Tras la carrera compradora

Cellnex confía en el 'partido de vuelta' para subir a las torres de DT y Vodafone

La gestora de torres da un vuelco a su estrategia para priorizar el recorte de la deuda y la mejora de su rating tras perder la pelea con los fondos de private equity en las dos operaciones.

Tobias Martínez
Tobias Martínez, consejero delegado de Cellnex.
EFE

De la necesidad, virtud. Cellnex entra en los ‘cuarteles de invierno’ y da un vuelco a su estrategia, centrada hasta ahora en el fuerte crecimiento a través de adquisiciones de activos. Tras perder pie en la pelea con los fondos de ‘private equity’ en las ventas de las torres de telefonía de Deutsche Telekom y Vodafone, la gestora de infraestructuras busca centrarse en el recorte de la deuda y la mejora del rating. Confiará en el ‘partido de vuelta’ que se jugará a partir de 2025 para intentar aspirar al control de esos emplazamientos de ambas operadoras.

Primero fue el proceso de Deutsche Telekom. Había muchas esperanzas depositadas en el proceso, pues implicaba la entrada por la puerta grande en el mercado alemán, virgen para la ‘torrera’ española. Finalmente, la apuesta por un socio financiero que no tuviera el control de estos activos lo dejó fuera de la ecuación. Sólo unas semanas después, y ante el riesgo de entrar en una fase más peligrosa para cerrar una operación así, Vodafone dio entrada a otros dos fondos (KKR y GIP) en su división Vantage Towers. Cellnex había seguido de cerca el proceso pero advirtió: si no tomaba la mayoría para poder operar esos activos no participaría.

Lejos de mostrarse preocupados, los inversores que mueven la acción -hedge funds y otros gestores- no se mostraron precisamente críticos con estas dos ‘derrotas’. En ambos casos respondieron con subidas significativas en unas acciones que se han visto golpeadas por la situación macroeconómica y el incremento de los tipos de intereses y de los precios. El banco de inversión JP Morgan era claro en el informe que hizo público el pasado jueves: “Los inversores estarán encantados de ver que Cellnex fue disciplinado en su enfoque de oferta y no ha adquirido el activo. Habrían sufrido numerosas complejidades regulatorias y de financiación”.

La ‘torrera’ ha visto cómo en los últimos años, al calor de un escenario de tipos de interés bajos, han acudido a grandes transacciones diferentes fondos de inversión especializados en infraestructuras. Estos no tienen por objeto, en términos generales, el control del activo ni la operación del mismo. Quieren respaldar financieramente al dueño, que es la operadora, la cual mantiene la mayoría accionarial. Esto ha tenido una desventaja: los acuerdos han sido difícilmente alcanzables por un operador industrial como la cotizada española. Pero ha tenido un punto a su favor: este tipo de actores entran para salir en un plazo concreto tras haber logrado, en el mejor de los casos, importantes plusvalías por la revalorización.

Esto es una ventaja para Tobías Martínez y su equipo porque habrá ‘partido de vuelta’. Al contrario de lo que sucediera con Telxius, que fue adquirido por American Tower con un acuerdo de gestión y explotación con una duración de 30 años, Vantage y Deutsche Telekom deberán plantearse qué hacer en unos años cuando las gestoras quieran hacer líquida su posición. Y es a ese clavo al que se agarra Cellnex para volver a la carga. Además juega incluso con la posibilidad de que el escenario macroeconómico en ese momento sea más favorable de nuevo a una estrategia agresiva de compras como la que ha mantenido desde el año 2015 en toda Europa.

Cellnex llega con los 'deberes hechos' a este cambio de tendencia en el mercado: cierra la compra de Hutchison y esperará a mejores tiempos para DT o Vintage

Pese a confiar en ese partido de vuelta, la realidad es que se siguen analizando oportunidades. Pero lo que resulta evidente es que ya no existen lo que en el argot se conoce como acuerdos ‘transformacionales’ como eran el de Deutsche o el de Vantage Towers. En los países nórdicos, Telia ya vendió el 49% de su división de torres a otros dos fondos (Brookfield y Alecta). Orange, que ha conformado su división bajo el nombre de Totem, no ha estado nunca por la labor de la venta del control e incluso su ya exCEO, Stephane Richard, se mostró contrario a entregar los emplazamientos a una gestora externa.

Este cambio en el mercado, con una apuesta por los fondos de ‘private equity’ en las últimas grandes transacciones, ha llegado con los deberes hechos para Cellnex después de haber abrochado la compra de Hutchison. Quedaba pendiente el cierre de la transacción en Reino Unido, debido a las exigencias regulatorias planteadas por el supervisor de la competencia. Finalmente el pasado viernes se dio por finalizada, con la entrega de acciones -como parte del pago a la hongkonesa- que suponen el 4,8% del capital de la española. Esto le ha permitido incorporar a su perímetro 24.600 emplazamientos que junto con la ‘carrera de compras’ vivida en los últimos años le da la oportunidad de controlar en torno al 20% (138.000 si se incluyen las futuras construcciones comprometidas en los contratos firmados con las telecos) de las torres de toda Europa.

A los 'cuarteles de invierno'

Tras ese esfuerzo inversor, que ha implicado tres ampliaciones de capital cuantiosas en los últimos años, la gestora busca hacer de la necesidad virtud y entrar en los ‘cuarteles de invierno’. Quiere aprovechar esta situación de mercado para digerir con más tiempo la carrera de adquisiciones y mejorar su balance de cara al futuro. De esta manera, su “prioridad” es, tal y como recordaron los ejecutivos de la empresa una y otra vez el pasado viernes ante los analistas, recuperar el grado de inversión para la agencia de calificación S&P y mantener el nivel actual en Fitch. Lo primero espera que suceda en un periodo de entre 12 y 24 meses. La empresa sacó pecho sobre su posición de liquidez de 4.300 millones de euros y la posibilidad teórica de repagar toda la deuda (hoy por encima de 17.000 millones, unas 7 veces su Ebitda) en los próximos cinco años solo con la generación de caja.

La gran duda del mercado ha residido siempre en si Cellnex sería capaz de seguir creciendo si paraba la máquina de adquisiciones y el crecimiento inorgánico. La empresa defiende que sí. Y recuerda que solo con la construcción de torres ya comprometidas con sus clientes deberá invertir unos 7.000 millones de euros de inversión en los próximos años. A esto se suman otros servicios vinculados a su actividad principal como la gestión de la ‘fibra hasta la torre’, los centros de datos y otros trabajos vinculados al sector público (transporte o seguridad pública) o empresas (redes privadas o casos de uso de conectividad industrial).

Con la mayoría de contratos con clientes vinculados a inflación y con el objetivo de poner a punto su balance, la empresa juega con los tiempos. Son conscientes de que entre la firma de una operación de compra y el cierre definitivo de la misma pueden pasar en torno a dos años. “En tres o cuatro trimestres la compañía va a cambiar mucho”, aseguraban en la conferencia con analistas tras los resultados del tercer trimestre. Es ahí cuando volverán a analizar más transacciones, aunque no serán del tamaño de las de Deutsche Telekom o Vantage. Para esas habrá un partido de vuelta.

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