IASA, la sociedad patrimonial con la que Isidoro Álvarez legó El Corte Inglés a sus herederos, cambia de accionistas. La cadena de grandes almacenes, ahora en manos de las hermanas Marta y Cristina Álvarez, ha confirmado la compra de la participación indirecta del expresidente del grupo, Dimas Gimeno, y su madre, María Antonia Álvarez, tal y como adelantó La Información. El Consejo de Administración de El Corte Inglés ha autorizado la adquisición de esta participación indirecta del 5% en los grandes almacenes por un precio de unos 145 millones de euros.
De esta forma, y una vez que se formalice la operación, El Corte Inglés e IASA tendrán participaciones cruzadas. En concreto, según confirman a La Información fuentes conocedoras del proceso, El Corte Inglés ha ejercido su derecho de adquisición preferente -tras haber sido rechazado por las hermanas Álvarez, César Álvarez y la propia IASA- sobre el paquete indirecto de acciones del expresidente y su madre. Con esta operación, El Corte Inglés será titular de un 22% de las acciones de la patrimonial familiar. Al mismo tiempo, IASA es titular de un 22,18% de los títulos de los grandes almacenes.
El cierre de la compraventa, que se prevé se produzca en un plazo de alrededor de un mes y medio, cerrará una 'guerra' familiar que se desencadenó con el fallecimiento de Isidoro Álvarez. IASA está ahora controlada en un 69% por Marta Álvarez, actual presidenta de El Corte Inglés, y su hermana Cristina, hijas ambas del expresidente. En el accionariado también continuará, como ya señaló este medio, el otro hermano de Álvarez, César Álvarez, que posee un 9% de la patrimonial.
El Consejo de Administración de El Corte Inglés acordó la compra de las citadas acciones, cuyo precio ha calificado de "razonable". La operación está condicionada a que los vendedores entreguen sus títulos libres de gravámenes y cargas, tratando de evitar un posible embargo de las acciones por las deudas que tanto Dimas Gimeno como María Antonia Álvarez mantienen con Hacienda y el Banco Santander.
Esta sería precisamente la razón por la que la venta de las acciones se habría precipitado ahora, tras años de enfrentamientos familiares. Dimas Gimeno y su madre se vieron obligados a hacer frente al pago de alrededor de 70 millones de euros en concepto de Impuesto de Sucesiones por la participación que heredaron tras el fallecimiento de Isidoro Álvarez y en la que no se pudieron beneficiar de las bonificaciones fiscales tras la adopción de sus primas -Marta y Cristina- por parte del expresidente.
Ante la imposibilidad de llevar a cabo ese pago, Gimeno y su familia solicitaron a la Comunidad de Madrid -que es quien cobra los citados impuestos- un aplazamiento en los pagos de un total de diez años que fue concedido. Según este acuerdo, y tal y como pudo saber La Información, a partir del quinto año, es decir, desde 2019, la deuda debía comenzar a pagarse y al principal se le debían añadir los intereses. Tanto el propio Dimas Gimeno como su madre se vieron incapaces de hacer frente a estos pagos y buscaron la ayuda de Banco Santander, que les concedió financiación a cambio de una pignoración de las acciones.
La forma de resolver el entuerto era a través de la venta de las citadas acciones, pero los derechos de adquisición preferente a los que estaban sujetos y el hecho de que se tratase de una participación indirecta en los grandes almacenes, sumados a la mala relación entre ambas partes de la familia lo hicieron imposible durante años. Tras muchas ofertas y rebajas leoninas, ambas partes han enterrado el hacha de guerra y han alcanzado un acuerdo que, a falta de cerrar los últimos flecos, se sitúa alrededor de los 145 millones, una cifra que ha aumentado ligeramente en los últimos días.
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