Cerberus cuelga el cartel de 'se vende' en Gescobro: quiere sacar unos 350 millones

  • La filial de recobro de deuda prevé recuperar casi 600 millones de euros durante los próximos 15 años.
Sede de Cerberus en Nueva York. / EFE
Sede de Cerberus en Nueva York. / EFE

Cerberus Capital Management acaba de colgar el cartel de 'se vende' en Gescobro, su filial de recobro de deudas en España, según fuentes financieras consultadas por La Información. El fondo de inversión norteamericano cumple así con el plan de desinversión a cinco años establecido cuando compró la compañía al fondo español Miura en 2014.

Según las fuentes consultadas, Cerberus quiere obtener en la operación unos 350 millones de euros, aunque el precio final dependerá de cómo transcurra el proceso de venta, que se extenderá al menos hasta finales del primer semestre, pues se trata de una operación compleja en la que ahora está abierta la fase de ofertas no vinculantes. La firma ha rechazado realizar cualquier tipo de comentario al respecto.

Alantra es el asesor de Cerberus en el proceso de venta de Gescobro, compañía, esta última, que está liderada por Íñigo Mato. Su valor es elevado gracias al importante número de 'portfolios' de créditos problemáticos que ha adquirido la compañía durante los últimos años, cuyo importe bruto asciende a más de 8.600 millones de euros, procedentes de las principales entidades financieras del país.

En concreto, Gescobro, fundada en 1980, dispone de 12 carteras de deuda sin garantía hipotecaria ('unsecured') con un valor nominal de 8.300 millones de euros y dos carteras de deuda con garantía hipotecaria ('secured') con un valor nominal de 300 millones de euros. Este último tipo de deuda cuenta con un descuento mucho menor. Los cobros estimados pendientes de todas las carteras ascienden a casi 600 millones de euros durante los próximos 15 años.

Aparte, Gescobro tiene acuerdos de 'servicing' con los principales bancos españoles para gestionar y cobrar sus créditos morosos. En total se trata de 3.500 millones de euros bajo gestión procedentes de terceros que se suman a los 8.600 millones anteriormente mencionados. Entre ellos se encuentra el Proyecto Mauser, adquirido recientemente, según publicó 'El Confidencial', aunque la filial está especializada, en cualquier caso, en deuda no garantizada de pymes.

Para la gestión de esta deuda, la sociedad cuenta con una plantilla de 410 empleados. En 2018, Gescobro registró un beneficio operativo (Ebitda) de 11,3 millones de euros, cifra, que, en cualquier caso, se encuentra por debajo de las pretensiones de Cerberus, mientras que su facturación asciende a unos 30 millones de euros. Su domicilio social está en Madrid, aunque también dispone de oficinas en Barcelona.

Por su parte, Cerberus es uno de los grandes fondos que más han invertido en España desde la crisis, junto a otros como Blackstone, Apollo o Lone Star. Solo el año pasado cerró la compra de más de 22.000 millones de euros en activos tóxicos ligados al 'ladrillo' de BBVA y Banco Sabadell. Además de Gescobro, el fondo estadounidense también controla Haya Real State, servicer con más de 40.000 millones en activos bajo gestión, y la promotora Inmoglaciar.

Cada vez hay más morosos

De cara al futuro, Gescobro aún tiene capacidad para crecer en el negocio de adquisición y servicing tanto de deuda garantizada como no garantizada, pues dada el alza de la morosidad en el crédito al consumo es más que previsible que los bancos cada vez vendan más créditos problemáticos.

A pesar de las alertas emitidas desde el Banco de España, los bancos defienden firmemente que sus criterios de concesión de préstamos no se han relajado, aunque lo cierto es que cada vez hay más morosos en los préstamos destinados al consumo. Así lo demuestran los datos del supervisor, que advierte de que los préstamos dudosos destinados a la compra de automóviles, electrodomésticos, dispositivos tecnológicos u otro tipo de bienes de consumo duradero se elevaron un 23% entre junio de 2017 y el mismo mes de 2018.

No obstante, las entidades siguen decididas a impulsar firmemente este negocio, pues en un contexto de bajos tipos de interés -que tras las palabras poco halagüeñas de Mario Draghi el pasado jueves parece que se prolongará por más tiempo de lo previsto- es una de las pocas vías que le quedan a la banca para alimentar sus deprimidos márgenes.

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