Botín ve injustificable el impuesto a la banca que plantean PSOE y Podemos

  • Cree que las entidades deben tributar a igual nivel que otras empresas y recuerda que el Santander abona 6.000 millones en los países donde opera 
La presidenta del Banco Santander, Ana Botín
La presidenta del Banco Santander, Ana Botín

Ana Botín rebatió hoy sin ambages las propuestas impositivas del PSOE y Podemos a la banca, que argumentan en la devolución del apoyo recibido por el sector a la sociedad. “La tasa impositiva debe ser la misma para todas las empresas. Los bancos somos una empresa más. Tener una tasa diferente no se justifica”, sancionó durante la presentación de resultados del grupo donde subrayó que el Santander ha contribuido con 6.000 millones de euros en tributos en los países donde opera, un 4-5% más que el ejercicio previo.

La banquera reivindicó que el Santander ha contribuido a salir de la crisis con 3.000 millones de euros -en su mayoría a la Sareb-, y con la compra del Popular que, “aparte de ser una buena operación”, contribuye a “dar estabilidad a miles de accionistas y clientes”. Se alinea así con el rechazo expresado previamente por la consejera delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa, y su homólogo en Bankia, José Sevilla, que además reclamaron que cualquier solución que se quiera buscar para financiar el déficit de las pensiones se derive de un análisis en profundidad y no cortoplacista del desafío.

El Popular selló 2017 con pérdidas de 37 millones de euros después de encajar 300 millones en costes de integración -la factura alcanzará los 1.200 millones en tres años-, después de aportar 1.300 millones a la rúbrica de ingresos vía margen bruto y pese a haber perdido 3.000 millones en depósitos en el semestre bajo propiedad del Santander.

Sin embargo Ana Botín eludió valorar la evolución de los recursos en esta franquicia porque, según defendió, la contabilidad del grupo es global en la unidad España -Santander y Popular- y ahí ha ganado 7.000 millones de euros. “Los bancos colaboran, no compiten como en anteriores fusiones”, insistió en alusión a la unidad que reubicará sus servicios centrales pronto en el edificio donde el Popular proyectaba fijar su sede, dejando el complejo de Mesena donde se ubica Santander España.

En relación a los conflictos judiciales derivados de la adquisición, la banquera mostró su confianza en que las provisiones acumuladas por el grupo son suficientes para encajar cualquier compensación, después de haber logrado la adhesión en los bonos de compensación por el 80% de la emisión ofrecida, y pasó la pelota a la Junta Única de Resolución (JUR) sobre la publicación de la información confidencial.

“Salvo el tema de las alianzas, que preferimos que no se cuente, no tenemos ningún problema en que se publique”, afirmó, después de que Elke König supeditase la divulgación a obtener su permiso. La Jur había argumentado, hasta ahora, su férreo secreto sobre datos tales como el estado del Popular, la evolución de sus problemas o la letra pequeña de la oferta formulada por el Santander a una demanda de confidencialidad del grupo cántabro para no afectar a su política comercial y estratégica.

El informe que mayores expectativas suscita es, sin embargo, el estudio donde Deloitte justifica la valoración de la entidad y que le otorga dos precios negativos de -8.200 y -2.000 millones, junto a uno positivo de 1.300 millones. Los afectados y antiguos gestores lo reclaman en la Audiencia Nacional y el Tribunal de Luxemburgo, alegando indefensión ante su desconocimiento puesto que sirvió de base en una resolución donde se llevaron a cero 3.400 millones en acciones y títulos de deuda.

El Santander se adjudicó la entidad ofreciendo un euro simbólico, garantizando su estabilización -le inyectó 13.000 millones en liquidez y amplió capital en 7.000 millones-. No es el único punto oscuro en la caída y desenlace del Popular. La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha abierto sendas investigaciones sobre las pensiones que se dotaron los exconsejeros y por suspicacias con que parte de las pérdidas de 12.000 millones contabilizadas por la entidad en el primer semestre sean imputables a ejercicios previos.

La banquera eludió la espinosa cuestión de si comparte la sospechas de ocultamiento de pérdidas, refiriendo que los números son los que son y remitiendo al balance publicado tras su resolución. Según detalló el consejero delegado, José Antonio Álvarez, el Popular ya se encuentra “estabilizado”, con una situación “de normalidad”, recuperando depósitos y una actividad crediticia que se encontraba “parada” y ya avanza en septiembre. “Estamos bussiness as usual” y seguimos confirmando la visión que teníamos del Popular, refirió Álvarez.

Muy poco después de su adquisición el Santander enajenó la filial del Florida Totalbank y acordó la desconsolidación de 30.000 millones en exposición inmobiliaria, con la venta a Blackstone que confía culminar en el primer trimestrre de este año. Al grupo le restarían apenas 6.000 millones en activos improductivos a los que prevé dar salida de forma acelerada según apuntó en la reunión con analistas.

Este año desea dar solución igualmente a las alianzas heredadas del Popular -Allianz en seguros, la sociedad de cajeros que mantiene con Credit Mutuel o la filial de tarjetas WiZink con Värder Parthner-. El plan del Santander es recuperar los negocios claves: las tarjetas emitidas por el Popular, por ejemplo, y enajenar la actividad restante.

La compra del Popular es la operación corporativa más grande acometida por el grupo el pasado ejercicio, pero no la única: incorporó Banif en Portugal, el negocio de Citi en Argentina y el de Deustche en Polonia; a la vez que salió del supermercado financiero Allfunds, y la filial de Florida Totalbank del Popular o vendió su ladrillo.

Botín refirió que la estrategia del grupo es de crecimiento orgánico y maximizar la venta cruzada y relación con clientes, sobre todo en España, Brasil, Chile y Polonia. La banquera es escéptica sobre el inicio de fusiones transnacionales hasta que el euro circule realmente libre entre países y exista un Fondo de Garantía Común. Subrayó que tampoco ayuda que se penalice de forma adicional a los bancos sistémicos en solvencia. No descarta, sin embargo, aprovechar la plataforma de Openbank para irrumpir con el negocio de banca comercial en nuevos países. Ahí sugirió que el Santander cuenta con la ventaja de un gran reconocimiento de marca en mercados como Alemania o paises nórdicos.

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