Movimiento en los negocios energéticos regulados

BlackRock, Norges y CVC tantean a las eléctricas para entrar en la distribución

Los fondos ponen a prueba el sistema de funcionamiento integrado -generación, distribución y comercialización- de los grandes grupos energéticos.

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Los inversores buscan la seguridad de los negocios regulados.

Los grandes fondos buscan alternativas rentables y seguras para invertir en el sector de la energía. BlackRock, Norges Bank -gestor del fondo estatal de pensiones de Noruega- y CVC Capital Partners han puesto la lupa sobre las filiales de distribución de las grandes compañías de electricidad españolas. Sondean la posibilidad de tomar nuevas participaciones significativas en un negocio regulado y de rentabilidad asegurada. Los fondos, apuntan fuentes del mercado, aprovechan que las compañías matrices han tenido que ajustar sus finanzas para plantear más compras de participaciones que pueden poner a prueba el sistema de funcionamiento integrado -generación, distribución y comercialización- de los grandes grupos energéticos.

Los ajustes en el cinturón financiero de los grandes grupos, según apuntan fuentes del mercado al tanto de los movimientos en el sector, han provocado que no se haya alcanzado el límite legal de inversiones anuales en redes, fijado en el 0,13% del Producto Interior Bruto (PIB) como máximo. El porcentaje se aumentó mínimamente en junio, cuando el Gobierno lo elevó por decreto al 0,14%. En 2019, el límite regulatorio de inversión era de 1.500 millones, pero las eléctricas solo destinaron 1.100 millones. El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán llegó a pedir públicamente al Ejecutivo que eliminara el tope a la inversión en redes, en línea con el deseo de las empresas de que los límites  se calculen al menos por trienios.

Finalmente, el Gobierno no eliminó los topes, pero la inversión en redes sigue alimentando un debate que ocupó muchas horas a la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC). El regulador entendió que las infraestructuras energéticas han sido durante demasiado tiempo un refugio seguro para los fondos de inversión porque la rentabilidad era demasiado elevada -las empresas reclamaron el 7% anual para seguir invirtiendo- y el riesgo cero. El debate acabó en recortes de retribución muy polémicos después de que Competencia detectara en el año 2017 un incremento de la rentabilidad económica de la distribución eléctrica por parte de las empresas.

Inversión y retorno

Según su informe, el retorno sobre la inversión (ROI) pasó del 6,57% en 2013 al 8,16% en 2016. Y la rentabilidad para el accionista (ROE) superaba el 10% en todas las empresas examinadas: Endesa Distribución, Iberdrola Distribución Eléctrica, Unión Fenosa Distribución, Hidrocantábrico Distribución Eléctrica, y Viesgo Distribución Eléctrica.

Los grandes fondos saben que el momento es oportuno porque se está produciendo toda una reconfiguración del sector. El auge del autoconsumo, las expectativas que abre vehículo eléctrico y la entrada en el negocio de nuevos agentes -empresas de servicios energéticos- presionan sobre la distribución eléctrica, que necesita dinero fresco. Las grandes compañías -Iberdrola, Endesa, Naturgy, EDP y Viesgo-, pero también las pequeñas compañías, como las integradas en Aseme -distribuidoras  con menos de 100.000 clientes- son el objetivo de los fondos. 

Las fuentes del mercado consultadas sostienen que en estos momentos existe una fuerte presión sobre las eléctricas tradicionales para dar más entrada a inversores institucionales, en un proceso que ya vivieron otros mercados adelantados de la liberalización como Reino Unido. Los grandes grupos afilaron sus defensas contra los recortes en la retribución del negocio de redes que ya planteó el entones ministro Álvaro Nadal con un informe encargado a la consultora Deloitte que recogió las necesidades y la situación de la red de distribución en España.

Red envejecida

Según dicho informe, sería necesario invertir hasta 46.000 millones hasta 2030 en la red de distribución -34.000 por las operadoras de redes- para integrar la generación renovable, atender el aumento de la demanda y cumplir con las exigencias medioambientales de la UE. El Plan Nacional Integrado de Energía Clima (PNIEC) aprobado por el Gobierno se acerca a la cifra. El PNIEC estima que alcanzar los objetivos planteados requerirá inversiones en redes y electrificación de la economía por valor de 41.846 millones, el  18% del total de las inversiones contempladas en el plan.

Toda la inversión es necesaria. La red de distribución ha envejecido mucho y en baja tensión -la malla que da servicio a los hogares- el 40% de los transformadores tendrá más de 40 años en 2025. O se invierte o será el colapso como ya sucedió en 2007 , con el gran apagón de Barcelona. Para la industria española, la propuesta de las eléctricas trae ventajas. Según el estudio, hasta un 95 % de la inversión necesaria en redes sería servida por industrial nacional y el peso de la mano de obra nacional se situaría entre el 50% y el 60%.

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