Prevención entre los trabajadores

El negocio de las basuras en el que entra Lidl: "Viene gente que no nos conoce"

La familia del Pino ha vendido su filial de medioambiente al 'misterioso' Dieter Schwarz, dueño de la cadena de supermercados Lidl. Los trabajadores reciben la noticia sin ilusión porque "con nosotros no cuentan".

Un operario de recogida de residuos
El 'capital' olvidado por Ferrovial: "Para ellos somos un número, no personas".
Europa Press

Cada mañana miles de chalecos fosforescentes aparecen por las calles de las urbes para limpiar los jardines, barrer las calles y recoger la basura. Estos últimos son, quizás, los más característicos porque siempre van "corriendo" debido a su apretado horario (dividido en tres turnos: de 7.00 a 14.00 horas, de 14:00 a 21:30 horas y de 23.00 de la noche a 6.25 de la mañana) y por el uso del distintivo 'camión de la basura', que siempre está en continuo movimiento porque "en cuanto uno lo suelta, lo coge otro". Pero, detrás de este ingenuo proceso de limpieza, hay decenas de empresas que luchan de forma 'encarnizada' por hacerse con el control de las calles: FCC, Ferrovial, OHL, Acciona o Sacyr. Cada una de estas grandes compañías tiene una pequeña filial destinada específicamente a ello. Así, en el caso de Ferrovial está Cespa y en el de Sacyr está Valoriza. 

Los contratos para recoger la basura son una auténtica 'mina' para cualquier empresa privada porque reúnen dos requisitos fundamentales: cientos de millones de euros y un plazo para varios años. Sin embargo, muchos consistorios no conceden la licencia de limpieza a una sola empresa, sino que la reparten entre varias. Así, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se decantó hace pocos meses por FCC, Sorigué, Valoriza y Urbaser.

El funcionamiento de la limpieza de las ciudades es un sistema complejo, donde múltiples empresas tienen asignados 'lotes' -que son las zonas de una ciudad- donde llevan a cabo labores concretas. Así, en la limpieza diaria de las calles de Madrid hay hasta seis lotes: Ferrovial tiene el lote 1; Valoriza, el lote 2; Urbaser, el lote 3 y 5; Baztan, el lote 4 y FCC, el lote 6. Pero éstos van variando con los años y las empresas que pujen más -en las subastas municipales- se harán con el control de la zonas. Algunas compañías, con el objetivo de fortalecerse frente a otros potenciales rivales, hacen alianzas con otras empresas por medio de la UTE (Unión Temporal de Empresas). Si ganan la subasta, se encargarán del servicio de forma conjunta. 

Dentro de las grandes ciudades, Sevilla es la única que recurre a una empresa pública para la recogida de los residuos de las calles. Se puede comprobar, por ende, que el recurso a la empresa privada en este sector es determinante. En este sentido, otra forma de conseguir ganancias es a partir de la venta del propio negocio. Un plan que ya usó Florentino Pérez, presidente de ACS, con la venta de Urbaser al grupo chino Firion, por unos 1.400 millones de euros, y que ahora imita Rafael del Pino con Cespa -que ha vendido a Dieter Schwarz, el 'misterioso' dueño de los supermercados Lidl-. Según la compañía, se debe a una estrategia "centrada en el desarrollo, construcción y gestión de infraestructuras sostenibles". Además, esta venta coincide con sus resultados trimestrales, donde las pérdidas se han reducido a la mitad y su ebitda (beneficio bruto) ha mejorado en un 89%.

Otra cosa es el día a día de quien opera a pie de obra. 'Charcán' conduce un camión de basura en el turno de tarde, un puesto al que llegó tras ser varios años 'mozo' -que son los que van detrás de camión recogiendo los cubos de basura- y después de sacarse el carnet de conducir para este tipo de vehículo. Él solo puede aspirar a un ascenso más: encargado de zona, porque los otros puestos -jefe de personal y el jefe de servicios- los elige "a dedo" la empresa. En este mundo lleva instalado cerca de 28 años, un oficio que dice que ha "mejorado" con respecto a los años ochenta, "donde toda la basura se cogía a pulso". "Cada vez somos más un número que una persona", sostiene tras la compra de su empresa por el gigante alemán, "esto nos perjudica porque viene gente nueva a manejarnos, que no nos conocen de casi nada, y que lo único que quieren son beneficios".

El trabajo de limpieza es tan intenso que ellos se aíslan de las decisiones de arriba, de las que se enteran "por la televisión, como todo el mundo". Un trabajo que no entiende de condiciones meteorológicas, "si llueve tenemos que trabajar y si hace frío o calor, también", afirma el basurero. Sin ir más lejos, en pocos meses han pasado de recoger la basura bajo la nieve que provocó la borrasca Filomena a estar haciéndolo bajo el sol sofocante de finales de julio. Una situación que "después de muchos años de tu vida te crea un desgaste con muchos problemas de articulaciones". Sin embargo, él prefiere no prestarle mucha atención a eso y lo achaca a "gajes del oficio".

Los trabajadores de la limpieza no se parecen a los empleados que hasta ahora ha tenido en sus supermercados el nuevo dueño de origen alemán. Ellos reconocen que su trabajo es "duro" y que "no es la bicoca que se piensa la gente", pero lo asumen porque "nadie nos ha puesto una pistola en la cabeza". "Estás en la calle respirando polución, polvo de la basura y del camión y haciendo movimientos repetitivos todo el rato", dice un trabajador, que sentencia: "Es un trabajo que castiga mucho".

Cespa cuenta con una cuota de mercado superior al 15% ya que ofrece sus servicios a más de 800 municipios del país. La nueva empresa liderada por Dieter Schwarz tiene un reto difícil: tendrá que hilar los beneficios de su nuevo negocio con la satisfacción de sus trabajadores. Y éstos últimos ya le han puesto deberes: inversiones en las infraestructuras, mejora de instalaciones, de equipo y de medios para trabajar.

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