De cara al plan estratégico

Carlyle forzó el relevo de CEO en Cepsa para apuntalar el giro verde en marcha

La impaciencia del fondo estadounidense, que ve cada vez más próximo el momento de su desinversión, ha precipitado el relevo ya previsto de Philippe Boisseau, una transición que se fraguó este verano.

Maarten Wetselaar, nuevo CEO de Cepsa
Maarten Wetselaar, nuevo CEO de Cepsa
CEPSA

El relevo de Philippe Boisseau como consejero delegado de Cepsa ha pillado por sorpresa al mercado. No así sus circunstancias. Hace meses que en los círculos financieros se comenta la necesidad de meter una marcha más al giro verde en la compañía. Por otra parte, el grupo acumula casi un año de retraso en la presentación del plan estratégico, algo que ha impacientado a Carlyle, segundo accionista de Cepsa con cerca del 40% del capital. El nerviosismo del fondo de capital riesgo se ha materializado en el paso a un lado de Boisseau, ya pactado con anterioridad, según varias fuentes financieras consultadas por La Información.

Carlyle entró en Cepsa en 2019, tras comprar el 37% del grupo a Mubadala. Desde entonces, en el capital de la segunda mayor petrolera de España conviven intereses divergentes. El negocio del private equity con sede en Washington busca retornos muy elevados en periodos de no más de cinco años, mientras que el carácter de permanencia del fondo soberano de Abu Dabi, es mucho más marcado. Esto explica la impaciencia de Carlyle en un momento decisivo para la compañía. También la posición de 'convidado de piedra' que ha adoptado Mubadala ante el relevo en la cúpula, pese a ser el primer accionista del grupo energético.

La necesidad de Cepsa de consolidar su giro renovable es mayor a la de otras petroleras inmersas en la misma transformación. El área de Exploración y Producción (upstream, en la jerga) de la compañía es tímida si se compara con la de otros gigantes del sector, como Repsol, pues se halla concentrada en Europa, donde las ambiciosas políticas de descarbonización han acortado la vida de las actividades vinculadas a la explotación de hidrocarburos a los próximos 20 años. El valor del negocio de Cepsa se ha visto especialmente golpeado por estas perspectivas, lo que ha elevado la urgencia de diversificación de la compañía.

En este contexto entró en escena Boisseau, quien fue elegido a expensas de Carlyle. El directivo francés, que venía de ocupar distintos puestos directivos en la gala Total, asumió el liderazgo de la primera fase de la transformación de la petrolera, incluida la configuración del plan estratégico, cuya última versión fue aprobada el pasado julio. Para diseñar el plan, el CEO ha contado con el apoyo de varios equipos de McKinsey, que han estado trabajado en paralelo. Las circunstancias externas que han retrasado la finalización de la hoja de ruta, han convertido al plan estratégico en una fuerte apuesta que ha llevado aparejado un no menos potente esfuerzo inversor.

Desde un primer momento, Boisseau y los dos grandes accionistas acordaron su relevo llegado el momento, es decir, una vez encauzado el giro verde de la petrolera. Pero este verano, Carlyle empezó a buscar un sustituto para el directivo francés. Fuentes próximas a Cepsa achacan el acelerón del fondo estadounidense, que ha impulsado el cambio en la cúpula antes incluso de la presentación del plan estratégico, a una cuestión de tiempos. "Boisseau abordó el giro de 180 grados de Cepsa a la manera gala, asegurando cada palmo del terreno antes de dar el paso", indican. 

Mientras que otros gigantes del sector han apostado por reforzar sus renovables a base de compras (M&A, en el argot financiero), la estrategia del primer espada de Cepsa ha sido el crecimiento orgánico, o lo que es lo mismo, una transformación 'a fuego lento'. El plan de desinversiones de Cepsa también ha avanzado en direcciones distintas al de otros colosos del sector. La petrolera salió el pasado enero de la comercialización de luz y gas a hogares, con la venta de su cartera de clientes a Podo, apenas dos años después de su entrada en el negocio. En el mismo periodo, otras como Eni, BP o Repsol han doblado su apuesta por el negocio eléctrico.

El acelerado relevo de Boisseau se ha cerrado antes de publicarse el plan estratégico, cuya puesta de largo tendrá que esperar a 2022, dos años después de lo previsto

Tras anunciar su relevo, desde Cepsa han querido poner en valor el trabajo de Bousseau, quien antes de convertirse en el ideólogo del giro verde de la petrolera ya asesoraba a Carlyle. En sus dos años en el cargo, el directivo ha cambiado un millar de posiciones en la compañía y ha transformado el comité de dirección, sellando fichajes de calado internacional, como el del nuevo director de Asesoría Jurídica, Jörg Häring, quien entró en Cepsa este verano tras una larga trayectoria en la alemana Siemens. Bousseau seguirá ligado al grupo como asesor de su sucesor, Maarten Wetselaar, que aterriza en Cepsa procedente de Shell. El nombramiento se hará efectivo en 2022.

El precipitado relevo ha vuelto a disparar las dudas de los inversores respecto al plan estratégico de la petrolera. Tras una serie de cambios en el calendario, primero por la crisis sanitaria y después por la escalada de precios de luz y gas, la compañía parecía decidida a presentar su hoja de ruta este otoño. Pero, debido al cambio de sillones en la cúpula, Cepsa ha vuelto a retrasar la puesta de largo de su estrategia hasta el arranque del próximo año. Con toda probabilidad, el nuevo consejero delegado efectuará las modificaciones que considere pertinentes en el citado plan. Esto podría dilatar varias semanas su lanzamiento, momento que el mercado espera con impaciencia desde 2020.

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