CaixaBank coloca la gestión de impagos y adjudicados bajo la batuta de Gortázar

  • Crea una dirección Ejecutiva de Recuperaciones, Morosidad y Activos adjudicados que reportará de forma directa al consejero delegado.
Fotografía de Gonzalo Gortázar
Fotografía de Gonzalo Gortázar
EFE

CaixaBank ha colocado la gestión de activos problemáticos entre las prioridades operativas y de gobierno haciéndola depender directamente del consejero delegado, Gonzalo Gortázar. El banco ha creado una dirección Ejecutiva de Recuperaciones, Morosidad y Activos adjudicados, con subordinación jerárquica inmediata al primer ejecutivo, que buscará atajar los impagos en las etapas más preliminares y dar salida a activos adjudicados evitando los problemas con clientes.

La entidad busca reducir la exposición tóxica cuidando mucho prevenir conflictos de intereses y cualquier potencial daño reputacional derivado de disputas con clientes durante el proceso recuperatorio -tiene por norma evitar situaciones de desahucio, facilitando las reestructuraciones de deuda al máximo y con la oferta de rentas sociales a familias en situaciones vulnerables-.

La misión de la nueva dirección es disponer de una visión integral de todo el ciclo de vida asociado a la recuperación de la morosidad en la doble vertiente de reducir al máximo los nuevos impagos y dar salida a las carteras dañadas. A tal efecto se apalancará aún más en la red comercial -apoyada por equipos especialistas- y en su conocimiento del cliente con intención de anticiparse a sus dificultades y buscar soluciones tempranas al riesgo de impago, explica el banco en información a la CNMV. Su tarea estará coordinada con GDS Cusa, la filial del grupo especializadas en la actividad de recuperación, y Building Center, el especialista en la gestión y venta de activos adjudicados.

La nueva unidad cuenta con una estructura de tres comités con funciones específicas: uno volcado en prevenir los impagos, con análisis de la evolución del negocio, y diseño de las alertas tempranas y las medidas a adoptar; otro de ‘Grandes Subastas’, con capacidad para decidir sobre la venta de portfolios cuya deuda supere los 600.000 euros, y un tercero que se ocupará de analizar cuándo interesa canjear deuda por activos de promotores inmobiliarios o deudores en situación concursal. De forma adicional CaixaBank participa en un comité de Gestión de Morosidad y Desahucios, cuya tarea es revisar los casos susceptibles de desalojos en activos adjudicados para dar soluciones a los afectados.

Caixabank, como el resto de bancos, quiere ir pasando página del ladrillo y prevenir al máximo nuevos fallidos. El pasado ejercicio colocó 1.976 millones de euros brutos en activos y deuda con impagos en distintas operaciones de venta, y ha fichado a KPMG para que le diseñe una solución para enajenar una cartera de alrededor de 3.000 millones de euros inédita en el mercado porque incluye inmuebles en alquiler.

Sus balances aún cargan con unos 12.000 millones brutos en activos tóxicos o 6.900 millones netos de provisiones, aunque el pasado ejercicio se deshizo de un 9,3% de la exposición (había arrancado el año con 7.700 millones neto entre cartera adjudicada y crédito promotor), y las nuevas entradas en morosidad menguaron desde 831 millones a 1.199 millones de euros.

Dar salida a los impagos en hipotecas

La recuperación del mercado inmobiliario y la cobertura en dotaciones de la exposición dañada le permitió sacar 6 millones en plusvalías en la venta de adjudicados frente a los 1.034 millones en pérdidas que tuvo que encajar el ejercicio previo por la misma actividad. El banco logró triplicar la desinversión unidad a unidad gracias al apetito comprador, pero los costes de gestión y generación de dotaciones continúa siendo una losa (su inmobiliaria BuildingCenter sumó otro ejercicio de ‘números rojos’, con 419 millones en pérdidas, precisamente por ambas partidas).

Lo peor ha quedado claramente atrás pero CaixaBank se arma para acelerar la limpieza, cuando en el sector se espera una nueva etapa en venta de activos: los asociados a hipotecas. Se trata de la asignatura pendiente y el Banco Central Europeo (BCE) ya ha anticipado que quiere aumentar la penalización por sujetarlos en balance con mayores cargas en provisiones.

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