¿Desconfinamiento sin prevención?

El lío de las mascarillas FFP2: escasas, más caras y no todas cumplen con la UE

  • Son las más efectivas, su precio ronda los 8 euros, filtran un mínimo del 92% de partículas, pero son prácticamente imposibles de encontrar.
Mascarilla FFP2
Mascarilla FFP2
EFE

La OMS lleva recomendando el uso de mascarillas FFP2 (o N95) desde antes incluso de que el coronavirus se extendiese más allá de China. Por eso, desde el pasado febrero están agotadas en España, donde entonces no existían suficientes en circulación como para abastecer a todo un país ante una epidemia de las características que estamos viviendo. El pánico hizo el resto: durante las semanas previas al estado de alarma la población acabó con sus existencias, a pesar de que son indispensables para el personal sanitario que cada día trabaja en primera línea de fuego . El problema es que, tres meses después y a punto de empezar el desconfinamiento general, la situación de las mascarillas FFP2 no ha mejorado mucho: escasean, son casi 10 veces más caras que las quirúrgicas y, encima, no todas cumplen con la normativa de la UE.

La principal razón detrás de que apenas existan mascarillas FFP2 a la venta del público general es que la mayoría de las instituciones se han encargado hasta ahora de reservarlas para el personal sanitario o esencial, en contacto diario con el coronavirus. De ahí que el Gobierno haya optado por recomendar mascarillas higiénicas o quirúrgicas para el resto de la población, que en confinamiento teóricamente no corre tanto riesgo de contagio en sus puntuales salidas a comprar en supermercados o farmacias.

No son fáciles de encontrar ni en internet, ya que la mayoría de los anunciantes ofrecen tiempos de espera superiores al mes o, directamente, no disponen en este momento de 'stock'. En Amazon, por ejemplo, la paralización de la mayoría de los centros de producción de mascarillas ha provocado que no se hagan envíos antes de junio, que los precios se hayan disparado por encima de los 20 euros por unidad e, incluso, que empresas líderes en el sector como 3M estén vendiendo mascarillas desechables de segunda mano. Sea como fuere, ni siquiera así es posible hacerse con una, ya que el propio Amazon -como otros canales online- ha empezado a reservar este tipo de productos para vender solo a instituciones públicas. El único modo de adquirirla en este mercado es un fallo en la catalogación de las mascarillas que permita a un consumidor comprarlo sin ser un ayuntamiento o gobierno.

Sobrecoste y estafas en internet

Su coste es otro escollo importante. La semana pasada el Gobierno fijaba el precio máximo de venta para las mascarillas quirúrgicas en 0,96 euros por unidad; en el caso de las FFP2, no existe límite. Esto ha dado lugar a productos en venta por casi 30 euros, aunque la media ronda los 8 euros por unidad. ¿A qué se debe la diferencia? A su efectividad: las normas de homologación de la UE establecen que toda mascarilla FFP2 debe filtrar al menos el 92% de las partículas, mientras que las higiénicas, quirúrgicas o FFP1 -las tres gamas inmediatamente inferiores- no llegan a tanto. En teoría, las FFP2 delimitan el umbral de las mascarillas que son realmente efectivas para la prevención del contagio durante la crisis del coronavirus.

En este contexto, aunque se logre encontrar mascarillas FFP2 en el mercado, se pagará casi 10 veces más de media que las quirúrgicas que dispensan farmacias y algunas cadenas de alimentación como Carrefour o Dia a 0,96 euros la unidad o rozando ese límite. No obstante el coste de adquisición a "proveedores atípicos" se ha disparado durante la crisis por encima de los 1,40 euros, tal y como alertaba la semana pasada Cristóbal López de la Manzanara Cano, presidente de Adefarma. Cabe recordar que el precio de las mascarillas quirúrgicas antes de la crisis del coronavirus rondaba los 5 céntimos por unidad.

A todo esto hay que sumar un riesgo añadido a la hora de comprar mascarillas, especialmente por internet: las estafas. La homologación de las mascarillas por parte de la UE trata de prevenir este tipo de prácticas. El problema es que, ante la escasez de las FFP2 y sus altos precios, muchos consumidores optan por mascarillas sin certificación alguna, que pueden suponer un serio riesgo para la salud al no filtrar muchas más partículas y, por tanto, suponer un resquicio para el coronavirus.

Tal y como alerta la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), existe una presencia importante en el mercado de mascarillas de uso profesional que no cumplen la citada normativa. De hecho, este mismo lunes denunciaba ante el Sistema de Alerta Rápida de la Unión Europea acerca de cuatro marcas de mascarillas tipo FFP2 que no cumplen con los estándares comunitarios. Aunque su origen las sitúa en Bélgica, la organización teme que se haya podido extender su compra a otros países europeos, incluida España. Algunos de estos productos solo permiten filtrar el 49% de las partículas.

Qué son las mascarillas FFP2

Existen dos tipos de mascarillas de protección individual: las autofiltrantes para partículas o aerosoles, que pueden llevar válvulas con filtro y tienen varios índices de protección (FFP1, FFP2 o FFP3, según la normativa europea); y las indicadas para gases y vapores. La OMS recomienda el uso de mascarillas con un nivel de filtrado de al menos FFP2 (o N95, según la normativa norteamericana) para procedimientos de aislamiento o con posible generación de aerosoles infecciosos (tuberculosis, sarampión, varicela, SARS...). Sus respiradores tienen una eficiencia de filtración de al menos el 95 % para partículas de 0,3 micras de diámetro, por lo que son eficaces frente al coronavirus, que "se transmite principalmente por las gotas respiratorias de más de 5 micras", según el Ministerio de Sanidad.

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