Incumplimientos y retrasos

Bruselas 'tira de las orejas' a España por la ley de promoción del coche eléctrico

La Comisión Europea envía una carta de emplazamiento al Gobierno por deficiencias en la transposición de la directiva europea que marca las normas en contratación pública desde hace más de dos años.

Coche eléctrico
Un coche eléctrico.
Europa Press

Toque de atención de Bruselas a España por la falta de compromiso del Gobierno en el uso del coche eléctrico. La Comisión Europea ha enviado una carta de emplazamiento al Ministerio de Transportes por no haber aplicado a tiempo la normativa europea en materia de promoción de vehículos que utilizan energías limpias. La legislación comunitaria fija el porcentaje de vehículos de energía limpia que la Administración debe adquirir desde este año hasta el próximo 2030, ya sean autobuses interurbanos, coches de autoridades, vehículos de recogida de basuras o de servicios postales y entrega de paquetes.

La norma está marcada desde 2019 por parte del Ejecutivo comunitario. El 20 de junio de dicho año, Bruselas decide modificar la normativa existente hasta el momento (Directiva 2009/33/CE) por su poca efectividad e impulsar la implantación de las nuevas tecnologías en los vehículos de transporte por carretera, tanto ligeros como pesados. El objetivo: reducir las emisiones derivadas del uso de combustibles fósiles y, por contra, favorecer la movilidad de bajas emisiones. Esta iniciativa perseguía en suma mejorar la calidad del aire en las ciudades y en otras zonas contaminadas.

La propia Comisión Europea lo celebró en un comunicado. "Las nuevas normas aumentarán la seguridad del mercado, estimularán la innovación y promoverán la competitividad mundial de la industria europea. Los vehículos limpios desempeñarán un papel clave en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, con lo que ayudarán a la UE a cumplir los compromisos asumidos en el Acuerdo de París", aseguró. Hasta el momento, Bruselas ya se había comprometido a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, al menos, en un 40 % para 2030 con respecto a los niveles de 1990. También había garantizado que iba a incrementar la proporción del consumo de energía renovable en un 27% como mínimo.

Para España, los deberes estaban bien delimitados en materia de contratación pública. El primer objetivo comprendía un marco temporal que iba desde el 2 de agosto de 2021 al próximo 31 de diciembre de 2025. Por ejemplo, en él se establecía que la cuota de autobuses adquiridos por la administración debían representar, al menos, el 45% de las adjudicaciones. En el segundo tramo, comprendido desde el 1 de enero de 2026 al 31 de diciembre de 2030, este porcentaje debía crecer hasta el 65%. Las metas eran distintas para camiones (10 % en 2025) y turismos (36,3%) 

Con la carta de emplazamiento (artículo 258 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea), Bruselas usa la primera de las vías de diálogo amistosas para recordar a España que no está haciendo los deberes. No en materia de objetivos, sino en la instauración de la legislación en España, como reconoce el expediente. Tras haber ofrecido al Estado la posibilidad de presentar sus observaciones, el siguiente paso podría ser un dictamen motivado. En el peor de los casos, el Ejecutivo comunitario podría empezar a dictar sanciones contra el país por un incumplimiento reiterado una vez agotadas ambas vías. Ya ha ocurrido en otras ocasiones, como con la reforma de la Ley de Protección de Datos, cuya parálisis le costó a las arcas españolas 89.000 euros por cada día de retraso. En materia de transportes, la falta de independencia de los operadores ferroviarios y aeroportuarios, Adif y Aena, respectivamente, también han irritado en Europa.

El Ministerio de Transportes (Mitma), por su parte, ha dado recientemente algunos pasos en este sentido para corregir los déficits en materia de contratación de vehículos limpios. Aprovechando los fondos europeos que llegarán a España tras la crisis del coronavirus, el organismo presidido por Raquel Sánchez abrió el pasado mes de mayo una convocatoria para repartir entre ayuntamientos aproximadamente 1.000 millones de euros a cargo del maná europeo. La meta de este primer programa de ayudas, según sostuvo el propio Gobierno, era cumplir con esta normativa conocida como Directiva de Vehículos Limpios, entre otros. La iniciativa también persigue "mejorar la calidad del aire y mitigar el ruido mediante el impulso de zonas de bajas emisiones (ZBE)", añadió en su comunicación oficial. Sobre la actuación de Europa, ningún portavoz contestó a este medio al cierre del artículo.

La escasez del coche eléctrico

La falta de vehículos eléctricos no se da únicamente en la administración. Las ventas de este tipo de coches todavía no son predominantes entre empresas y particulares en España, donde todavía hay trabajo por delante si se quiere llegar a tiempo a los acuerdos sobre descarbonización. De acuerdo a datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), las cifras de ventas de vehículos eléctricos crecen mes a mes, pero de manera tímida. Las matriculaciones de vehículos electrificados, híbridos y de gas han repuntado en septiembre -últimas cifras disponibles- un 36,6% respecto al mismo periodo del año anterior.

Para que ese crecimiento sea mucho más decidido serán necesarias otras medidas por  parte del Ejecutivo. La más reciente fue anunciada por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el salón del automóvil de Barcelona. ¿En qué consiste? En ayudas para la compra de coches eléctricos por parte de empresas que tengan grandes flotas. La dotación del plan es de 50 millones de euros. Bajo el nombre Moves Grandes Flotas, esta iniciativa se sumaba a otros programas similares: el Moves Singulares II, de 100 millones para proyectos innovadores de movilidad eléctrica, y el Plan Moves III,  de 400 millones -ampliables a 800 millones- en ayudas directas para la movilidad sostenible.

Otra asignatura pendiente está en los puntos de recarga, fundamentales para dar sentido al parque de vehículos eléctricos. Así lo asegura un estudio reciente, en el que se explica que el país tendría que hacer un mayor esfuerzo que Europa en materia de establecimientos de recarga si de verdad quiere llegar al objetivo mínimo de 250.000 puntos de este tipo en el año 2030. La meta que tiene marcada el país a nivel nacional es de 100.000 puntos de recarga dentro de dos años y entre 250.000 y 340.000 en el próximo 2030.

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