BBVA acaba de remitir la notificación de su acuerdo con Merlin Properties a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). La autoridad al mando de Cani Fernández deberá analizar esta concentración consistente en la toma de control exclusivo por parte del banco de una cartera de activos inmobiliarios formada por 659 oficinas y tres edificios singulares, hasta ahora en manos de la socimi de Ismael Clemente. A pesar de la gran reestructuración realizada y la tendencia a cerrar sucursales, BBVA ha dado un giro en su estrategia inmobiliaria al decidir recomprar este portfolio.
El acuerdo, aunque se ha hecho público, está supeditado a que la CNMC dé su visto bueno. Por ello, se torna clave que la autoridad complete sin objeciones su análisis, en virtud del cual tendrá que asegurarse de que la operación cumple con los requisitos de la Ley de Defensa de la Competencia (LDC) tras superar el umbral en términos de volumen de negocio. Es por esta razón por la que BBVA se ha visto obligada a pasar esta decisión por el control regulatorio.
La normativa es clara. Según recoge el texto de la legislación consolidada, se someterá a examen una operación si como consecuencia de la concentración se adquiere o se incrementa una cuota igual o superior al 30% en el ámbito nacional o en un mercado geográfico definido dentro del mismo. También se estudiará si, como mínimo, el volumen de negocios global de la sociedad adquirida, en este caso Tree Inversiones Inmobiliarias, supera los 10 millones de euros en el último ejercicio contable.
Las últimas cuentas disponibles de Tree en el registro mercantil corresponden a 2020, año en el que la compañía obtuvo unos ingresos de 79,24 millones de euros, en su mayoría procedente de las cuotas de alquiler pagadas por BBVA, puesto que la entidad era su inquilino principal. El beneficio neto fue de 51,56 millones de euros. El activo total ascendía a 840,92 millones de euros. Mientras tanto, el volumen de negocio estimado para 2021 se sitúa prácticamente en línea al anterior, aunque rebasando la barrera de los 80 millones de euros.
Competencia resolverá este expediente antes de que finalice el próximo mes de junio, siempre y cuando mantenga sus pesquisas en primera fase
Dado que la CNMC ha decidido realizar sus pesquisas inicialmente en primera fase, es previsible que antes de finales del próximo mes de junio adopte su resolución final. En caso de que detecte algún problema de competencia, que por el momento no es probable, tendría que invitar a participar a terceros interesados y el proceso se alargaría de este modo hasta finales de verano.
La inmobiliaria anunció en febrero su intención de vender este paquete de activos inmobiliarios ante el fuerte apetito que percibía por parte del mercado. Sin embargo, BBVA hizo efectivo su derecho de adquisición preferente, puesto que decidió que quería volver a ser propietario de esta importante cartera de oficinas que tenía alquiladas a Merlin, algunas de ellas vacías, por 1.987 millones de euros. El banco se las había vendido entre 2009 y 2010 a Tree, propiedad de la socimi. Su objetivo pasaba entonces por ganar flexibilidad en la gestión de su red de oficinas en España.
Pero su estrategia ahora ha cambiado, sobre todo por el incremento desmedido de la inflación. Ante el nuevo contexto, ha decidido que la mejor opción es recuperar esta cartera con idea de generar unos ahorros económicos importantes de aquí hasta la fecha en que terminaba el alquiler, en 2040, ya que el contrato de arrendamiento incluía una cláusula según la cual los alquileres se ajustan anualmente a 1,5 veces el Índice de Precios al Consumo (IPC), una referencia desbocada e inmersa en una espiral alcista.
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