Hay una adjudicación anterior

Un contrato olvidado de 2002 amenaza el proyecto de Adif para el nuevo Chamartín

Gráfico Operación Chamartín
Gráfico Operación Chamartín

Estudio Lamela, uno de los despachos de arquitectura más exclusivos de la capital, a cuyo trazo se deben algunos de los edificios más reconocibles de la ciudad como las Torres de Colón, el Centro Canalejas / Hotel Four Seasons o los cuarteles generales de Airbus, ha decidido abrir una batalla judicial en defensa de sus derechos contra Adif y el que probablemente constituye su proyecto más emblemático para los próximos años: la esperada reforma de la Estación de Chamartín, una de las joyas arquitectónicas que adornarán y darán servicio al macroproyecto inmobiliario 'Madrid Nuevo Norte', aprobado al fin tras lustros de espera.

El estudio madrileño ultima una demanda judicial para solicitar la anulación del concurso internacional de ideas convocado por Adif para el diseño de la nueva Estación de Chamartín y de paso hacer valer los derechos adquiridos que entiende que le asisten por un contrato que Tifsa -la antigua empresa estatal de ingeniería para el sector ferroviario hoy absorbida por la también estatal Ineco- le adjudicó en el año 2002 para «la redacción de los Proyectos Básico y Constructivo, así como la Dirección de las Obras de la Nueva Estación Multimodal de Chamartín y sus enlaces", según confirman fuentes oficiales del estudio.

La ya célebre paralización de la denominada 'Operación Chamartín' , que no se reactivó hasta la aprobación provisional por parte del Ayuntamiento de Madrid de Manuela Carmena de la modificación del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid en 2018, impidió la aplicación efectiva de ese encargo y durante más de tres lustros, lo que le  condenó al olvido... hasta hace tres meses. 

El pasado 24 de febrero Adif anunciaba la convocatoria del concurso internacional para la contratación de los 'Servicios para la transformación de la Estación de Madrid-Chamartín y su Integración Urbana. Redacción de Anteproyectos, Proyectos Básicos y Constructivos” por un importe inicial estimado en más de 24 millones de euros. Un ambicioso plan que pretende despertar el interés de los más importantes y prestigiosos estudios de arquitectura del mundo y que tiene el objetivo no disimulado de convertir la futura Estación de Chamartín en un referente mundial o, en palabras del ministro de Fomento, José Luis Ábalos, en "el mayor ejemplo europeo de estación sostenible, conectada y favorecedora del encuentro y la convivencia"

Días después del anuncio de esta licitación, un representante del Estudio Lamela registraba un recurso ante el Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales -el órgano encargado de dirimir las controversias sobre la legalidad o no de los procesos de contratación pública- solicitando la anulación y revocación del proceso abierto por Adif bajo el argumento de que esos servicios o parte de ellos ya se le habían adjudicado en un procedimiento de contratación previo aún vigente y que, por tanto, no procedía volver a sacarlos a licitación. 

El recurso se sustentaba en unos hechos acaecidos a principios de este siglo. Siempre según el relato trasladado por el despacho al Tribunal de Recursos Contractuales, el 2 de marzo de 2001 Renfe suscribió un acuerdo marco con la ingeniera estatal Tifsa para la realización de los trabajos relativos a la redacción del proyecto básico para el diseño de la nueva Estación Intermodal de Madrid Chamartín y sus enlaces. Tifsa decidió recurrir a una empresa especializada para llevar a cabo esos trabajos y, según el despacho, el 1 de julio de 2002 adjudicó por procedimiento restringido a Estudios Lamela ese contrato, que 18 años después continúa sin hacerse efectivo, pero que en opinión del despacho de arquitectos tampoco se ha anulado. El estudio defiende que en su día se le adjudicó un contrato, que el mismo sigue vigente y que el objeto de tal contrato coincide con el  licitado por Adif en cuanto a la redacción de los Proyectos Básicos y Constructivos, habiéndose subrogado Adif en la posición del Grupo Renfe.

El recurso de Estudio Lamela a la vía administrativa no prosperó. El Tribunal de Recursos Contractuales enumera en su resolución toda una serie de cuestiones formales por las que estima que no es competente para resolver el asunto, entre las que se encuentra que el contrato se firmó bajo una ley de contratos públicos diferente a la que ampara sus funciones actuales y también que la demanda no se dirige al órgano adjudicatario sino a Adif como presunto heredero de Tifsa. Sin embargo, también desliza algunas cuestiones de fondo que debilitan el planteamiento del recurso, entre las que la más relevante es la falta de acreditación de la adjudicación de contrato alguno por parte de Tifsa a Estudio Lamela, ya que lo que sustenta las reclamaciones del estudio es una comunicación de aceptación de la oferta, no una adjudicación formal de ningún contrato.

El revés de la resolución del Tribunal Administrativo de Recursos Contractuales no ha arredrado al estudio madrileño, que ha optado por acudir a la Justicia ordinaria para defender lo que entiende como un derecho adquirido. Fuentes de Adif se refieren a las cuestiones de fondo planteadas por el Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales para asegurar que en su opinión no hay caso y que esperan que el asunto no sea ni siquiera aceptado por el tribunal de turno. El mayor proyecto planteado nunca por el gestor de infraestructuras se encuentra, mientras tanto, en el alero.

Uno de los mayores nodos de comunicación de Europa

A finales del pasado mes de febrero, el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, y la presidenta de Adif, Isabel Pardo de Vera, presentaban a bombo y platillo el proyecto para la Nueva Estación de Chamartín, la mayor inversión en una infraestructura abordada jamás por el gestor ferroviario estatal -se estima en torno a 2.000 millones de inversión total, entre proyecto arquitectónico y enlaces ferroviarios- y la gran apuesta de las autoridades gubernamentales para canalizar el presumible incremento del tráfico ferroviario que se espera de la liberalización que arrancará a partir del 31 de diciembre.

El plan es que de aquí a 2040 el flujo de pasajeros de la Estación de Chamartín crezca un 40% hasta el entorno de los 40 millones de viajeros al año, lo que servirá no sólo para aliviar el tráfico de la más vetusta Estación de Atocha, sino también para convertir a Chamartín en el principal nodo de comunicación ferroviaria de España y uno de los más importantes de toda Europa. 

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