Con Terol y Mataix, en el radar 

Las cuentas pendientes de Marc Murtra en la transición aún inacabada de Indra 

El relevo de Escalona De Molina, con un papel clave en la batalla librada por el relevo en la cúpula, es sólo la primera medida del presidente no ejecutivo para tomar más el control.

De izquierda a derecha: Cristina Ruiz, consejera delegada de Minsait, Mar Murtra, presidente no ejecutivo del grupo, e Ignacio Mataix, consejero delegado de la rama de Transporte y Defensa en la junta de accionistas del grupo, celebrada este miércoles. INDRA 30/6/2021
Marc Murtra, junto a Cristina Ruiz e Ignacio Mataix en la junta general.
INDRA

La salida fulminante de José Antonio Escalona De Molina, hasta la semana pasada secretario no consejero de Indra, era sólo el comienzo. El presidente de la empresa tecnológica, Marc Murtra, dio el primer puñetazo encima de la mesa tras el tormentoso relevo. Ese movimiento se interpreta, a la postre, como un intento de demostración de fuerza ante las dudas sobre su capacidad de maniobra, después de haber sido despojado de las funciones ejecutivas por la pugna vivida en el consejo del mes de mayo. Ahora, la transición en la cúpula de la compañía pone sobre la mesa más cambios para los próximos trimestres, con Ignacio Mataix, consejero delegado del área de Defensa y Transportes, y Alberto Terol, consejero coordinador y otra pieza clave de esa 'rebelión' de los independientes tras la salida de Abril-Martorell, como piezas clave.

Aunque formalmente tuvo que 'lavarse las manos' en el nombramiento, la de Murtra era una apuesta clara de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi), que ostenta el 18% de las acciones. Había perdido la confianza en Abril-Martorell, después de meses de enfrentamientos, incluidos los vinculados a la nueva retribución del ya expresidente o a su negativa a participar en la compra de ITP Aero. Pero lo que no esperaba era una fuerte contestación interna de unos consejeros independientes que obligaron a una solución intermedia un tanto peculiar. La sociedad pública había perdido la batalla y tuvo que plegar velas para salvar el nombramiento. Pero esa no era la última palabra.

Una de las consecuencias de ese plegado de velas fue la decisión de retirar las funciones ejecutivas a Murtra. Esto, al menos en teoría y en un principio, limitaba su papel y lo dejaba básicamente como una figura más institucional que operativa. Pero Murtra no se ha conformado con esto. La primera medida ha sido la salida del abogado Escalona De Molina, nombrado como secretario del consejo por su antecesor y que jugó un papel determinante en esa rebelión de mayo. No ha durado ni un mes en el cargo desde la junta general de accionistas que ratificó al propio Murtra y a los dos CEO. El empresario catalán, cercano al Partido Socialista de Cataluña (PSC), se había cobrado la primera cuenta pendiente como presidente.

Pero no es la única que tiene el nuevo presidente. En el lado puramente corporativo, debe gestionar un consejo de administración con una mayoría de sillones ocupados por representantes independientes, todos nombrados en la época de Abril-Martorell y liderados por Alberto Terol, el coordinador de todos ellos y pieza clave junto a Escalona De Molina en la 'rebelión de mayo'. El abogado madrileño preside además la delicada Comisión de Nombramientos y Retribuciones. Su mandato cumple el próximo año. Y muchos ojos están puestos en él y en su futuro a corto plazo.

En el terreno operativo y de gestión, Murtra aspira obviamente a tener más peso, aunque los poderes ejecutivos residan en Mataix y Ruiz como los dos co-CEO. Así, deberá lidiar con una gobernanza complicada, casi inaudita en el Ibex 35, que dibuja dos compañías dentro de una. Y marcada por una relación no especialmente fluida entre ambos directivos, tal y como aseguraban a La Información varias fuentes. Los dos consejeros delegados dirigirán de manera independiente las dos divisiones principales de la compañía (Defensa y Transporte, por un lado, y Minsait, por otro) y tendrán la coordinación ejecutiva del director general corporativo, Javier Lázaro.

En ese tándem, los ojos de Murtra y la Sepi están sobre Mataix. Es una persona muy ligada a Abril-Martorell y se convirtió en su 'mano derecha' tras su fichaje en el año 2018 procedente de la empresa aeronáutica española ITP. Varias fuentes cercanas a la compañía apuntan a una falta de confianza del presidente. Éste último avisó durante su discurso en la junta general de junio que lo apoyaría a él y a Ruiz pero "desde el liderazgo del consejo". Los próximos meses van a ser determinantes para el futuro del CEO de Defensa y esta estructura bicefálica que, eso sí, cuenta con el respaldo de los accionistas y los 'proxy advisors'.

Para afrontar estas cuentas pendientes, Murtra y el resto de equipo directivo tendrá un viento de cola muy favorable en lo económico para todo el grupo. En los seis primeros meses de este ejercicio alcanzó 55 millones de euros de beneficio neto, frente a los 75 millones de pérdidas del mismo periodo del año pasado, marcado por la Covid-19, con unos ingresos creciendo al 12% en moneda local. Esas ganancias son un 63% superiores a las del año 2019, antes de que estallara la crisis. Con esos mimbres, la compañía revisó al alza sus objetivos anuales tanto en rentabilidad como en generación de caja.

Se cumple un mes desde la ratificación del nuevo equipo ejecutivo de Indra en la junta general de accionistas. El periodo de transición ya ha comenzado. Y lo hace con Murtra y la Sepi -que cuenta con los dos sillones ocupados por Antonio Cuevas y Miguel Sebastián- tratando de ganar mucho más protagonismo, pese a la estructura operativa que se fijó, en el día a día de la compañía. Y también afrontando algunas de las cuentas pendientes y heridas que dejó aquel consejo 'eterno' del mes de mayo que se alargó durante casi una semana.

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