BBVA pretende traspasar a Cerberus los 500 empleados de su inmobiliaria Anida

  • La operación incluye unos 13.000 millones de euros brutos en ladrilllo que traspasa a una nueva empresa. El fondo tomará el 80% por 4.000 millones.
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EFE

La operación de BBVA con Cerberus guarda estrechas similitudes con la venta del ladrillo del Popular a Blackstone por parte del Santander. Ambos bancos sacarán el lastre inmobiliario del balance traspasando su control al fondo americano socio de una nueva entidad donde incluirán dicho portfolio junto a su servicing o plataforma de gestión de ventas. Anida, en caso de BBVA, con intención de que la nueva sociedad que estará controlada en un 80% por Cerberus reciba a sus entre 400 y 500 empleados en nómina, según refieren fuentes al corriente de la transacción.

El grupo presidido por Francisco González avanzaría así en el adelgazamiento de plantilla vía transferencia de unidades iniciado en la primavera. En mayo vendió la filial BBVA Autorenting a la empresa de gestión de flotas ALD, perteneciente a Société Générale, y que integró sus casi 80 trabajadores; y ahora se dispone a traspasar 152 empleados del departamento de informática a IBM, tras alcanzar un acuerdo de colaboración con la firma tecnológica para avanzar en su transformación digital.

El traspaso de personal de Anida queda sujeto al cierre del contrato de la que será la segunda mayor operación inmobiliaria del año después de la del Santander y una de las mayores de la historia del país tras los activos ‘colocados’ a la Sareb desde las cajas receptoras de ayudas. El grupo cántabro acordó dar a Blackstone el control sobre una sociedad a la que evacuó una cartera con un valor bruto de 30.000 millones de euros.

Casi 18.000 millones en activos tóxicos

La exposición de BBVA en activos improductivos rozaba los 17.800 millones a finales de septiembre. La transacción comprometerá un portfolio de 13.000 millones de euros brutos (con unos 78.000 activos inmobiliarios), que tras deducir las provisiones quedaría por encima de los 5.000 millones netos de valoración. El talón a ingresar por BBVA rondaría los 4.000 millones según adelantó Vozpopuli. 

A medida que avanzaban las conversaciones ha ido aumentándose el perímetro a traspasar, inicialmente limitado a varias carteras y que en las últimas semanas llegó a poner sobre el tapete la posibilidad de alcanzar hasta el 80% del riesgo total en ladrillo, que finalmente ha trasferido. La obstinación del banco era llegar a 2018 con los deberes hechos para evitar las penalizaciones adicionales que traerá el régimen contable y de provisiones que arranca con el ejercicio.

Haya Real Estate comercializará el ladrillo

La transacción incluye un acuerdo entre BBVA y la sociedad Haya Real Estate, controlada por Cerberus, para que ésta última le preste los servicios de servicing inmobiliario por la cartera traspasada por el banco y que incluye todos los activos adjudicados. En su pack van los activos que disfrutan del esquema de protección de activos (Epa) concedido por el Fondo de Garantía y que libra al banco del 80% de los quebrantos que se declaren sobre el portfolio blindado.

Fuera de la transacción quedan los casi 4.000 millones brutos (2.800 millones de euros netos) en crédito promotor y el banco mantiene igualmente su participación en Merlín, Testa y Metrovacesa. La operación tendrá un impacto ligeramente positivo en su solvencia. 

En septiembre, el ladrillo era ya el tercer riesgo con mayor consumo de capital económico (un 9,3%, solo por debajo del 52,4% que devora el stock crediticio y el 13,3% de la inversión en cartera variable). La penalización, que irá en aumento con los nuevos requerimientos contables, es muy elevada si se tiene en cuenta que la exposición a activos tóxicos no llega a 18.000 millones frente a los 416.000 millones que tiene financiado a clientes, y pese a que en nueve meses redujo un 23,3% dicho riesgo.

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