Identificación de riesgos

El BCE busca entre su artillería cómo proteger a los bancos frente a la guerra

Sus equipos de supervisión ponen encima de la mesa una batería de posibles medidas para reforzar la posición del sector, como el alivio sobre el capital regulatorio anunciado tras el estallido de la pandemia. 

Christine Lagarde, BCE
Christine Lagarde, gobernadora del Banco Central Europeo (BCE)
Europa Press

La autoridad monetaria analiza exhaustivamente el impacto del conflicto armado sobre el sector financiero. Tras realizar una petición de información a cada una de las entidades bajo su paraguas y obtener unas conclusiones preliminares, los equipos del Banco Central Europeo (BCE) buscan entre toda su munición de posibles medidas la fórmula más adecuada para proteger a los bancos. Aunque en España no existe una alarma excesiva por su limitada exposición a Rusia -unos 716 millones de forma agregada-, en países como Italia o Francia -suman 44.000 millones de euros- hay un enorme riesgo latente que podría materializarse en cualquier momento. 

Los inspectores del organismo gobernado por Christine Lagarde han puesto sobre la mesa una serie de opciones que podrían anunciarse pronto para reforzar el sistema financiero ante el posible impacto sobre la estabilidad, según fuentes de mercado consultadas por La Información. Se prevé que suavice el esquema regulatorio. Entre las posibilidades se encuentran la restricción de algunos programas de recompras de acciones en los estudios individuales, poner el foco en carteras que no pueden descuidarse o el alivio de la carga sobre el capital. Esta última no es nada trivial si se tiene en cuenta que fue aplicada ya en 2020 cuando estalló la pandemia del Covid. En virtud de la misma, la banca podía operar por debajo de su  nivel de capital definido en el Pilar 2 y excluir determinadas exposiciones del  cálculo de su ratio de apalancamiento. 

El BCE anunció hace justo un mes que no extenderá esta medida de desahogo más allá de diciembre de 2022 en el caso del capital y de este marzo en el de la ratio de apalancamiento, cuando también expiran las líneas fáciles para la obtención de recursos con condiciones ventajosas del TLTRO III. No obstante, podría reconsiderar su posición a medida que avance en su complejo análisis sobre el golpe de la guerra. En cualquier caso, las circunstancias son diferentes. Si hace dos años la intención era la de evitar que se cerrara el grifo de la financiación a los agentes económicos, esta vez podría incluso plantearse para enmendar posibles problemas irremediables entre algunas entidades. 

Si durante el Covid las medidas de alivio buscaban evitar el cierre del grifo a la economía, esta vez podrían plantearse para enmendar problemas que si cristalizan pueden ser irremediables

La liquidez, la calidad de los activos y la exposición de las operaciones son cruciales en un momento de tensión como el actual. Por ello, el organismo regulador está solicitando continuamente actualizaciones de estas variables para controlar y poder actuar cuando sea necesario. Este jueves, 10 de marzo, el consejo del BCE se reúne para abordar la política monetaria de la eurozona, donde no se esperan grandes sorpresas, aunque podría atisbarse algún mensaje relacionado con la banca. En ese caso, si lo hace sería por una cuestión de imagen adelantándose a los acontecimientos. La detección de un un riesgo inminente también podría forzarle a tomar una decisión prematura en este aspecto. 

Precisamente este mismo miércoles, Unicredit, uno de los mayores bancos transalpinos, confesaba su crítica situación con respecto a Rusia. El grupo capitaneado por Andrea Orcel ha declarado que en un escenario extremo de restricción total de sus activos rusos se esfumarían 200 puntos básicos de capital, lo que se traduce en agujero de hasta 7.400 millones de euros. Esta circunstancia provoca que la puesta en marcha de su programa de recompra de acciones o buyback por importe de 2.580 millones de euros peligre. Quedaría en suspenso si su ratio CET1 cayera por debajo del 13%. Actualmente se sitúa en el 15,03%. 

El asunto es que el BCE tenía prácticamente delineada su hoja de ruta para los próximos meses, con una revisión al alza de las expectativas macroeconómicas o incluso un adelantamiento de la tan esperada primera subida de tipos, siguiendo los pasos de homólogo estadounidense, la Reserva Federal. La irrupción de la guerra pone en estado de esquizofrenia a la autoridad monetaria, que ha tenido que replantear toda su estrategia en el comienzo del nuevo año. Llevará a cabo una evaluación integral de las perspectivas económicas en el cónclave de este jueves, donde se incluirán todas las vertientes posibles sobre el desarrollo geopolítico. El riesgo ahora es el de la estanflación ante un shock de la oferta, una situación tradicionalmente incompatible en la que el crecimiento se estanca pero la inflación no cede y entra en una espiral alcista.

Las mismas fuentes esperan que el BCE tome en próximas reuniones decisiones contradictorias. Está abierto a todo, pero la disyuntiva versa sobre cuándo y cómo aplicar cualquier medida. Lo que está claro, y en lo que coincide el consenso de expertos, es que esta semana no podrá dar todavía una respuesta definitiva al impacto de la guerra porque la situación es muy incierta. Es posible que retrase el anuncio de una orientación más concreta sobre el futuro del programa de compras de activos (APP) aunque manteniendo su intención de reducir de manera gradual la política ultralaxa.

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