Nueva debacle

El último crash de las cripto desata una oleada de despidos y activa un corralito

Las casas de compra y venta de criptomonedas ejecutan recortes de personal y bloquean la retirada de fondos. El mundo debate si hay luz al final del túnel tras el último desplome de estos activos digitales.

Bitcoin y Ether, las dos principales monedas del mundo cripto.
Bitcoin y Ether, las dos principales monedas del mundo cripto.
Die Wirschaft / Pixabay

El ecosistema cripto se ha acostumbrado desde hace años a las altas volatilidades del mercado y a escuchar mensajes apocalípticos con cada corrección, apuntando que el valor de estos activos digitales es cero y que el mercado está sobredimensionado. Pero el último crash ha desatado consecuencias no vistas hasta el momento que ensombrecen cada vez más el futuro de las criptomonedas. Al margen de caídas severas en tiempo récord, las casas de intercambio de criptomonedas han ejecutado sus primeros recortes de personal y algunas, incluso, han activado, aunque sea solo por momentos, un corralito digital que ha impedido la retirada de fondos. 

Es el resumen de la tormenta que se ha desatado en un sector que ha perdido más de la mitad de su valor en los últimos seis meses. Si el total de las criptomonedas capitalizaban en noviembre de 2021 algo más de 3,2 billones de dólares, actualmente lo hacen por menos de 900.000 millones. Hablamos de un sector que en España no deja de crecer como prueba que el 12% de la población ya coquetea con estas inversiones, según el Índice de Adopción de Criptoactivos de Finder del que se hizo eco en abril el Banco de España en un informe.

El ejemplo paradigmático de esta última crisis la resume un nombre propio: Terra/Luna. Esta criptomoneda, que ya dio la primera señal de alerta en mayo, vivió una de las caídas más rápidas que se recuerda en el mundo cripto. Perdió el 98% de su valor en solo 24 horas y pasó de un máximo histórico de 119,55 dólares a apenas 0,27 dólares. Su capitalización se desplomó tan bruscamente que también desapareció de los primeros puestos de Coinmarketcap, el sitio web de seguimiento de precios de criptomonedas más reconocido del mundo. 

Lo que no tiene precedentes hasta el momento son las decisiones en cadena que han tomado los agentes del sector. Coinbase, una de las principales casas de compra y venta de criptomonedas (exchange), ha despedido a través de correo electrónico a 1.100 trabajadores (18% de la plantilla). No es una decisión aislada, porque Gémini, otra plataforma similar que es propiedad de los hermanos Winklevoss, ha hecho lo propio con el 10% de sus empleados y Cryptocom ha ejecutado el despido de otro 5% de su plantilla. 

A ellos se ha sumado la polémica BlockFi, investigada por la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) desde el pasado mes de noviembre. Esta compañía ha prescindido del 20% de su plantilla y en un comunicado ha reconocido que la evolución del mercado "ha tenido un impacto negativo en nuestra tasa de crecimiento" y ha provocado "una revisión rigurosa de nuestras prioridades estratégicas". Antes iniciaron este camino Bitmex y Robinhood, que prescindieron de aproximadamente 350 personas conjuntamente.

El segundo movimiento no visto hasta ahora ha sido el corralito digital. Celsius, una compañía de préstamos de criptomonedas con un funcionamiento similar al de cualquier entidad financiera, anunció el pasado domingo que ponía en pausa las retiradas de fondos por las condiciones "extremas" del mercado. El miedo se apoderaba y pareció que Binance, la firma que rivaliza con Coinbase por el podio mundial de los exchanges, también ponía en pausa su operativa, aunque más tarde aludió a motivos técnicos para referirse a la polémica desatada. 

Escépticos y apocalípticos

¿Hay luz al final del túnel? Este criptoinvierno, como así lo han acuñado algunos expertos, no es el primero. Para el presidente de Binance, Changpeng Zhao, esta corrección es una más de las muchas que ha vivido ya el ecosistema. Este empresario chino-canadiense, considerado ya uno de los hombres más acaudalados del planeta (Bloomberg lo posiciona en el decimoquinto puesto de su lista de personas más ricas del mundo), ha compartido durante las últimas horas mensajes en sus redes sociales contrarios a aquellos que predicen el final de las criptomonedas.

Lo cierto es que el largo abanico de criptodivisas que existen actualmente están acostumbradas a atravesar turbulencias. Solo hay que seguir la evolución del Bitcoin, la criptomoneda estrella, que ha sufrido cinco caídas en las que ha perdido el 50% de su valor y aun así ha continuado su carrera ascendente en sus 11 años de historia. La principal diferencia con este último crash está en la situación macroeconómica, donde los esfuerzos de la Reserva Federal de EEUU por contener la elevada inflación apunta a que rebajará la fiebre inversora por estos activos de alto riesgo.

Todo este revuelo ha provocado nuevamente una catarata de declaraciones pesimistas sobre el futuro de estas divisas. Quizá la voz más autorizada haya sido la de la presidenta del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, quien ha afirmado directamente que las criptomonedas no valen nada y no cuentan con ningún tipo de respaldo. Tampoco ha desaprovechado la ocasión el fundador de Microsoft, Bill Gates, en su particular cruzada contra las criptomonedas y también ahora los NFT. Durante un evento sobre el cambio climático de TechCrunch, el afamado empresario ha señalado que este tipo de proyectos están "100% basados en la teoría del más tonto".

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