BBVA esquiva al BCE al nombrar a Torres presidente pese a la directriz de Fráncfort

  • En España, las entidades mantienen disparidad de criterios. Santander y Bankia, por ejemplo, también dan poder ejecutivo a sus primeros espadas.
Sede del Banco Central Europeo
Sede del Banco Central Europeo
Efe

"El trabajo de Carlos estos últimos años es la mejor garantía de continuidad en la estrategia". Así valoraba este miércoles Francisco González su relevo por Torres Vila como presidente ejecutivo del BBVA a partir del 1 de enero. Un relevo para que todo cambie pero sin revolucionar nada. Y esa ausencia de cambios puede ser uno de los aspectos que menos guste al Banco Central Europeo (BCE) al analizar el proceso de sucesión en el segundo mayor banco de España.

González ha tenido tiempo para preparar su marcha. Lleva en el cargo 18 años y era de sobra conocido que tenía que abandonar la presidencia en 2019, como le marcaban los estatutos de la entidad al cumplir los 75 años de edad. Y,  de hecho, desde que decidió el relevo por su 'delfín', los encuentros con el supervisor de Fráncfort se han sucedido con el objetivo de aunar voluntades y llevar a cabo un proceso ordenado.

La directriz que marca la institución comunitaria es separar el poder ejecutivo de la presidencia de las entidades de la eurozona: que el presidente sea un cargo de relevancia, pero más político y representativo; y la labor ejecutiva recaiga en un CEO con amplio bagaje financiero. 

Se trata de una directriz, de una voluntad. No es una norma de obligado cumplimiento. De hecho, en España hay entidades financieras que han optado por separar el poder ejecutivo de la presidencia (como CaixaBank o Bankinter) y otras que mantienen la responsabilidad máxima en el primer espada. Así sucede, por ejemplo, en Bankia, con José Ignacio Goirigolzarri; y en Santander, con Ana Botín. La exigencia de buen gobierno para las grandes cotizadas es separar el cargo de consejero delegado de la presidencia, pero no marca nada sobre quién debe tener mando en plaza.

La voluntad del BCE

El BCE prefiere señalar el camino hacia una separación de poderes más estricta y ya cuenta con legislación que le ampare. En abril, el Tribunal General de la Unión Europea dictaminó a favor del supervisor, aunque en un caso que se refería exclusivamente a la entidad francesa Crédit Agricole. Declaró que al ser una entidad sometida a supervisión prudencial por Fráncfort debía separar la presidencia del consejo de administración de la dirección efectiva.

Este antecedente no aplica en el caso del BBVA, porque se centraba en cómo había sido la transposición de la normativa comunitaria en una entidad francesa, pero sí pone sobre la mesa la disparidad de criterios entre el banco español y su supervisor. De ahí los choques entre Francisco González y el BCE en estos últimos meses, solventados finalmente en línea con lo que deseaba el banquero español, que abogaba por concentrar en Torres el poder ejecutivo, tal y como él lo ha atesorado.

De no haber sido Torres Vila (con un perfil no excesivamente financiero, dada su formación como ingeniero), el favorito en las quinielas de la sucesión de González era Jaime Caruana. La elección el pasado junio del exgobernador del Banco de España como miembro de la Comisión Delegada Permanente del banco, donde se toman las decisiones estratégicas, lo colocó entre los 'presidenciables'.

Con la designación de Torres, queda abierto el nombramiento de un consejero delegado y lo normal es que BBVA decida dar un paso más hacia la apuesta digital. Si es así podrían entrar en juego dos nombres, según indican fuentes de la entidad financiera, que permitirían ahondar en su proyección internacional y que, también, son dos hombres de la casa. Por un lado, el argentino Ricardo Moreno, actual responsable global de BBVA Ingeniería y uno de los principales responsables de la transformación digital del grupo. Por otro, el estadounidense, Derek White, responsable global de Customer Solutions. Llegó a la entidad hace dos años, procedente de Barclays, donde lideró su proyecto de banca digital en Estados Unidos.

Al margen de cómo quede perfilada la nueva dirección, a partir del 1 de enero, en el día a día del BBVA, habrá cambios. El nuevo presidente trabaja actualmente en su despacho de 'La Vela', en la sede madrileña de Las Tablas, y lo previsible es que siga allí; a diferencia de Francisco González, que en los últimos meses ha trabajado en el histórico edificio de la Fundación BBVA, en el Paseo de Recoletos. Un traslado que evidencia, de entrada, un cambio de talante.

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