Flexibilidad en los pagos del rescate

Iberia y Air Europa pasan la 'patata caliente' de su fracasada fusión a la SEPI

Tras retirar su fallida propuesta en Bruselas, las partes piensan en una segunda vida de manera conjunta en la que necesitarán que el Gobierno de Pedro Sánchez relaje la deuda de la aerolínea de los Hidalgo.

Javier Sánchez Prieto
Javier Sánchez Prieto, presidente y consejero delegado de Iberia.
EP

Pese a estar desde el lunes negociando un comunicado conjunto para explicar el final de la operación ideada en 2019, Iberia optó por reconocer en solitario lo que llevaba meses siendo un secreto a voces en el sector: la compra de Air Europa no se cerrará ni por 500 millones de euros. Empujados por la crisis del coronavirus y sus infinitas variantes, las razones principales que han influido en este fiasco han sido el rescate de la SEPI sobre la aerolínea de Globalia, el temor a unos descartes regulatorios prohibitivos por parte de Bruselas y la situación financiera de la compañía de los Hidalgo.

La suspensión del acuerdo desembocó horas más tarde en una reacción de todos los implicados con tal de visualizar que existían posibilidades de una segunda vida conjunta entre las aerolíneas, pero en unos términos radicalmente distintos al proyecto de fusión anunciado hace dos años. Es únicamente una declaración de intenciones y un deseo, puesto que el listado de condicionantes dependen de la voluntad de la SEPI, el organismo del Gobierno que rescató a Air Europa y vició la operación prepandémica. El propio Luis Gallego reconoció los problemas horas después del comunicado de IAG al regulador bursátil y aseguró que la "estructura" actual de la operación era inviable.

Las últimas horas de la negociación previas a la ruptura, según las fuentes consultadas por La Información, habrían girado en torno a una nueva rebaja de 250 millones de euros en el precio, lo que significaría volver a dejar a la mitad una operación ya reeditada a principios de 2021, cuando los 1.000 millones a pagar por Air Europa pasaron a ser 500 y se favoreció a Iberia con un nuevo calendario de pagos mucho más beneficioso. 

Según las mismas voces, el calendario ha seguido siendo otro de los condicionantes que se ha puesto sobre la mesa en estos últimos meses. El requisito que hubiese motivado a Iberia a seguir adelante con los términos previstos giraba en torno a perpetuar la deuda de SEPI a 20 años vista a cambio de inyectar cuanto antes más liquidez en Air Europa. No hay que olvidar que la matriz de Iberia se ha endeudado durante estos meses para hacer frente a la falta de pasajeros.

La necesidad de dilatar los tiempos choca frontalmente con el Real Decreto que ideó el Gobierno en plena pandemia para fundar el Fondo de Solvencia para empresas estratégicas (Fasee) que logró la supervivencia de estas compañías y cuya primera beneficiada fue Air Europa. La ley marca que dicha ayuda, que se combina entre préstamos ordinarios e híbridos (convertible en capital), no puede amortizarse más allá de seis años, con la posibilidad de utilizar tres de carencia. Queda por ver si el Gobierno canjea sus 235 millones de préstamo participativo, entra como accionista en Air Europa y rebaja así su deuda.

El papel de Europa 

El tercer condicionante estaba en Bruselas. En contra de lo que se podía pensar en un primer momento, el escollo de la Comisión Europea, aunque era evidente, estaba más encarrilado de lo esperado. Sobre todo, después de que Iberia presentara en octubre unos descartes regulatorios “mucho más generosos” -palabras de la propia compañía- que los ideados un año antes. 

Los remedies voluntarios de Iberia con Volotea y World2Fly (Iberostar) eran una propuesta con la que Bruselas no comulgaba, habida cuenta que no son compañías potentes que a día de hoy ejercen de contrapeso de fuerzas en el sector. La respuesta de Europa no se hizo esperar: abrió una investigación en profundidad y mostró su preocupación hasta en 70 rutas.

Los nuevos compromisos, en cambio, se centraban sobre todo en cesiones en rutas hacia América Latina, donde la posición resultante de una fusión entre Iberia y Air Europa sí causaba estragos en la competencia. El plazo de estos compromisos se extendía durante más de 5 años en nueve destinos troncales, principalmente capitales, en los que Iberia debía facilitar la coexistencia de nuevos rivales.

El futuro de Globalia

La incertidumbre que rodea ahora a Air Europa, necesitada de más liquidez pese a los 475 millones de la SEPI y los 140 millones de créditos avalados por el ICO, se ha subsanado de manera parcial con el pago de una indemnización que casi dobla los 40 millones marcados en la cláusula de salida del primer acuerdo. 

Este importe dará un poco más de oxígeno a la compañía de la familia Hidalgo a cambio de renunciar a ir a los tribunales para solicitar una indemnización mayor. En paralelo, de acuerdo a fuentes cercanas al holding turístico, la compañía buscará en los próximos dos meses más fondos en el mundo del capital riesgo. Aseguran las mismas voces que ya se habría sondeado a algún candidato, cuyo propósito sería cubrir la posición acreedora que tiene ahora la SEPI.

Hay que esperar a ver cómo quedan las relaciones de Iberia y Air Europa, marcadas históricamente por su pelea comercial en las rutas hacia Latinoamérica. Desde el entorno de Juan José Hidalgo interpretan que los plazos se han dilatado innecesariamente, algo que ha jugado en contra de Air Europa. El fracaso ha sido un divorcio que en las últimas horas está vistiéndose como amistoso. Lo cierto es que ni siquiera fueron capaces ayer, miércoles, de acordar lanzar un comunicado conjunto, como sí hicieron para anunciar la compra.  

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