Cuando hubo dos bancos centrales en España.., pero el país era una autarquía

  • Ocurrió en la Guerra Civil y las relaciones internacionales eran secundarias. El proyecto catalán será “humo” si no se reconoce su independencia.
Imagen del Banco de España
Imagen del Banco de España
EFE

Ocurrió con el detonante de la Guerra Civil. A raíz del alzamiento militar del 18 de julio de 1936 el Banco de España se escindió en dos, con sus respectivos órganos de administración: la histórica institución de Madrid pasó a estar controlada por el gobierno de la República, manteniendo de gobernador a Luis Nicolau d’Olwer; y el cesado subgobernador Pedro Pan resultó promovido a un puesto gemelo cuando, tras moverse a la zona en rebelión, se levantó desde cero el Banco Central del bando franquista.

La separación dineraria de ambos bandos fue instantánea con dos entidades emisoras y dos pesetas distintas, y un objetivo último común de financiar la contienda. La tentación de su uso como ‘arma’ de guerra causó perjuicios al ciudadano y empresas principalmente en el banco que se construyó desde cero porque invalidó billetes emitidos, bloqueó depósitos y obligó a certificar la legítima posesión de la propiedad sobre determinadas monedas.

Con la evolución de la contienda, el Banco de la República se trasladó desde Madrid a Valencia en noviembre de 1936 y casi un año después a Barcelona, donde en enero de 1939 celebró su última junta con unas cuentas visiblemente mermadas por las consecuencias de la guerra.

Sufrió la peseta y el ciudadano

La peseta del Gobierno Republicano sufrió las expectativas externas sobre la evolución del conflicto, después de decidir que su cambio fluctuase libremente porque priorizó el uso de las divisas para efectuar compras en el exterior; mientras la facción nacional empleó grandes recursos para tratar de sostener una divisa fuerte, con tipos que historiadores consideran irreales. Su instrumentación y los resultados financieros ocasionados condicionaron la reconstrucción monetaria a partir de 1939 y la cesión de múltiples competencias desde la institución al Ministerio de Economía.

El paralelismo de aquel pasaje histórico con el proyecto de creación de un banco central propio por parte del Govern apenas coincide en que volvería repetirse la historia de dos instituciones gemelas, con distintas monedas si Cataluña rompe con la zona euro. Pero aquel precedente sufrió los dos riesgos financieros de los que alertan analistas, incluídos los consultados por el Govern: severa devaluación de la divisa acuñada y restricciones a las disposiciones de fondos.

El Informe elaborado en 2014 por el Consejo Asesor para la Transición Nacional con consejos sobre la desconexión proyecta erigir el Banco de Catalunya, como autoridad monetaria y supervisor bancario. Sobre el papel sería un organismo con 385 empleados, autonomía operativa aunque con cargos nombrados por el Govern y contaría con un volumen de activos de 86.300 millones de euros y la expectativas de lograr un beneficio de 703 millones de continuar bajo el área euro o 15 millones de salir de su paraguas. La estructura la completaría con un fondo de garantía con el tiempo y una autoridad supervisora para los mercados, a semejanza de la CNMV.

Según desveló la TV3, la televisión pública catalana, un espejo donde se mira el Govern es en Estonia. Para atraer empresas y apuntalar su actividad económica, el país báltico ha instaurado una “residencia digital” y pretende lanzar su propio ‘bitcoin’ o moneda digital para facilitar sus operativas. Algo que según la televisión pública catalana, estaría también en mente de los líderes de la Generalitat.

El proyecto de Banco Central y divisa propia, sea criptomoneda o tradicional, queda en simple ‘humo’ mientras carezca, como hasta ahora, del reconocimiento internacional de país independiente, indican fuentes consultadas. La misión habitual de un banco central es doble: supervisora y monetaria.

Sin función supervisora y difícil rol como autoridad monetaria

La primera tarea queda fuertemente devaluada con el masivo traslado fuera de la región de sedes sociales de las entidades financieras, cuya supervisión se mantendrá en el BCE garantizándose así continuar en un marco jurídico estable y total protección para el ahorro de sus clientes ocurra lo que ocurra en Cataluña. Aún así, difícilmente podrá ejercer el rol con transacciones financieras si los sistemas de pagos y cámaras de compensación no reconocen su estatus.

Sin casi entidades financieras a supervisar, la principal y no menor tarea en un escenario hipotético sería ejercer como autoridad monetaria; con la primera función de preservar el valor de la moneda y mantener la estabilidad de precios con el manejo de los tipos de interés y emisión de moneda. Ahora bien, si acuña moneda, se devalúa como advierten los expertos, incluso los consultados por el Govern, y dispara la inflación obligaría a subir tipos, indica un experto. Amargo arranque para la institución. 

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