"Pues ya volveré mañana"

Los clientes de CaixaBank tras la huelga: "No me ha afectado nada, está el cajero"

Esta mañana se ha celebrado una 'histórica' huelga de los trabajadores de la mayor entidad financiera de España para forzarle a negociar una rebaja en el ERE, que prevé unas 7.400 extinciones de contrato.

foto cajero caixa
Los clientes de CaixaBank tras la huelga: "No me ha afectado nada, está el cajero".
Javier Leal

Uno de los peores planes que se pueden hacer un martes, que encima se presenta nublado, es ir al banco. Pero no eran ni las diez de la mañana cuando una pareja de una avanzada edad aparece dispuesta a hacer precisamente eso. Ella, muy decidida, iba tirando de su marido del brazo, mientras que él, más rezagado, se dejaba arrastrar por su mujer. ¡Anda! Exclama el marido al toparse con la puerta cerrada y tras leer el comunicado del banco-que está pegado en la puerta de acceso- y donde especifica las razones de la huelga de CaixaBank. Ni un segundo tarda ella en dirigir su mirada al cajero automático amarillo que tiene a su izquierda y afirma "A nosotros realmente no nos afecta porque íbamos al cajero y en lugar de que atiendan dentro pues lo haces aquí fuera".

Se judicializará el ERE si no hay acuerdo, según los empleados de CaixaBank

Este martes los trabajadores de CaixaBank celebraron un 'histórico' parón en todas las sucursales del banco. Durante 24 horas ningún ciudadano va a poder entrar en ninguna de las miles de sucursales que el banco tiene distribuidas por todo el territorio. Los sindicatos del banco convocaron esta manifestación a una semana de que concluya el plazo para negociar el ERE presentado por el banco, que prevé unas 7.400 extinciones de contrato y 686 recolocaciones en empresas filiales. Los principales objetivos que buscan los trabajadores son presionar a CaixaBank para que rebaje la cifra de afectados y eleve las indemnizaciones para que garantice que todas las salidas incluidas en el ERE son estrictamente voluntarias.

Caixabank huelga
Uno de los carteles que se observaban en las puertas de los banco.

Javier Leal

Pese al cierre de todas las sucursales, los cajeros automáticos han seguido funcionando y esto ha provocado que muchos de los clientes del banco apenas hayan sufrido este imprevisto. Un hombre en chándal, recién levantado, se postra ante las puertas automáticas del banco, tras leer detenidamente el papel que especifica las razones de la huelga, hace un chasquido con su boca y ningunea con la cabeza mientras se dirige al bar. Los bancos están vacíos tanto en el interior como en el exterior. Apenas se acerca gente a interesarse de por qué el banco está cerrado hoy. Los vecinos de la zona pasean despreocupados delante de la sucursal, unos llevando las cestas de la compra y otros paseando a sus perros.

"A mí me da igual, ya vendré mañana", sostiene un chico joven que viste con camiseta negra y que se marcha sonriendo como si no le afectara el asunto. ¿Y este cajero se puede usar?, pregunta una treintañera que acaba de llegar. Tras la aquiescencia de un hombre de mayor edad, ella responde: "Pues perfecto". Al poco tiempo aparece una señora muy arreglada que llega a la puerta y se la encuentra cerrada. Pero a ella "no le afecta" porque puede hacer la misma gestión en el cajero. Un chico joven, que está fumando un cigarro mientras espera a que se despeje el cajero, dice que él "nunca" entra dentro del banco.

¡Echan a 7.000!, exclama un hombre que superará los setenta años. Acto seguido coge su cartera que tenía en el bolsillo trasero y se dirige al cajero a realizar una trasferencia. "El problema ya no es que cierren las entidades, la cosa es todos los trabajos indirectos que se lleva consigo", dice un hombre con pelo largo. Justo después de decir eso, otro hombre interrumpe y afirma: "Las papelerías, los electricistas...todos esos se quedan sin trabajar más aquí". Pero a ambos no les ha afectado el cierre. De hecho, hablan pegados al cajero.

Otros vecinos de la zona sí se han visto afectados por este cierre, pero son la minoría. "Iba a entregar un cheque, pero si está cerrado, ya lo haré mañana". afirma un joven de origen marroquí que mira el cajero con cierta sospecha. ¡Ay Dios mío! dice una mujer de origen latino al verlo cerrado, ¿Y ahora cómo pago el recibo?, sentencia tras llevarse las manos a la cabeza. "Pues sí me afecta", dice un hombre que lleva una gorra, "desde la pandemia la atención al público de los bancos ha empeorado mucho".

Al mismo tiempo estaba teniendo lugar la huelga convocada por los trabajadores de CaixaBank. Iñigo Vicente, que lleva trabajando en el banco desde 1991 y es secretario de Acción Sindical de la Federación de Servicios de Comisiones Obreras (CCOO), afirma que "es un día histórico para el banco, en los 117 años de historia nunca se había hecho una huelga así", y añade "es la mayor huelga dentro del sector financiero". Muestra cierta esperanza con que esta manifestación suponga un cambio en las condiciones del banco, "la experiencia con BBVA nos dice que este tipo de presión ayuda" y "tenemos el apoyo de Calviño (la ministra de Economía) que está defendiendo nuestra propuesta".

La realidad que muestra la calle es que la digitalización bancaria ha provocado que la capacidad de presión de los trabajadores de los bancos se haya reducido. Vicente, sin embargo, no le da importancia a esto, "nuestra profesión es un negocio relacional, por eso fuimos un servicio esencial durante el confinamiento". Pero hay unas pequeñas máquinas que llevan ya más de 20 años en el exterior de los bancos, y que han ido aumentado sus competencias, que son los cajeros automáticos: los 'trabajadores' que no han querido hacer huelga.

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