Es uno de los gigantes de la distribución en Estados Unidos, que eligió España como puerta de entrada a Europa, pero su crecimiento está siendo mucho más lento de lo que pensaba. Costco ha congelado su avance en este mercado, donde no ha conseguido hacer despegar sus resultados y, además, la regulación local y autonómica no le ha puesto las cosas fáciles.
El gigante norteamericano aterrizó en España en 2014, en Sevilla y, un año después, desembarcó en Getafe (Madrid), como primer paso cerca de la capital. Su idea, señalan fuentes del sector, era seguir creciendo en las dos comunidades autónomas que ya conocía y dar pasos en otras, como Valencia y Cataluña. Sin embargo, la regulación regional, la disparidad de horarios comerciales y los números rojos en sus resultados han frenado, hasta el momento, sus planes de expansión. Por ello, en su estrategia no incluye nuevas aperturas en este país, al menos, hasta 2019.
Costco supuso un cambio de tendencia, dado que España no ha sido un mercado objetivo para grandes grupos internacionales. Las últimas grandes enseñas en adentrarse en la Península han sido las cadenas alemanas Lidl y Aldi. En cambio, las anglosajonas (Tesco, Asda o Walmart) no han llegado a dar el paso.
Además, el caso de Costco es diferente, porque no se trata de una cadena de supermercados al uso, sino que sólo vende a socios. Es un esquema más parecido a un economato que a un Mercadona. La compañía estadounidense propone una oferta comercial de precios bajos, a cambio de asociarse. El precio: 25 euros para autónomos y empresas; y 30 euros en el caso de los particulares.
Sin inyectar fondos
Costco ha pisado el freno y, por ejemplo, no ha realizado nuevas ampliaciones de capital con las que respaldar sus crecimiento. La última inyección de fondos de Costco Wholesale Spain la realizó en octubre de 2016. Entonces, dio oxígeno a la filial y aportó 10 millones de euros, hasta rozar un capital social de 140 millones.
El sector da por hecho el frenazo de Costco, mientras que la compañía descarta valorar su situación en este mercado. La multinacional argumenta que nunca adelanta sus planes y sólo confirma las aperturas cuando quedan dos o tres meses para levantar el cierre.
La filial aún no ha logrado la rentabilidad, pero está más cerca. Sus últimos datos oficiales son a cierre de 2016 (ejercicio que concluyó el 31 de agosto de ese año) y que finalizó con pérdidas valoradas en 23 millones de euros. Eso sí, después de abrir en Getafe, triplicó sus ingresos hasta 73,1 millones. Aún no ha desvelado cómo le fue en 2017. Sin embargo, el director financiero y vicepresidente del grupo, Richard Galanti, asumió la semana pasada que la rentabilidad de la filial "está muy cerca", según apuntó en la conferencia con analistas en la que presentó los resultados al cierre de su tercer trimestre fiscal.
En esa presentación no desveló datos concretos sobre España, pero la compañía sí resaltó el aumento de su resultado global. Su beneficio despegó un 18%, hasta 2.091 millones de dólares (unos 1.790 millones de euros). Y, más allá de los resultados, reconoció que va a aprovechar la reciente rebaja fiscal de Donald Trump para elevar el sueldo de sus empleados en Estados Unidos, que pasarán de 14 a 14,5 dólares la hora.
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