Cepsa descarta salir a bolsa en 2019 tras fracasar en el intento de octubre pasado

  • La compañía propiedad del fondo Mubadala de Abu Dabi explora nuevos nichos de negocio en energías renovables.
Refinería de Cepsa en San Roque (Cádiz).
Refinería de Cepsa en San Roque (Cádiz).
CEPSA

No habrá nuevo intento. Al menos, no lo habrá en 2019. La petrolera Cepsa, propiedad 100% del fondo de Abu Dabi Mubadala Investment Company (240.000 millones de dólares en activos) descarta volver a bolsa tras el fiasco que sufrió en octubre. Entonces, tuvo que retirar la oferta pública de venta (OPV) del 25% de sus acciones por la falta de interés del mercado. Fuentes de la compañía explican que no se dan las circunstancias para repetir aquel plan, aunque no descartan que el propietario de la compañía intente colocar algún paquete accionarial.

El folleto de la OPV de octubre “caducó” a mediados de enero. Estaba elaborado sobre los resultados de la primera mitad del ejercicio 2018: 335 millones de beneficio (28% menos que en el mismo periodo de 2017 y 12.391 millones de facturación, un 22% más). En caso necesario, renovarlo sería fácil. Bastaría con actualizar los resultados al ejercicio completo y certificar de nuevo las reservas –la certificación caduca a los seis meses-. Pero la petrolera ha aparcado el plan de salida a bolsa. Las sombras sobre la economía internacional se mantienen.

Con la venta aparcada, la compañía ha puesto al día sus prioridades: defensa de la industria del refino en España -el enunciado revela la preocupación del sector ante los planes adelantados por el Ministerio de Transición Ecológica-; más exploración y producción; renovables y ampliación de la actividad petroquímica.

Diversificación y consumo

Cepsa, como todas las petroleras, intenta la diversificación hacia otros nichos de negocio, pero sin desatender el corazón de su actividad. Sus previsiones apuntan a que el consumo global de petróleo va a seguir aumentando hasta 2030 –105 millones de barriles día en esa fecha frente a los 95 millones de barriles de 2015-. La causa: el tirón de la demanda en África y Asia. En Europa y en España, sin embargo, las previsiones apuntan a una caída -relativamente suave- de la demanda. Según los datos de la compañía (Cepsa Energy Outlook 2030) el pico de demanda de petróleo se registró en España en el año 2005. No volverá. Desde ese ejercicio, la caída en el consumo ha sido del 21%.

Toca apostar por otras actividades y la petrolera que dirige Pedro Miró (vicepresidente y consejero delegado) explora otros campos. Sus 1.800 estaciones de servicio en España y Portugal son la puerta a la oferta de conjunta de electricidad, gas, carburante y mantenimiento. Desde enero de 2018, según la empresa, la oferta ha captado 26.000 contratos. Electrolineras –100 previstas en España y Portugal-; parques eólicos (600 MW previstos en la península) y un parque fotovoltaico en Jerez (Cádiz) son el balcón de la petrolera a los nuevos tiempos.

Empujón en Abu Dabi

Pero para una petrolera, el petróleo sigue siendo el fluido que hace respirar el negocio. Cepsa, como otras compañías del sector, compra en el mercado la mayor parte de la materia prima que refina. Disponer de crudo propio es fundamental. Por eso la compañía ha logrado un buen empujón: la petrolera estatal de Abu Dabi, ADNOC le ha concedido durante 40 años el 20% de la producción de dos de los campos de crudo más grandes del país, SARB y Umm Lulu. Una operación valorada en 1.300 millones de euros. También el año pasado logró una participación en tres bloques en México.

Sobre los planes de descarbonización en España, Cepsa comparte el sentir del sector: preocupación por las medidas anunciadas por el Gobierno de Pedro Sánchez y, en especial, por la prohibición de los motores de combustión a partir de 2040. Las petroleras, a través de la asociación AOP, han presionado al Ministerio de Transición Ecológica para ampliar los plazos del gran ajuste.

El gran argumento de las petroleras (Repsol, Cepsa, BP, Galp, Shell...) es que las prohibiciones anunciadas por el Gobierno Sánchez -si llegaran a aplicarse- afectarán, no sólo a las ventas de coches y por lo tanto al empleo, sino también a los 10.881 millones recaudados por el Estado por el Impuesto Especial de Hidrocarburos, que llegan a 17.522 millones si se suman 6.641 millones de IVA.

Además del dinero, la ofensiva petrolera se apoya en otro argumento: el de la calidad del aire. Con datos de Eurostat, el sector petrolero sitúa a España en el puesto 12 -de 28- por emisiones de gases de efecto invernadero per cápita. En la lista, el país menos contaminante sería Letonia y el más contaminante Luxemburgo.

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