendo sus obligaciones legales.
Previsiones un poco más esperanzadoras
La facturación de BASF subió el año pasado hasta 87.327 millones de euros (+11,1 % que en 2021) tras el aumento de los precios y efectos positivos de los tipos de cambio y pese a que el volumen de ventas bajó. La dirección y el consejo de supervisión propondrán en la próxima junta general de accionistas el reparto de un dividendo de 3,40 euros por acción, como el año pasado.
BASF espera generar en 2024 unas ventas entre 84.000 y 87.000 millones de euros y un beneficio operativo antes de extraordinarios entre 4.800 y 5.400 millones de euros. La compañía prevé que la primera mitad del año será débil pero espera una mejora en el segundo semestre por la recuperación en China.
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