La búsqueda de un socio encalla

Capital Energy apostó todo a la subasta en su huida hacia adelante para la OPV

La compañía echó el resto en la puja verde de este martes para seducir a los inversores y poder retomar su salida a bolsa, un plan que el grupo tuvo que aplazar la pasada primavera ante la baja tasación del mercado.

Juan José Sánchez, CEO de Negocio de Capital Energy
Juan José Sánchez, CEO de Negocio de Capital Energy
CAPITAL ENERGY

Capital Energy echó el resto en la subasta renovable del pasado martes en su huida hacia adelante para salir a bolsa. La compañía en manos de la familia Buezas no logró colocar papel la pasada primavera, cuando se vio obligada a aplazar su debut bursátil ante la decepción por la baja tasación que le otorgó el mercado. Ahora, la empresa ha pujado con agresividad para hacerse con cerca de la mitad de los 3.300 megavatios (MW) que el Gobierno sacó a concurso, un paquete con el que espera elevar el valor de la compañía para retomar su proyecto de estreno en el parqué el próximo año.

La empresa ha empezado a contemplar la oferta pública de venta (OPV) como la opción más conveniente para inyectar el capital (equity, en la jerga financiera) que el grupo necesita para dar vida al gigante que ha ido construyendo a lo largo de este año, según coinciden varias fuentes financieras consultadas por La Información. Toda vez que el encargo que la multinacional encomendó al banco de inversión Lazard de buscar socios para una importante cartera de activos verdes, no termina de fraguar.

Capital Energy mandató al banco de negocios hace ya varios meses, tras aplazar su salida a bolsa. El grupo buscaba dar con un socio que aportase el oxígeno suficiente para empezar a desarrollar la capacidad obtenida en la subasta de enero, una vez descartada, al menos temporalmente, la inyección financiera que le habría garantizado culminar el salto al parqué. Pero los candidatos que, por el momento, han mostrado interés por la empresa no han logrado la bendición de los Buezas, que se resisten a ceder una parte del control sobre la compañía, requisito que han impuesto buena parte de los potenciales inversores a los que ha sondeado Lazard antes de aportar el músculo financiero que necesita la firma, según las fuentes consultadas. 

Esta divergencia de intereses dificulta la entrada de un socio, a la vez que eleva el atractivo de retomar los planes de salida a bolsa, una operación que permitiría a los actuales accionistas sumar fondos propios sin renunciar a ejercer un control casi exclusivo sobre el negocio. Capital Energy tiene en cartera un jugoso paquete de activos renovables, que ha impulsado a base de rascarse el bolsillo en las dos subastas de capacidad que ha lanzado el Gobierno este año. En la puja de enero se hizo con 620 MW eólicos. En la del pasado martes, con 1.550 MW. Pese a su magnitud, la cartera no termina de seducir a los inversores.

Y es que toda esa capacidad es vista por el mercado como un portfolio a futuro, esto es, el grueso de su cartera lo forman proyectos greenfield que exigen una potente inversión. Esta condición fue uno de los motivos que diluyó el apetito de los inversores por debajo de las expectativas de precio con las que el grupo encaró su carrera hacia el continuo. La compañía debe poner en marcha, al menos, los megavatios que adquirió en enero si quiere revalorizarse en una eventual OPV. Y el plazo estimado para llevar a cabo este proceso es de un año. Con todo, la capacidad que el grupo ha adquirido en el concurso de octubre podría servir para reforzar la confianza del mercado. 

"Es posible que los últimos proyectos adjudicados a Capital Energy ponderen como ejecutados en una eventual OPV, pues los inversores darán por hecho que así va a ser al estar estructurados en la subasta", señala una fuente del entorno financiero. Es decir, la agresiva guerra de precios a la baja que ha liderado la compañía en la reciente subasta de capacidad podría impulsar la valoración de la compañía, aún cuando no se lleguen a desarrollar antes de retomar la operación. Siempre y cuando, el grupo sea capaz de echar a andar a aquellos 620 MW que se adjudicó en enero.

Tras la suspensión de su OPV y ante la dilación en la búsqueda de un socio, Capital Energy se ha asegurado un colchón a medio plazo a base de deuda

Para construir un parque eólico, por ejemplo, se estima una inversión aproximada de un millón de euros por megavatio adjudicado. Los 2.160 MW eólicos (y otros 8 MW fotovoltaicos) que se ha adjudicado Capital Energy se traducen, por tanto, en un esfuerzo inversor milmillonario. A medio plazo, cuenta con un colchón financiero suficiente que la empresa ha ido tejiendo a base de deuda, a la espera de encontrar mejores condiciones para su puesta de largo en bolsa.

La multinacional ha cerrado varios acuerdos de financiación que han engordado su pasivo. Entre ellos, Capital Energy anunció que ultima un megacrédito de 500 millones con BBVA y otro más por idéntica cuantía con una entidad extranjera. El pasado marzo, emitió un bono de 50 millones de euros a 18 meses con la francesa Eiffel Investment Group. Además, el grupo ha firmado dos 'project finance' con el Banco Sabadell por 47 millones. En definitiva, de cerrar los 1.000 millones de financiación procedentes de los dos créditos antes citados, la empresa sumaría esta financiación a los alrededor de 300 millones que ha ido logrando a lo largo del año. 

El reto al que se enfrenta la compañía es lograr liquidez en forma de fondos propios. A nadie se le escapa que Capital Energy ha sabido jugar sus cartas para incrementar su pipeline mediante adjudicaciones. El problema es el precio que ha tenido que ofrecer para hacerse con las dos 'piezas'. La duda que ahora ha surgido en los círculos financieros es que, a un precio de venta medio de 29,6€/MWh, esos proyectos sean capaces de crear suficiente valor para los accionistas. 

La metodología de las subastas estatales implica que cada empresa candidata debe pujar según los precios a los que se compromete a vender la electricidad producida al cliente final. La misma estrategia que el martes permitió a Capital Energy hacerse con la mitad de la capacidad en juego, conlleva rebajar los márgenes del negocio. No obstante, una vez cerrado el concurso, el grupo energético atribuyó su éxito a la credibilidad del proyecto y aseguró que la competitividad de sus ofertas no impactaría en la rentabilidad de sus inversiones.

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