BBVA y Grupo San José inyectarán en los próximos días 18,9 millones de euros más en el capital de Distrito Castellana Norte, la plataforma empresarial participada al 75% por el banco y al 25% por la constructora y creada para impulsar el proyecto urbanístico anteriormente conocido como Operación Chamartín, y ahora rebautizado como 'Madrid Nuevo Norte', que continúa a la espera de que el Ayuntamiento de Madrid dé su aprobación definitiva al plan. Un plan que supuestamente fue acordado el pasado mes de julio entre el propio Consistorio - que es el que tiene las competencias urbanísticas sobre la operación-, el Ministerio de Fomento - propietario de los terrenos en que se desarrollaría- y la empresa promotora, representante del capital privado dispuesto a financiar en esos terrenos el mayor proyecto urbanístico que ha visto la capital en las últimas décadas.
La ampliación de capital, la tercera que aprueban los accionistas de la compañía en el último año y medio, con un monto agregado de 51 millones de euros, se destinará a financiar la operativa cotidiana de la compañía y los gastos asociados a la puesta en marcha del proyecto urbanístico, según precisan fuentes cercanas a la empresa. Distrito Castellana Norte debe afrontar, por ejemplo, y entre otros gastos, el pago a ADIF y Renfe Operadora de un canon de 2,17 millones de euros por la prórroga del acuerdo de bases en virtud del cual se reserva a la promotora la explotación de los terrenos de las estaciones de Chamartín y de Fuencarral y sus espacios anejos, los servicios de asesoría y consultoría propios de un proyecto de esta envergadura y también el 'fee' que se abona al prestigioso estudio de arquitectos londinense -RSH+P- al que se ha encargado el diseño del proyecto urbanístico.
Todo ello mientras la promotora aguarda a que el Ayuntamiento de Madrid dé luz verde de forma definitiva al proyecto urbanístico, un hecho que según la última estimación deslizada desde el Consistorio se podría producir en el primer trimestre del año. El condicional está justificado, dado que la planificación inicial apuntaba a que el 'ok' del Consistorio tendría lugar en el mes de enero y con ese escenario se estaba trabajando en la empresa.
Un macroproyecto urbanístico para el norte de Madrid
Lo que BBVA y el Grupo San José se traen entre manos es ni más ni menos, según lo definió el ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, "el gran proyecto urbano del país", una operación que prevé la construcción de 11.000 nuevas viviendas - el 20% de las cuales gozarán de algún tipo de protección-, la reforma integral del hub ferroviario de Chamartín y el desarrollo de una zona de negocios que algunos han definido ya como la nueva city madrileña.
Un proyecto de una dimensión tal que ha tensado las costuras de la coalición de gobierno municipal, que se debate entre los beneficios para la ciudad de una operación que significaría una inversión cercana a los 6.000 millones de euros y una generación de empleo que las previsiones más optimistas fijan en unos 200.000 puestos de trabajo, y su natural inclinación a la modulación del crecimiento urbano de la ciudad, que ha generado no pocas quejas de inversores por las trabas administrativas puestas a algunos proyectos.
También ha ocurrido con la antigua Operación Chamartín que en su transición hacia 'Madrid, Nuevo Norte' se ha dejado por el camino 690.000 metros cuadrados de edificabilidad por los requisitos exigidos por el Ayuntamiento de Madrid. El asunto es que el proyecto necesita de una modificación del Plan General de Ordenación Urbana y que ésta solo puede ser aprobada por el Ayuntamiento de Madrid.
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