La espantada de Lázaro en CEOE rompe el equilibrio de poder en torno a Garamendi

  • El madrileño servía de contrapeso ante una patronal encendida por la sintonía de su presidente con Sánchez y por los últimos fichajes no consensuados.
Antonio Garamendi y Juan Pablo Lázaro
Antonio Garamendi y Juan Pablo Lázaro
La Información

Días convulsos en la CEOE. La dimisión de Juan Pablo Lázaro de todos sus cargos ha provocado una crisis de consecuencias todavía inciertas para una organización empresarial que no tiene buen recuerdo de la última etapa de Juan Rosell. Ahora, cinco meses después de que Antonio Garamendi tomara el sillón de mando, el presidente pierde a uno de sus principales apoyos. Y es que el peso de Madrid en la patronal nacional es importante, de ahí que ahora los ojos estén puestos en quién comandará CEIM y qué postura mantendrá en un futuro.

Lázaro ha ejercido hasta ahora la presidencia de la patronal madrileña con una relativa 'mano de hierro'. Sin disidencias internas evidentes en un periodo que se inicio con el relevo del histórico Arturo Fernández y que coincidió con la llegada al Ayuntamiento de Madrid de Manuela Carmena. Una alcaldesa con la que los empresarios no han terminado de entenderse, especialmente en lo relativo a 'Madrid Central'. Ahora, el favorito para suceder a Lázaro es el secretario general de la patronal autonómica, Miguel Garrido, que tomaría el relevo a partir de junio.

Lo que sí está claro es que Lázaro deja solo a Garamendi en vísperas de una etapa clave, con las elecciones generales, municipales y autonómicas a la vuelta de la esquina. Diferentes fuentes de CEOE aseguran que ambos han sido "uña y carne" durante los últimos meses, tanto en la 'era Rosell' como tras los cambios de noviembre y la llegada de nuevos equipos de la sede de Diego de León. Por eso la salida del empresario madrileño se interpreta como una 'deserción' que amenaza con dar al traste esta paz interna.

¿Cómo evolucionará la CEOE a partir de este verano? Esa es la gran incógnita en este momento entre los asociados. Las fuentes consultadas afirman que la principal disidencia interna en este momento se encuentra en dos aspectos que tienen que ver con el modo en el que Garamendi está presidiendo la patronal: su excesiva cercanía al Gobierno de Sánchez, con algunas escenas que no han gustado internamente, y la configuración de equipos internos con excesiva presencia de algunos cargos cercanos al PP que no han sido consensuados. A ellos hay que añadir la incorporación de Fátima Báñez en cartera.

El papel de Cataluña y Sánchez Llibre

Todo este 'juego de tronos' en CEOE cuenta con otro actor protagonista: Foment del Treball Nacional, la patronal catalana. La organización que preside Josep Sánchez Llibre es un mero espectador y mira desde el 'burladero' todos estos movimientos. Pero su papel es importante, más si cabe en el periodo que se avecina donde el empresariado más cercano al independentismo seguirá reclamando una solución al choque de trenes que se avecina entre Generalitat y Gobierno central durante la próxima legislatura.

Esta misma semana el propio Sánchez Llibre ha abierto otra espita en el empresariado. Lo hizo, además, en un marco de postín: el Círculo Financiero de Barcelona bajo la tutela del presidente de la Fundación Bancaria La Caixa, Isidro Fainé, y con la presencia de lo más granado del mundo empresarial de Cataluña. Allí abogó por la necesidad de abordar una política salarial que ponga fin a la desproporción existente entre la retribución del capital y la retribución del trabajo dentro de las empresas españolas. Todo un órdago que, por su novedad, ha revolucionado las organizaciones empresariales.

Se avecinan tiempos convulsos

La CEOE se encuentra necesitada de unidad tras un último mandato convulso. ¿El motivo? La postura que tomó su expresidente Juan Rosell con respecto al proceso independentista de Cataluña y la reacción del Gobierno de Mariano Rajoy. Dijo que "hay muchos espacios entre la sumisión y la secesión", lo que provocó una reacción airada del empresariado contra un mandatario que ya estaba de salida. Con Garamendi se aspira a poner fin a esa división pero ya existen cargos que denuncia que las decisiones que toma "no están consensuadas, solo nos informa".

Toda esta tempestad coincide, además, con un periodo político de gran inestabilidad para el empresariado. Si el PSOE de Pedro Sánchez vuelve a gobernar durante la próxima legislatura ya ha dejado claras cuáles son sus intenciones: derogar los aspectos más lesivos de la reforma laboral y elevar el Impuesto de Sociedades, entre otras medidas. La CEOE de Garamendi, por tanto, deberá adoptar posturas más activas que las mantenidas hasta ahora y eso implicará trabajo y tensión en el seno de la patronal.

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