Consorcio brasileño con TIM y Slim

Los competidores de Telefónica gastan la última bala para aplazar la venta de Oi

El colectivo de operadores pequeños exige más transparencia para eliminar el velo sobre el acuerdo de restricciones pactado con el regulador por la teleco española y así ganar tiempo.

Álvarez Pallete Telefónica
Álvarez Pallete, presidente ejecutivo de Telefónica.
Europa Press

Los rivales de Telefónica y sus socios, el magnate mexicano Carlos Slim y Telecom Italia (TIM), quieren frenar a toda costa el acuerdo para cerrar definitivamente la venta y reparto de los activos del negocio móvil de la brasileña Oi, en concurso de acreedores desde hace casi un lustro. Uno de los colectivos que engloban a operadores más pequeños reclama mucha más transparencia y que se quite el velo sobre el acuerdo de restricciones pactado entre los compradores y el regulador de la competencia para poder conocer cuáles son esos ‘remedios’ que se impondrán como compensación. Así, entienden que mientras que no se elimine la confidencialidad del acuerdo no se puede contar el plazo para la ‘luz verde’.

Telcomp, el colectivo de pequeños operadores que tiene por objeto promover la competencia de las telecos en Brasil, remitió al miembro destacado del regulador de la competencia del país (Cade) una carta el pasado viernes en calidad de interesado dentro del proceso de compra liderado por Telefónica y sus socios. En ella le volvía a trasladar la preocupación de sus asociados ante la propuesta de autorización técnica que hizo la Superintendencia General de Cade al Tribunal que tiene la última palabra. Se trataba de un primer paso, que dejaba el camino prácticamente expedito para la aprobación, que debería llegar de manera más o menos rápida.

Estos operadores pequeños avisan de que no cuentan con información de ese acuerdo de 'remedios', que resulta determinante para confirmar si realmente compensan la reducción clara de la competencia de esta venta a Telefónica, Claro y Telecom Italia. "Es inviable que se lleve a cabo un análisis adecuado al respecto de la idoneidad y suficiencia de esos acuerdos para abordar los riesgos competitivos", asegura en la carta, hecha pública por Cade y consultada por La Información. La justificación del regulador es que muchos de los detalles se esconden detrás de cláusulas negociadas en el borrador que han de mantenerse en la confidencialidad. "La confidencialidad del borrador de acuerdo es beneficiosa únicamente para las compradoras; es perjudical porque aumenta la asimetría de información", apunta. Por ello, reclaman que se le dé publicidad y se haga público.

En el documento del pasado 2 de noviembre, en el que el Superintendente proponía al Tribunal que se le diera 'luz verde', se hacían referencias vagas y sin precisión sobre ese acuerdo de restricciones. "El acceso a la red móvil mayorista es un elemento esencial y la transacción reduce el incentivo para que los compradores [Telefónica y sus socios] brinden dicho acceso a otros jugadores, aumentando el incentivo para que lo compartan sólo entre ellos", admitía. Por ello, apunta a una solución que podría mitigar los problemas, diseñada para proporcionar estos acceso, habilitando a un vigilante para que monitorice las obligaciones asumidas y para que medie en los futuros conflictos que puedan surgir entre las partes.

Aún no ha habido respuesta oficial del organismo supervisor a esta petición de transparencia de los competidores. La cuenta atrás ha comenzado y es esa la que quieren parar desde este colectivo, que incluye a Algar Telecom, el otro conglomerado que mostró interés en un primer momento por los activos de Oi e, incluso, llego a mantener conversaciones y que en los últimos meses ha mantenido una posición especialmente crítica. Por ello, han solicitado que se suspenda el plazo de treinta días para tener una respuesta definitiva por parte del Tribunal hasta que el borrador sea puesto a disposición de todas las partes interesadas. 

En cuestión de plazos, todo se precipitó a principios de este mes de noviembre y ante la sorpresa de los operadores más pequeños. El Superintendente, encargado de llevar todo el proceso técnico y análisis previo, había pedido formalmente a finales de octubre la ampliación de tres meses más para estudiar todo el caso y, sobre todo, el potencial acuerdo de restricciones. Sin embargo, algo más de una semana después se descolgó con el informe favorable.

La transacción es importante para Telefónica, pues no sólo se produce en uno de sus cuatro mercados prioritarios, sino también porque es una de las más destacadas que aún tiene abiertas después del cierre de otras grandes como la venta de las torres de telefonía de Telxius a American Tower o la fusión del negocio británico con Virgin Media. Con el movimiento, al que la española destinaría algo menos de 900 millones de euros y que le permitiría hacerse con 10,5 millones de clientes y 43 'megahercios' del espectro radioeléctrico, resulta clave para ganar tamaño en una plaza en la que Telefónica concentra el 16% de sus ingresos.

Mientras que se dilucida qué pasa con la transacción, los responsables del grupo Oi ofrecieron los detalles de las cuentas del tercer trimestre de este año en una conferencia con analistas durante la pasada semana en la que insistió en que volvían al crecimiento de ingresos móviles tanto en el prepago como el pospago. Esto permite, según explicaba el consejero delegado, Rodrigo Abreu, que se mantenga el valor de la división móvil lo que les está ayudando en la transición, al traer efectivo a la compañía hasta el potencial cierre de la operación de venta en el primer trimestre del año.

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