Cabify se ajusta el cinturón para acelerar la rentabilidad antes de su potencial OPV

  • La startup española ha llamado a la congelación de gastos en todos los departamentos. "Trabajamos para ser eficientes", admiten.
Juan de Antonio, fundador de Cabify
Juan de Antonio, fundador de Cabify
EFE

Es la startup más valorada de España. Y una de las grandes candidatas a una salida a bolsa en el próximo año. Ante la situación del mercado, con fuertes golpes en el parqué a sus homólogos estadounidenses como Uber o Lyft, la compañía de transporte Cabify quiere acelerar el camino a la rentabilidad. Y para ello se está ajustando el cinturón, con congelación de gastos y de contrataciones en algunas áreas al margen de la tecnología. La compañía asegura: "Trabajamos para ser eficientes".

Desde hace años, Cabify trata de sacudirse la alargada sombra de gigantes de su sector como Uber o la china Didi. Una sombra marcada por la falta de rentabilidad, crecimientos muy acelerados y enormes cantidades de capital invertido. Lo ha hecho en los últimos meses de negociación de su nueva ronda de financiación con fondos internacionales que lleva meses de (dura) negociación y que debería firmar en las próximas semanas. Y lo ha hecho también intentando huir de la guerra de precios de los gigantes con bolsillos de oro, especialmente en Latinoamérica, girando por obligación a un perfil de cliente más ejecutivo de empresa y no tanto consumidor particular.

Ahora, desde la dirección de Cabify se ha producido una llamada al orden: han reclamado a los principales departamentos una fuerte contención de gastos, según confirman a La Información varias fuentes internas conocedoras. El objetivo es tratar de reducir al máximo las pérdidas en plena tormenta del mercado por los intensos 'números rojos' de sus competidores. De momento, no está sobre la mesa un importante paquete de despidos en España. La compañía suma a nivel global unos 1.500 empleados, al margen de los conductores.

Donde sí hubo despidos y recortes de estructura fue en Latinoamérica a lo largo del pasado año. El caso más destacado fue el de Brasil tras el aterrizaje del gigante chino Didi -con Softbank, Apple o Alibaba entre sus accionistas- que adquirió su competidor en el país, 99taxis. Allí replegó velas después de que las pérdidas se dispararan en esta batalla comercial. En concreto, entre 2016 y 2017 se dejó casi 40 millones de euros en números rojos. Del pasado ejercicio aún no hay cifras pero todo apunta a que ha habido una reducción significativa, a costa también de haber perdido una parte importante de cuota de mercado, según explican las mismas fuentes.

El problema es que otros mercados latinoamericanos también sufrieron esa sangría de pérdidas en el pasado, debido a la fuerte competencia, principalmente, con Uber. México o Colombia fueron algunos de los más castigados. Aún hoy no son rentables. España tampoco lo fue formalmente en 2018. Aún no ha presentado cuentas en el Registro Mercantil pero la compañía hizo públicas las cifras: 144 millones de ingresos, pero unas pérdidas de explotación de algo más de 1 millón de euros. A estos números hay que sumar una inseguridad jurídica importante en este mercado (que supone una parte mayoritaria de sus ingresos), con un país dividido por la regulación.

Preguntadas por estas medidas de ajuste, fuentes oficiales de la compañía explican a este medio que el objetivo de la rentabilidad está sobre la mesa desde hace ocho años que se fundó la compañía. "Trabajamos para ser eficientes y para ser sostenibles a largo plazo; siempre estamos buscando la mejor manera de ajustar recursos", apuntan. E insisten como ejemplo de estas medidas la huida de la guerra de precios surgida en Latinoamérica entre los grandes competidores.

El precedente que tiene sobre la mesa tiene dos nombres: Uber y Lyft. Ambas compañías son mucho más grandes que Cabify y han recaudado muchísimo más que la española. Pero tras el estreno en bolsa de ambos este año 2019 han recibido un duro ajuste de valoración, marcado, entre otros factores, por las fuertes pérdidas y la falta de rentabilidad a medio plazo de ambos negocios. Lyft aún no ha ejecutado fuertes recortes, pero sí Uber que ha anunciado dos paquetes de despidos que suman 800 salidas. 

Salida a bolsa en el horizonte

Esta llamada al control de gastos en la compañía llega en plenos preparativos de la salida a bolsa durante el próximo año. La startup española, cuyo máximo accionista es el gigante japonés Rakuten con más del 4o% de los títulos, tiene previsto que en el último trimestre del próximo año se produzca ese estreno y ya ha completado los primeros trabajos con los bancos de inversión. Mariano Silveyra, responsable del negocio europeo de la compañía, era claro hace tan sólo unos días: "Nos encantaría que la rentabilidad y la salida a bolsa llegaran a la vez y haremos todo lo posible para que sea durante el año que viene".

La otra opción que sigue sobre la mesa pero que ha perdido muchos puntos es la venta de la compañía. Como es lógico inversores financieros y fondos de capital riesgo desean salir de la compañía y buscarán la ventana para hacerlo. Sin embargo, esta 'colocación' se hace más complicada después de que la fase más importante de consolidación haya pasado sin que Cabify llegara a firmar su venta pese a recibir una oferta de casi 2.000 millones. Y después de que algunos de los potenciales compradores no estén pasando por su mejor momento en los mercados financieros.

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