Cinco claves que explican la peor semana de la historia de los supermercados Dia

  • El grupo sigue en pie tras superar cinco jornadas en las que ha recortado sus previsiones, revisado sus cuentas y redefinido su equipo directivo.
Amando Sánchez Falcón, exdirector financiero de Dia.
Amando Sánchez Falcón, exdirector financiero de Dia.
EP

El exconsejero delegado de Dia, Ricardo Currás, no sabía la que se le venía encima cuando, a finales de julio, aseguró que el grupo acaba de cerrar el "periodo más duro" desde su salida a bolsa en 2011. Desde entonces, la compañía ha vivido una continua espiral descendente en bolsa, al mismo ritmo que crecían las dudas sobre sus resultados financieros. Pero ha sido esta semana, sin comparación, el periodo más duro para la única compañía de supermercados que cotiza en el Ibex.

En sólo cinco jornadas (y a pesar de que ha logrado algún rebote en el parqué) Dia ha perdido más de la mitad de su valor en bolsa. En concreto, su capitalización se ha recortado un 51% y roza los 540 millones de euros. Su acción sólo vale 0,88 céntimos, muy lejos de los 7,3 euros que llegó a rebasar en mayo de 2015. Detrás de este desplome no hay una sola causa, sino una tormenta perfecta concentrada en un puñado de jornadas.

Asume los problemas para conseguir sus propios objetivos

El pasado lunes, confirmó lo que muchos inversores esperaban: no va a lograr los objetivos que se había marcado para este año. Lo reconoció después del hachazo recibido esa misma mañana por JP Morgan. El banco de inversión recortó el precio objetivo de sus acciones un 19%, desde 2,1 a 1,7 euros (hoy vale la mitad de esta última cifra) al considerar que su desempeño está por debajo del de sus principales competidores, como Mercadona y Carrefour.

Sólo unas horas después del golpe de la entidad financiera, Dia asumió vía Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que sus ventas siguen a la baja. No cuantificó la caída de ingresos que espera para el conjunto del ejercicio, pero sí que va a tener un impacto directo en su margen bruto anual, la diferencia entre ingresos y gastos. Además, estos últimos siguen al alza. Y lo va a sufrir en su resultado de explotación (Ebitda) ajustado, que pasará de los 568 millones de 2018, a quedarse en una horquilla de entre 350 y 400 millones.

Que caigan los ingresos de Dia no es una sorpresa. La compañía ya cerró la primera mitad del año con un desplome de sus ventas brutas del 9,2% (a 4.600 millones de euros). En Argentina y Brasil le dañaron los tipos de cambio pero, en Iberia, también se recortaron, un 3% (a 3.084 millones) ante la presión de precios con sus competidores.

Pone en cuestión las cifras que comunicó a los inversores y al supervisor

Dia no sólo se ha puesto la venda de cara al cierre del año, también lo ha hecho mirando al pasado. La compañía dueña de La Plaza y Clarel asume que tiene que realizar "determinados ajustes a los estados financieros consolidados" del ejercicio 2017. No desvela, de momento, qué es lo que tiene que revisar pero sí el daño que le va a hacer, porque va a recortar su patrimonio neto en 70 millones de euros.

Tampoco ha trascendido si la CNMV le ha reclamado más información sobre sus estados contables. De momento, sólo ha indicado que cuando formule las cuentas anuales de 2018, "procederá a reexpresar las cifras de 2017", que, afirma, se presentan a efectos comparativos. Antes tendrá que rendir cuentas al mercado, porque mantiene el 30 de octubre como fecha de presentación de sus resultados de los nueve primeros meses.

Suspende de empleo y sueldo a su responsable financiero

Esos resultados al cierre de septiembre ya no llevarán la firma Amando Sánchez Falcón. Hasta el pasado lunes era el máximo responsable financiero de Dia. En realidad su capacidad ejecutiva iba un paso más allá. Era el director ejecutivo corporativo de la compañía y bajo su paraguas estaba tanto la dirección financiera, como la jurídica y las relaciones externas y con inversores. Era el número dos tras Currás.

Sánchez Falcón fue suspendido de empleo y sueldo durante un mes, sin que mediara por ello confirmación oficial a la CNMV. Una suspensión, debido a los ajustes contables de 2017, que llega después del paso del directivo por otra compañía que atravesó problemas. Antes de su llegada a Dia en 2012, fue el máximo responsable de las finanzas de Abengoa que, en 2015, asumió su preconcurso de acreedores tras que desvelar que su deuda superaba los 20.000 millones.

Fridman toma el control 'de facto' y remodela al equipo directivo

En medio de esa tormenta, Mikhail Fridman ha tomado, de forma silenciosa, el control de Dia. El magnate ruso posee desde este viernes el 29% de Dia. Está en el límite legal que le obligaría a lanzar una opa por el 100% de la empresa. Tendrá que hacerlo si supera el 30%. Un movimiento que en estos últimos días se da por hecho dado el desplome en bolsa.

El magnate no es dueño del 100% pero ya marca el paso. A partir de 2019, el presidente de Dia será su mano derecha: el ya consejero Stephan DuCharme. Ya es el primer ejecutivo de X5 Retail Group, la cadena de supermercados que Fridman controla con Letterone, el mismo vehículo inversor con el que desembarcó en Dia.

No es el único cambio en la dirección ejecutado esta semana. La compañía ha creado el cargo de secretario corporativo (que se encargará de funciones similares a las que tenía Sánchez Falcón) y ha reforzado el poder ejecutivo de los máximos responsables de recursos humanos y de su negocio español.

Y no convence a las agencias de calificación

Pese a estos cambios, Dia no parece haber convencido, de momento, a los inversores. El jueves, la agencia Moody's rebajó en un escalón la nota de solvencia de su deuda a largo plazo, situándolo en 'Ba2', por debajo del bono basura. Y, el viernes, S&P Global también rebajó su 'rating' de 'BBB-' a 'BB-'. Es el equivalente a bono basura.

S&P la coloca también en vigilancia "negativa", por lo que podría volver a rebajar su calificación en los próximos meses, en función de cómo evolucionen sus resultados y, más aún, cuando ha dejado en punto muerto la presentación del que iba a ser su plan estratégico para los próximos años. Con él, precisamente, aspiraba a recuperar el aprecio de los inversores.

Mostrar comentarios