Los británicos acusan el Brexit: pasan del chalé de la playa al piso de segunda mano

  • También los suecos y los turcos reducen las compras de vivienda en nuestras costas como consecuencia de la caída de sus divisas. 
chalets británicos
chalets británicos

De comprar un chalé nuevo en primera línea de playa a hacerse con un piso de segunda mano por poco más de 70.000 euros. Las consecuencias del Brexit también llegan al mercado inmobiliario y en estos días que la salida de Reino Unido está en boca de todos, los datos sacan a relucir las diferencias en las transacciones de vivienda vacacional que, históricamente, llevan a cabo los ciudadanos británicos en nuestras costas. La antigua idea de que los jubilados británicos pueblan los mejores inmuebles de nuestra costa puede convertirse en eso, en una idea de años atrás, y el cambio radical de tendencia aspira a convertirse ya en una de las principales consecuencias del divorcio a la europea en lo que a España respecta (Gibraltar mediante). 

De momento, los amagos de salida de de la Unión -referéndum e idas y venidas políticas- ya han hecho que se reduzcan de forma muy importante las operaciones de ciudadanos de esta nacionalidad en nuestro país en estos últimos ejercicios. Tanto es así que desde las 24.000 casas que se vendían en el pico alcanzado en 2006, la cifra llegó a hundirse hasta las 4.000 anuales durante la crisis, la peor etapa para el inmobiliario dedicado a la segunda residencia.

Desde entonces, la venta de viviendas de este tipo a británicos se recondujo hasta alcanzar las 10.600 en 2016. Y luego vino el último giro: a la incertidumbre generada por el referéndum favorable a la salida del Reino Unido que se extendió durante el segundo tramo de 2016 se unió al año siguiente la caída de la libra. Por ello, en 2017, las ventas a los ciudadanos de Reino Unido volvieron a caer y apenas alcanzaron las 8.800, lo que supone una importante caída con respecto al año anterior. "Cuando empezaban a recuperarse el mercado de británicos, la debilitación de la libra hizo que la venta cayese de nuevo", explica Alfredo Millá, CEO de Sonneil -proptech especializada en segunda residencia para extranjeros- a La Información

En este panorama, no solo hay que fijarse en las cifras, ya que también es importante tener en cuenta la tipología de las viviendas que cambian de manos en el mercado. Tal y como confirma Millá, mientras "antes compraban obra nueva a precio medio, ahora se 'tiran' a los pisos usados por debajo de 100.000 euros". Y concluye diciendo que "no hay la misma liquidez". Ya no hay tanta confianza en sí mismos entre los británicos y, por consiguiente, ahorran también gastos -y expectativas- a la hora de elegir la casa de su retiro. Sobre todo, si ya no van a contar con las ventajas de estar en 'territorio común'.

Por si fuera poco, la confianza y la economía europea no solo sufren por el Brexit. La devaluación de otras monedas, como la Corona sueca o la Lira turca, también han pasado factura al inmobiliario español. Los suecos, un mercado en auge sobre todo en la Costa del Sol pese a la crisis económica global, también han perdido fuelle como consecuencia de la caída del valor de la Corona. Lo mismo ha ocurrido con los turcos que, pese a no ser grandes agentes en el mercado español, se han retraído como consecuencia de la devaluación de su divisa. 

En definitiva, los datos muestran que, a nivel general, los extranjeros ya no compran casas de vacaciones como antes, y es que en 2017 se alcanzó el mínimo histórico en transacciones de obra nueva por parte de ciudadanos europeos con solo un 17% del total de las ventas a estas personas. El resto se corresponden con viviendas usadas, según datos de Registradores, lo que equipara el mercado internacional al español, donde la segunda mano se lleva la palma. 

Al comprar estas cifras con las de años anteriores, el cambio de tendencia se hace aún más evidente. En el momento de estallido de la burbuja inmobiliaria, en 2008, la compra de viviendas de obra nueva por parte de extranjeros suponía un volumen del 61%. Por tanto, al poner un dato al lado del otro, se puede ver un descenso de 44 puntos con respecto a 2017, último dato disponible. 

Pese a ello, los datos globales de venta de vivienda a extranjeros -que aúnan nueva y usada- muestran un nuevo récord en cuanto al número de transacciones: 53.359 operaciones en el primer semestre, según el Consejo General del Notariado, lo que supone una ligera subida con respecto a los datos de otros ejercicios y lo que demuestra el cambio de tendencia hacia otro tipo de adquisiciones (más asequibles) por parte de los extranjeros. 

El caso de los belgas

A todo esto, y ante la retirada de los británicos, hay una nacionalidad que se está haciendo un hueco cada vez más grande en el mercado español de viviendas vacacionales: los belgas, junto con los franceses, son los que más apuestan por la compra de vivienda de obra nueva en nuestra costa. 

Chalés o importantes ubicaciones en edificios plurifamiliares, pero siempre por encima de los 150.000 euros. Esta es la definición de inmueble que buscan los ciudadanos belgas para pasar sus vacaciones -o gran parte del año- en la costa española. Los belgas son ya, según los datos del Colegio de Registradores, la cuarta nacionalidad en compra de vivienda en nuestro país en el tercer trimestre del año. Se quedan así por detrás rusos, suecos y chinos, mercados tradicionalmente importantes en este negocio. 

Mostrar comentarios