Muestra su falta de confianza

El consejo de Indra recela del afán de Abril-Martorell por amarrar su blindaje

El cese del ya expresidente sólo pudo hacerse público una vez que el máximo órgano de gobierno aprobó el pago de los 6,1 millones de compensación total.

EFE
El expresidente de Indra, Fernando Abril-Martorell.
Ángel Martínez | EFE

Casi dos semanas frenéticas en la cúpula de Indra tocan a su fin. El consejo cerró, al menos por ahora, la crisis de gobierno en la empresa tecnológica con una solución intermedia que divide el poder ejecutivo, hasta ahora concentrado en la figura del presidente, e introduce complejidad en la gestión del día a día. La decisión del cese de Fernando Abril-Martorell se tomó por unanimidad 'in extremis' ante el riesgo de un vacío de poder y en medio de un cierto recelo, especialmente entre consejeros independientes, por el afán del directivo segoviano durante estos días de amarrar el blindaje de más de 6 millones de euros que percibirá después de la salida.

A principios de la pasada semana, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi), que mantiene más del 18% de las acciones de la empresa tecnológica, comunicó formalmente al consejo y al propio Abril-Martorell su intención de prescindir de él y rechazar su renovación como consejero ejecutivo después de varias desavenencias en los últimos meses entre las que no sólo se encontraban los recortes laborales o la compra de ITP. Lo comunicaron con menos de tres meses de antelación que es lo que marca la política de remuneraciones. Y esto desencadenó toda la tramitación del cese sin esperar a la junta general.

Desde esa comunicación formal hasta principios de esta semana, se ha estado tratando la resolución del contrato de Abril-Martorell, algo que ha generado cierto malestar en el seno del consejo de administración, al entender que la prioridad debía ser la estabilidad de la compañía y una transición relativamente ordenada, según explican diferentes fuentes conocedoras a La Información. También hubo recelo en algunos de los miembros del órgano de administración por la filtración de la información hace justo una semana, que ha generado una fuerte inestabilidad, con caídas importantes en la acción en las primeras jornadas. 

Así el primer punto del orden del día del consejo de administración de este jueves fue la revocación desde ese mismo día de las facultades delegadas de Abril-Martorell como presidente ejecutivo de la empresa y el cese como máximo representante del consejo de administración. En la práctica significaba la extinción del contrato de prestación de servicios ejecutivos que vinculaba a ambas partes. Ese despido y sus condiciones fueron las que se negociaron: en total serán 6,1 millones de euros entre la indemnización, el finiquito (por no cumplir los tres meses de preaviso) y el pago por cumplir la cláusula de 'no competencia' durante un año.

Tal y como reconoce en la carta enviada a la plantilla, él quería seguir cuatro años más al frente de la compañía y "completar esta etapa" con una renovación de ese contrato que ahora se rescinde. Pero no ha tenido el respaldo de la Sepi, con la que ha mantenido un pulso soterrado en los dos últimos años que se ha hecho claramente visible en el hecho relevante pactado entre todas las partes y presentado el jueves ante la CNMV. La sociedad estatal dejaba entrever la falta de confianza surgida entre ambas partes. "El desempeño del primer ejecutivo requiere que en todo momento cuente con la plena confianza de su principal accionista", apuntaba.

La abrupta salida del ya expresidente y el cese prematuro obligado ha tenido como resultado una situación con una gobernanza realmente complicada, según explican fuentes internas de la compañía. El presidente, Marc Murtra, no contará con funciones ejecutivas, por lo que su figura es más institucional y de 'vigilante'. Los dos consejeros delegados dirigirán de manera independientes las dos divisiones principales de la compañía (Defensa y Transporte, por un lado, y Minsait, por otro) y tendrán la coordinación ejecutiva del director general corporativo, Javier Lázaro.

¿Quiénes son los CEO?

Esta coexistencia de dos consejeros delegados junto a un presidente no ejecutivo es una clara excepción en el Ibex 35. No existe ninguna compañía con una estructura de gobierno corporativo como esta. Ignacio Mataix, que seguirá liderando Defensa, es una persona muy ligada a Abril-Martorell y se convirtió en su 'mano derecha' tras su fichaje en el año 2018 procedente de la empresa aeronáutica española ITP. Tal y como aseguran varias fuentes, no existe una relación especialmente fluida entre él y su nueva co-CEO, la 'jefa' de Minsait. Cristina Ruiz se incorporó en el año 2011, bajo la presidencia de Javier Monzón, para dedicarse al mercado de la energía. Después se centró en el área tecnológica.

Queda por ver si esta nueva solución corporativa, que reparte el poder antes concentrado en una sola persona, tiene continuidad en el tiempo o es sólo un 'parche' para tratar de salvar este primer escollo antes que la Sepi plantee una presidencia ejecutiva con un directivo propuesto por ellos mismos. La mayoría de las fuentes consultadas creen que será difícil aportar estabilidad a la compañía con esa estructura. El objetivo es tratar de alargarla hasta 2023, fecha en la que concluye el plan estratégico. En caso de que así sea, el nuevo equipo tiene el reto de la reconstrucción del negocio tras el impacto de la pandemia, la culminación del plan de ajuste laboral y la gestión de todos los fondos europeos de recuperación de la UE.

Mostrar comentarios