Citi perdió la confianza en Abengoa dos meses antes de que pagara a Benjumea

  • El banco estadounidense rechazó apoyar la ampliación de capital tras conocer las cuentas de la compañía del primer semestre de 2015
El Citigroup rebaja sus cálculos de crecimiento global hasta el 2,9 por ciento para 2011
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A la "desastrosa" situación de Abengoa antes de afrontar su fallida ampliación de capital que ayer dibujó el vicepresidente del Santander, Rodrigo Echenique, en el juicio por las millonarias indemnizaciones recibidas por el expresidente de esa multinacional, Felipe Benjumea, y el exCEO Manuel Sánchez Ortega, hoy se ha sumado la de otro de los bancos más importantes del mundo. El director de la sucursal de Citigroup en España, Ignacio Gutiérrez-Orrantia ha afirmado ante el tribunal que decidió no embarcarse en la ampliación tras conocer las cuentas del primer semestre de 2015 de la compañía, que se publicaron el 31 de julio de ese año. Así pues, la mala situación de la energética era conocida por dos de las principales entidades de crédito a nivel global un mes después de que Sánchez Ortega cobrara 4,4 millones y dos meses antes de que Benjumea se embolsara otros 11,4 tras su salidas de la empresa.

Gutiérrez-Orrantia fijó en su declaración la fecha exacta en la que Citigroup vio quebrada su confianza en Abengoa. Fue el 31 de julio de 2015, fecha en que se presentaron las cuentas del primer semestre de ese año. El equipo del banco que llevaba la cuenta de la multinacional comenzó entonces a analizar la dimensión del problema. Esas cuentas semestrales, según el directivo, mostraban un endeudamiento mucho mayor del esperado conforme "al consenso de mercado" y una liquidez muy inferior. "Esos números no eran los que nosotros esperábamos", ha manifestado Gutiérrez-Orrantia ante la sección cuarta de la Audiencia Nacional.

Ante la sorpresa sobre los números que había presentado su cliente y tras analizar las cuentas en paralelo en sus oficinas de Madrid, Londres y Nueva York, el equipo responsable de la relación con Abengoa acude a la sede de la compañía en Sevilla unos días después, en agosto, para formular una serie de preguntas sobre las desviaciones  que se habían producido y sus motivos subyacentes. El directivo de Citi ha asegurado que no recuerda el resultado de esas conversaciones, pero sí que su entidad "no llegó a una conclusión de confort", por lo que decidió que no participaría en la ampliación de capital que la multinacional española acababa de anunciar. 

El directivo del banco estadounidense ha subrayado su estupor por el cambio de rumbo de Abengoa al explicar que solo 15 días antes, Citi si había asegurado y colocado en el mercado 100 millones de autocartera de la compañía española. Para completar esa operación, la entidad investigó a la sociedad de Benjumea. "El equipo de Citi que participó en esa operación de autocartera no detectó nada que indicara lo que luego se publicitó a finales de julio", ha dicho refiriéndose a las cuentas de los seis primeros meses de 2016 que generaron esa "quiebra en la confianza".

La versión de Gutiérrez-Orrantia contradice las de Benjumea, Sánchez Ortega, los otros tres miembros de la comisión de retribuciones acusados en el juicio y los miembros del consejo de administración que, hasta el momento, han declarado como testigos. Todos ellos han coincidido en señalar como fecha del declive de Abengoa la exigencia por parte del Santander -todos han personalizado en Echenique- de que el entonces presidente saliera del consejo de administración de la compañía si quería que los bancos la apoyaran en su ampliación de capital. Hasta entonces, según los acusados, la situación de la compañía era buena. El exministro José Borrell, que ayer declaró como testigo llegó a decir que los problemas de caja de Abengoa eran "provisionales".

De lo manifestado por el directivo de Citigroup, así como del propio Echenique, se deduce que, a juicio de ambos, la situación de la compañía ya era desesperada a 31 de julio de 2015, por lo que tanto Benjumea como Sánchez, sus dos máximos gestores (presidente ejecutivo y consejero delegado), tendrían que haberlo conocido cuando cobraron sus millonarias indemnizaciones. Porque el primer banco financiero del mundo (Citi) y el primero de España y segundo de la zona euro (Santander) habían perdido la confianza en Abengoa antes de que iniciara su ampliación. La entidad española pidió que se cambiara su cúpula para apoyarla. La estadounidense ni se planteó subirse a ese carro.

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