Inicia las 1.500 clausuras

CaixaBank emprende por vía de apremio el cierre de sucursales de su gran ajuste

La entidad ha pisado el acelerador durante las últimas semanas para poder completar cuanto antes su fusión con Bankia y que sus equipos puedan volver a centrarse de lleno en el contexto de incertidumbre. 

Una sucursal de CaixaBank en imagen de archivo. EFE
Sucursal de CaixaBank.

CaixaBank ha demostrado desde un principio que quiere acabar lo antes posible con el proceso de consolidación de Bankia. La entidad se apresuró para completar la anexión de los sistemas tecnológicos el fin de semana que concluyó el pasado 14 de noviembre. Sabía que si se demoraba en sus preparativos este asunto no podría llevarse hasta ya enero de 2022, pues sus clientes no podían toparse con problemas para el 'Black Friday' y mucho menos en sus compras navideñas. Terminado este desafío sin importantes baches, el grupo presidido por José Ignacio Goirigolzarri ha decidido emprender este mismo miércoles el cierre de oficinas.

La de este 1 de diciembre será una oleada pequeña. Se integrarán inicialmente las sucursales que se encuentran colindantes y que tienen la amplitud suficiente en la siguiente más cercana como para poder traspasar a la plantilla de las clausuradas, según han confirmado fuentes sindicales. A lo largo de este mes se bajará la persiana en el grueso de las previstas, hasta completar poco a poco el proceso de reestructuración que dará lugar a una red con 1.500 oficinas menos. 

CaixaBank asegura que el 90% de las sucursales que se van a cerrar están a menos de 500 metros y, de ellas, el 70% se sitúan a una distancia inferior a los 200 metros. El consejero delegado del banco, Gonzalo Gortázar, ha defendido en público todas las clausuras al asegurar que se trata de una racionalización de la estructura necesaria: "No se va a abandonar ni incomodar a nadie". El grupo también recuerda que tiene un compromiso pactado con la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para no dejar atrás a las zonas rurales y que se alinea con los intereses de la conocida como 'España vaciada'.

El escenario actual exige que no haya demoras porque los equipos deben poner el foco en gestionar las posibles tensiones del Covid-19

Este es el último paso que CaixaBank debe cerrar para que sus equipos vuelvan a poner el foco en la deriva del negocio. Las fusiones conllevan un riesgo adicional al que ya supone una operación de este tipo, pues la alta dirección y hasta el consejo de administración puede acabar prestando poca atención al día a día de la entidad al estar preparando de forma exhaustiva y minuciosa todos los detalles. Y el escenario actual exige que no haya demoras. Antes que después empezarán a aflorar algunas tensiones generadas por la crisis del coronavirus y los gestores deben estar centrados en su coordinación. 

A medida que se han levantado las moratorias concedidas a préstamos hipotecarios y de consumo, la banca ha ido constatando que los clientes han podido retomar sus pagos sin muchos inconvenientes. Pero la mayor incertidumbre vendrá de las empresas. Desde que estalló el Covid-19 se ha puesto a disposición del tejido productivo 140.000 millones de euros. La mayor parte está avalada por el Estado a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO), pero también el sector dio financiación adicional. Los problemas parecen haberse anclado y, para evitar una retirada de las ayudas antes de tiempo, el Gobierno ha acordado extender los plazos de solicitud y el marco de reestructuración de la financiación.

CaixaBank cuenta actualmente con una red de 6.140 sucursales, como recogen los últimos datos disponibles correspondientes al pasado 30 de septiembre incluidos en el informe financiero trimestral. Una vez se complete la redimensión, la red acabará teniendo un tamaño prácticamente igual al que tenía sin absorber Bankia pero con todas las ventajas de la escalabilidad y con una cartera de clientes que supera los 19 millones. Pretende darles respuesta aglutinándolos sobre todo en sus oficinas 'store' y mediante la atención por los canales remotos. 

Hace justo un mes también puso en marcha las salidas de los empleados. Con el hueco que han ido dejado los algo más de 1.000 empleados de la entidad por el momento, CaixaBank está en disposición de ir acometiendo el ajuste de su red. Paralelamente se irá produciendo la marcha del resto del personal, que asciende en total a 6.452 extinciones, el mayor Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de la historia bancaria en España. La previsión es que alrededor del mes de marzo de 2022 se haya llegado a completar entre el 70% y el 80% de los recortes, tanto en empleados como en oficinas. 

Se da la circunstancia de que esta rapidez que quiere aplicar CaixaBank está pesando sobre la plantilla, sobre todo en la procedente de Bankia. Los sindicatos denuncian que incluso los clientes se están percatando de las dudas que tienen muchos trabajadores tras la integración tecnológica. Existe un desconocimiento general entre muchos con respecto a la operativa en el terminal financiero. Aunque la semana pasada recibieron ayuda para aprender a utilizarlos consideran que ha sido insuficiente. Y a su vez se sienten presionados porque les exigen en en estas circunstancias pensar en los retos del nuevo año comercial. Piden un periodo razonable para promover el aprendizaje de los procedimientos sin penalizaciones ni estrés por el cumplimiento de los objetivos.

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