Las viviendas en alquiler y los bancos, son dos conceptos que, con permiso de los llamados 'fondos buitre', han ido de la mano en los últimos años, sobre todo en las conversaciones de bar. En cambio, últimamente las cosas han empezado a cambiar y la mayor parte de las entidades bancarias que tras la crisis económica se habían quedado con grandes carteras de viviendas y préstamos se han ido deshaciendo de ellos. Pese a esta modificación en la propiedad de los activos, a nivel popular se ha seguido ligando el auge de los precios del alquiler a la presencia de los bancos como propietarios y la 'leyenda' de los pisos vacíos sigue existiendo.
Por todo ello, el CEO de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, ha decidido sacar pecho y poner sobre la mesa las cifras de viviendas en manos de su entidad. De este modo, durante la presentación de resultados del primer trimestre del año celebrada este mismo martes en Valencia, el ejecutivo ha recordado que su firma cuenta con 21.000 viviendas en alquiler, de las que el 97% están alquiladas.
De esta forma, sin entrar en mayores terrenos pantanosos, hace frente a aquellos que partidos, como Unidas Podemos, que llevaban en su programa electoral la cesión obligatoria de las viviendas vacías para crear un parque público de alquiler, en vez de lanzarse -vía presupuestos- a la construcción de estas propiedades.
Otra de las grandes peticiones ligada con la anterior en materia de vivienda, en este caso de la mayoría de los grupos políticos, es el aumento de las viviendas a precios asequibles que faciliten un acercamiento y acceso de los jóvenes y los más desfavorecidos. En este sentido, el directivo de la entidad catalana ha puesto sobre la mesa la importancia que tiene para ellos este hecho, ya que ha afirmado que "un 50% de ellas -las 21.000 viviendas- están alquiladas a través de la Obra Social, lo que implica importantes descuentos para sus arrendadores.
En cambio, estas cifras no han sido siempre así. Hasta hace solo unos meses CaixaBank contaba con una cartera de casi 5.000 millones de euros que vendió al fondo Lone Star de forma conjunta con el 100% del capital social de Servihabitat Servicios Inmobiliarios SL. Una operación de casi 4.000 millones de euros que sirvió para limpiar el balance de ladrillo de la de Jordi Gual casi por completo.
Tanto es así que a día de hoy la entidad se ha quedado con apenas 813 millones de euros de valor contable neto, según las cuentas del primer trimestre de 2019, en adjudicados sin tener en cuenta los de su filial portuguesa BPI. Como consecuencia, la entidad ha reducido sus cargas de explotación desde los 111 millones durante el primer tirmestre de 2018 hasta los apenas 35 durante el mismo periodo de este ejercicio.
El resto de entidades han seguido una trayectoria similar en cuanto a la limpieza de activos inmobiliarios de sus balances. Por ejemplo el Banco Santander, en manos de Ana Botín, decidió vender el 51% de los activos tóxicos heredados de Popular al fondo estadounidense Blackstone. Sabadell también es otra de las que ha liquidado casi la totalidad de sus activos inmobiliarios, a falta del cierre de la venta de la promotora SDIN y sus viviendas.
En total, en apenas cinco años los activos tóxicos del conjunto de las entidades que tanto problema causaron durante los años de la crisis se han reducido en casi un 25%. Por ello, los 'servicers' -las firmas que se dedican a la comercialización- se 'frotan' las manos con este tipo de operaciones. En cifras concretas, la banca española se ha desprendido de más de 74.800 millones de euros en activos inmobiliarios desde el final de la crisis, todo un cambio de rumbo.
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