El 'caso American Express' se frena otra vez mientras Trappit trata de sobrevivir

  • Ambas partes están a la espera de una prueba pericial reclamada por el juez para determinar si hubo plagio del software de la española.
Fundadores de Trappit.
Fundadores de Trappit.

La batalla de la startup española Trappit contra el gigante American Express no avanza. Los retrasos en las declaraciones de los directivos estadounidenses y en la prueba pericial reclamada por el nuevo juez que se encarga de la demanda por estafa la dejan en suspenso. Y lo hace mientras la compañía tecnológica busca sostener un negocio estancado, con apenas 80.000 euros de ingresos durante el año 2017, basado en su software Arpo, para la gestión de los viajes de empresa.

Fue el pasado mes de diciembre, cuando el juez priorizó una prueba pericial con la que concluir si ha habido esa vulneración de derechos de propiedad del programa de la española. Esta prueba aún no se ha producido, según confirma el CEO de Trappit, Daniel de Carvajal. La Guardia Civil ha presentado una lista con los diferentes peritos y se está a la espera de que se determine quién se encargará de elaborarlo. Aún no ha habido pronunciamiento definitivo para iniciar el proceso, que se puede alargar durante meses.

Esta es una de las vías del caso. La otra es la comisión rogatoria en Estados Unidos con la que se tomaría declaración a los principales directivos de American Express. Esta declaración, según de Carvajal, ha sido solicitada y suspendida “hasta cinco veces” en este tiempo. Está en suspenso a la espera de que se concluya el informe pericial.

¿Hay alguna previsión temporal? No la hay. El caso acumula ya más de tres años de procedimiento después de que a mediados de 2015 la startup española presentara una demanda contra American Express, al considerar que habían sido copiados y estafados tras meses de conversaciones y negociaciones para una posible compra.

Un negocio a la baja

“Están jugando al desgaste , pero no vamos a tirar la toalla bajo ningún concepto… Gane o pierda, esto es una publicidad para la compañía; nos han mentido y copiado y seguiremos dure 5 o 25 años”, advierte el directivo. Este empeño de la compañía por mantener la batalla en los tribunales, de la mano del letrado Santiago Milans del Bosch, está pasando factura a las cifras económicas.

Durante el pasado ejercicio, la empresa sufrió una caída significativa en unos ingresos aún pequeños. Se quedaron por debajo de los 80.000 euros desde los 113.000 de un año antes. Las pérdidas se multiplicaron hasta superar los 600.000 euros. La plantilla de la compañía ascendía a ocho empleados.

De Carvajal explica que tras la caída en 2017, durante los meses de 2018 se está creciendo ligeramente entre un 3 y un 4 por ciento mensual. Han tenido que acudir al mercado de capital para lograr más gasolina. La compañía cuenta con un patrimonio neto de 900.000 euros. Llevaron a cabo una ampliación de capital de un millón de euros, con la entrada del fondo de capital riesgo israelí Swanlaab y el brazo inversor de Sabadell.

No ha sido la única gasolina financiera a la que han acudido mientras mantienen este pulso con el gigante. Sumaron, según reza la memoria anual, una línea de factoring -la cesión de los créditos que mantiene frente a sus deudores- firmada con Sabadell de 240.000 euros y también un contrato de crédito “para negociación de documentos” de 100.000 euros con Bankia.

Tres años de caso

¿Por qué ha durado tanto el caso? Ha vivido varios escollos. Primero arrancó en un juzgado de primera instancia, que fue la que ordenó las comisiones rogatorias para los directivos estadounidenses. Luego llegó a la Audiencia Provincial, que un año después confirmó esta decisión. Pero hubo más problemas, con cambios de jueces incluidos, el caso regresó al juzgado, que empezó desde cero.

También ha habido movimientos en la defensa de Trappit. Inició su andadura con Ignacio Peláez, que falleció en septiembre de 2017. Luego acudió Adolfo Prego, que abandonó dos meses después.

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