Ante el golpe de la Covid-19

Cabify planea ventas de activos por 22 millones para salvar su filial en España

La startup trabaja en la colocación de más acciones de Glovo en otra transacción en el mercado secundario, tras completar una primera a principios de año.

Juan de Antonio, fundador de Cabify
Juan de Antonio, fundador de Cabify.
EFE

Cabify busca gasolina para seguir operando después del duro golpe sufrido por la pandemia del coronavirus. La startup española ultima la venta de "activos no estratégicos" durante el próximo mes de agosto por valor de más de 22 millones de euros. El objetivo es asegurar el funcionamiento de su negocio en España tras un fuerte desplome de la demanda que no sólo ha impactado a su plataforma sino también a las dos filiales que compró al extaxista José Antonio Parrondo y al empresario Rosauro Varo por una suma de más de 50 millones de euros. Entre esos activos están las acciones de Glovo que la compañía espera 'colocar' en las próximas semanas después de haber entregado ya una parte en los primeros meses de este año.

La situación es compleja, tanto para Cabify en España como para el resto de actores del sector del transporte -Uber acaba de acordar un ERE para el 30% de su plantilla en el país-. En el caso de la compañía dirigida por Juan de Antonio, durante los meses previos a la pandemia ya sufrían algunos problemas. Necesitaban caja, después de haber reducido el 60% de la misma y sin haber podido levantar una nueva ronda de financiación liderada por su accionista de referencia Rakuten. El 2019 lo acabó con un fondo de maniobra negativo y con una deuda significativa, según las cuentas que acaba de presentar en el Registro Mercantil. En total contaba, por un lado, con vencimientos de 24 millones de euros con la cabecera del holding y  con otra sociedad del grupo. Por otro, mantenía vivo un préstamo directo con el gigante japonés de 34 millones, de los que 17,7 millones debía devolverlos este mismo año.

Esos 24 millones de euros adeudados al holding han sido 'condonados' durante el año 2020 y la filial española no tendrá que abonarlos como deuda a corto plazo, con el objetivo de "asegurar la continuidad de sus operaciones". No hay que olvidar que el coronavirus ha sacudido por completo a este sector y, por ende, a la compañía. Han sufrido un descenso significativo de los ingresos por la caída de la demanda de viajes en sus coches, pero también un "descenso significativo de los gastos por la caída de los servicios prestados por los gestores de flota". Sólo en marzo, el volumen de negocio se desplomó un 48%. Esto obligó a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) para toda su plantilla española -que fue levantado el pasado mes de julio- y a diferentes medidas de ahorro con las que asegurar la viabilidad.

Entre esas últimas medidas se encuentra la venta de lo que ellos denominan como "activos no estratégicos", sin precisar a lo que se refieren. Por esta transacción esperan ingresar 22,4 millones de euros "lo que posibilitaría la materialización del apoyo financiero previsto por parte del Grupo Maxi Mobility Inc". Esta última es la sociedad holding que hoy sigue teniendo su sede en Delaware (Estados Unidos). Por otro lado, confían en que haya una pronta recuperación del sector del transporte, aunque sin dar fechas. "No es practicable en este momento de forma fiable una estimación cuantificada del potencial impacto [del coronavirus] en la sociedad", apuntan.

Esta estrategia de venta de activos incluye la 'colocación' de una parte de las acciones de la startup Glovo que aún tenía en su haber después de una primera transacción en los primeros meses de 2020. Según confirman fuentes conocedoras, habrá una nueva ventana del mercado secundario, a través de la cual Cabify venderá títulos, aunque se desconoce la cantidad. En total contaba con más de un 5% del grupo, que está valorado en más de 1.000 millones de euros tras la última ronda de financiación liderada por el fondo de Abu Dabi Mubadala, accionista mayoritario de Cepsa.

Dos compras 'difíciles'

Otro quebradero de cabeza económico para la firma española rival de Uber en España lo representan las dos adquisiciones que hizo en el año 2019 para tratar de dar aire a sus dos socios de referencia, Rosauro Varo y el exjefe del taxi José Antonio Parrondo. Hasta ese momento, la startup era dueña de un puñado de licencias VTC -que había heredado de sus inicios- y trabajaba como una plataforma donde operaban gestores de flotas que eran los que hacían la inversión. El pasado ejercicio, ante las dificultades del sector por la dura regulación impuesta por las comunidades autónomas y el Gobierno de España, decidió comprar dos sociedades tenedoras de 2.500 autorizaciones que ahora pueden generar pérdidas significativas. No sólo por el empeoramiento del mercado generado por la Covid-19 sino también por el deterioro de esos activos, pues son fundamentalmente gestores de autorizaciones que, tras el 'decreto Ábalos', tienen una fecha de caducidad.

En concreto, en el primer trimestre del año decidió salir al rescate del exjefe del taxi, al adquirir la sociedad Prestige and Limousine por un importe de 22,5 millones de euros, según queda reflejado en la memoria anual. Ese pago no se hizo en dinero sino que fue un 'salvavidas' financiero a Parrondo y sus socios, entre los que están exdirectivos de Tuenti, tal y como adelantó La Información. Cabify tomó el 100% a cambio de reducir el crédito de casi 40 millones de euros que suscribieron ambas partes para lanzarse a adquirir licencias VTC en los años 2017 y 2018. La otra operación es la del empresario Rosauro Varo. Éste controlaba el 61% de las acciones de Vector Ronda Teleport, donde Cabify tenía el resto. En abril del pasado año decidió comprar ese porcentaje y hacerse con el control por 31,9 millones de euros en acciones.

En el ejercicio 2019 Cabify decidió no apuntar ningún ajuste de valoración -60,1 millones de Vector Ronda y 24,1 millones de Prestige and Limousine-, pese al riesgo futuro. La propia empresa lo admite: "Esta situación [la caída del negocio] podría afectar a la valoración futura de ambas participadas y llevar a la necesidad de registrar correcciones valorativas por deterioro en el año 2020". Esas correcciones afectarían, por consiguiente, a sus ganancias en la división del país. Sobre este aspecto, el auditor EY advierte claramente en su informe que la incertidumbre sobre estos activos puede generar "dudas significativas" sobre la capacidad de dichas participadas para continuar como empresa en funcionamiento. "Por lo tanto, a fecha actual no es posible asegurar objetivamente si la resolución final de dichas incertidumbres originará en el futuro correcciones al valor contable de las participaciones".  Al igual que en este punto, EY llama la atención sobre las dificultades en toda la división española.

¿Por qué es importante lo que pase en España para Cabify? Básicamente, porque durante los últimos dos años la compañía ha cambiado su perfil para convertirse en un grupo que depende mucho de este país, frente a unos primeros años donde Latinoamérica era su territorio clave. En concreto, según los números a los que tuvo acceso este medio, supuso más del 40% de todo el volumen de negocio global. La razón es que en mercados importantes en tamaño como Brasil o México han sufrido el duro golpe de la competencia con Uber o la china Didi. En el año 2019, facturó en España a través de su filial principal Maxi Mobility Spain un total de 187 millones de euros (144 millones en el año anterior) y obtuvo sus primeros beneficios netos (2 millones), de acuerdo a la cuenta de resultados recién presentada. Este negocio corresponde a la venta de viajes con coche y no incluye la de los patinetes bajo la marca Movo.

Consolidación: ¿OPV o venta?

Y con todos estos números y la grave crisis causada por el coronavirus, la duda que queda es cuál será el futuro de Cabify. Rakuten sigue siendo su socio mayoritario -llegó a controlar casi el 50% de las acciones, aunque sólo contaba con uno de los cinco sillones del consejo de administración-. Y los japoneses han sido golpeados en sus inversiones en el sector del alquiler de vehículos con chófer ('ride hailing' en su término anglosajón) con fuertes pérdidas en el archirrival tras su salida a bolsa y con una venta parcial en Careem a la propia Uber el pasado año. En febrero, el responsable financiero del grupo, Kenji Hirose, admitió ante los analistas que este ha sido un mercado donde las valoraciones "han caído". La última oficial de Cabify fue de 1.400 millones de euros.

Cabify ha trabajado en este último año y medio con la mirada puesta en la salida a bolsa, que ha ido posponiéndose, pues su intención inicial era completarla en 2019. Lo ha hecho después de que en el año 2018 rechazara una oferta de compra de casi 2.000 millones de euros, al ser con un pago mayoritario en acciones. Queda por ver si la crisis del coronavirus, que ha golpeado a todos los grupos del sector, acelera una nueva consolidación.

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