1.500 empleados

Cellnex ejecutará un plan 'precavido' de regreso con semanas extra de teletrabajo

  • La gestora de torres busca evitar rebrotes de la Covid-19 en su plantilla que lleva desde una semana antes del estado de alarma trabajando desde casa.
Tobías Martínez, consejero delegado de Cellnex.
Tobías Martínez, consejero delegado de Cellnex.
L. I. / Archivo

Cellnex no quiere prisas, ni rebrotes de la pandemia entre sus trabajadores. La dirección de la gestora española de torres de telecomunicaciones prepara un plan de regreso "conservador" para su plantilla, conformada por unos 1.500 empleados, y marcado por la prudencia. Prevén recomendar el teletrabajo "durante varias semanas" posteriores al inicio del desconfinamiento oficial decretado por el Gobierno presidido por Pedro Sánchez. Hoy, prácticamente, el 100% de los miembros que no forman parte del equipo de operaciones trabajan a distancia.

La cotizada, valorada en algo menos de 20.000 millones de euros, fue de las primeras firmas del Ibex 35 en plegar velas. Desde la segunda semana de marzo, una antes de que el Gobierno obligara al teletrabajo a las empresas, sus empleados ya estaban cumpliendo con su jornada desde casa. Por ejemplo, en la sede de Barcelona, donde se concentran entre 400 y 500 personas en circunstancias normales, se ha mantenido invariable un retén de menos de veintena. Sí que están sobre el terreno los operadores de mantenimiento de sus infraestructuras y los que están asignados a dos centros de control de servicios críticos de emergencia y la Televisión Digital Terrestre (TDT). Este grupo en total suma más de 400.

Ahora, al igual que ya están haciendo otras grandes empresas, preparan un plan de regreso. Pero la filosofía la tienen muy clara: "Trabajamos en un plan muy conservador; nosotros vamos a mantener durante un periodo indefinido de semanas la recomendación del trabajo no presencial". Quieren basar todas sus decisiones en la 'hoja de ruta' que apruebe el Gobierno, pero el regreso de sus empleados no va a ir acompasado a aquella. "De este modo, queremos garantizar que no se pueda producir una curva de contagio en el puesto de trabajo", explican a La Información fuentes oficiales.

Esa apuesta mayor por el teletrabajo llega después de que durante las últimas semanas hayan verificado que es posible su implantación sin que se resienta la actividad del día a día. En este tiempo, por ejemplo, se ha cerrado definitivamente la adquisición de la filial de torres del operador móvil portugués NOS, que supone la incorporación de cerca de 2.000 torres de telecomunicaciones a su portfolio y un precio de 375 millones de euros. También se han mantenido los últimos contactos con el regulador británico de la competencia previos a la decisión de aprobar definitivamente la compra de Arqiva, clave para su expansión este año 2020 y cuya incorporación al perímetro (más de 8.300 emplazamientos) finalizará en los próximos meses.

Con toda esta experiencia y bagaje en su haber, la empresa insiste en que no va a precipitar una "vuelta inmediata" al trabajo presencial. No plantean un número de semanas concreto, pero insisten en que cuando se decida no será un regreso masivo. Se tratará de un proceso "gradual" en la que los porcentajes de empleados críticos serán "muy reducidos" durante una primera fase. Pero además deberá ir acompañado de una serie de medidas para reforzar la seguridad como la puesta en marcha de tests a las personas que vayan incorporándose. "En la 'nueva normalidad', el trabajo no presencial se quedará incluso cuando tengamos el tratamiento o la vacuna para la Covid-19", explican desde la empresa. Eso significa que incorporarán esta modalidad en el día a día y permitirán a su plantilla reducir a tres o cuatro los días con presencia obligada en las instalaciones físicas.

Ni ERTE, ni frenazo a las compras

Al margen de las medidas de desconfinamiento, la gestora española no ha planteado ningún tipo de reducción de la plantilla, ni suspensiones de empleo. Contaba con un colchón de más de 4.000 millones de euros entre el dinero en caja y las líneas de crédito que aún no había utilizado en caso de que hiciera falta más liquidez. Tampoco ha retocado a la baja las previsiones de crecimiento de 2020: más del 50% en resultado bruto ajustado (1.06 millones de euros) o en flujo de caja. Y estas cifras son sin incluir el cierre de Arqiva, cuya incorporación implicará una actualización.

La clave es cómo afectará la pandemia y las restricciones a la actividad de adquisiciones por parte de la gestora. Una actividad que ha caracterizado los últimos trimestres y que ha permitido engordar el portfolio de torres y agrandado el negocio. En un informe presentado este mismo lunes por JP Morgan, en el que revisa al alza su valoración potencial, se prevé que la chequera siga preparada. Insiste en que, al contrario que en Estados Unidos, un tercio de las 400.000 emplazamientos que hay en Europa está en manos privadas al margen de las operadoras tradicionales (Vodafone, Telefónica, Telxius, Orange...). Hay una oportunidad. Pero con una advertencia clara: el control de la deuda en un momento delicado como el actual. Desde la compañía se limitan a asegurar que siguen analizando oportunidades.

Plan para las telecos

El plan de Cellnex no es el único. Otras operadoras del sector de las telecomunicaciones ya perfilan el suyo. En el caso de Telefónica ha sido consensuado con los dos principales sindicatos del comité de empresa en España, CCOO y UGT. El documento, que se pactó 'in extremis' durante el pasado viernes, plantea todos los escenarios de la vuelta paulatina a la normalidad. Se divide en tres grandes fases cuyos plazos aún están supeditados a las decisiones que tome el Gobierno.

Por su parte, Vodafone ha llamado a consultas también a las organizaciones sociales para plantear su estrategia cuyos plazos podrían alargarse hasta en seis meses. Orange aún no ha hecho público su plan, aunque en el comité ya se han entregado las propuestas de medidas, en las que exige un regreso progresivo. Y desde UGT se advierten: vigilarán los principios de seguridad y salud de los empleados ante una "posible consecuencia de que las empresas se precipiten a una desmedida competencia comercial en el momento en el que el Gobierno decida la vuelta a la normalidad de los mercados".

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